BRUSELAS.- De cara al 2024, Bruselas liderará una iniciativa para poner fin a la complicada red de narcotraficantes que explotan el territorio europeo. Para ello, prestará especial atención a los puertos de Europa, introduciendo nuevas medidas de control y vigilancia.
Aunque Ursula von der Leyen no habló del 
narcotráfico en su discurso sobre el estado de la Unión Europea, su 
carta al Parlamento Europeo y al Consejo Europeo sí promete un «plan de acción contra el tráfico de drogas» a base de «una alianza entre puertos europeos».
Se trata de un problema emergente para el bloque. En Bélgica, el ministro de Justicia Vincent Van Quickenborne advirtió a principios de este año que la violencia había alcanzado la 'fase de narcoterrorismo',
 mientras que Bruselas está lidiando con una epidemia de crack. 
Además, 
el último informe del Observatorio Europeo de las Drogas y Toxicomanías 
(EMCDDA), agencia europea que trabaja junto a la Comisión, reveló que 
Captagon, droga ilícita que beneficia al régimen del presidente Bashar 
Assad en Siria, se trafica a través de Europa para llegar a Oriente Medio.
¿La clave para frenar este problema? Los puertos,
 donde el contrabando se desarrolla a espaldas de las autoridades 
gracias, sobre todo, a la corrupción de sus empleados. Según el 
manifiesto del Consejo Europeo sobre su estrategia contra el 
narcotráfico para los años 2021 hasta 2025, estos lugares se identifican
 como los principales ejes para el tráfico al por mayor de drogas y precursores.
Por ello, la estrategia aboga por una acción prioritaria en los puertos, que incluye una mejor evaluación del riesgo aduanero de los contenedores y la carga. Además, se destaca la importancia del intercambio de información y la cooperación entre las distintas agencias competentes de la UE y las agencias de control de fronteras y aduanas de los Estados miembros.
El control de las fronteras marítimas, terrestres y aéreas es un pilar 
crucial de esta iniciativa. Dado que las fronteras aéreas y marítimas 
son especialmente vulnerables, se otorga prioridad a su vigilancia. Se 
reconoce que durante la pandemia de COVID-19, el tráfico marítimo 
continuó relativamente sin impedimentos, brindando oportunidades para el
 crimen organizado. Y un factor clave que facilita el contrabando en 
estos puntos de entrada es la corrupción del personal portuario.
«La corrupción en los puertos, tanto en América 
Latina como en Europa, facilita el tráfico masivo de drogas. Combatir 
este problema requiere estrategias robustas y enfocadas, desde 
mejorar los procesos de selección de personal hasta aumentar la 
vigilancia a los funcionarios asignados en las áreas portuarias», explicó a El Debate Laurent Laniel, analista científico principal en el sector de Mercados, Crimen y Reducción de Suministro de la EMCDDA.
«Un empleado portuario que se encarga de los contenedores puede, por ejemplo, recibir sobornos o amenazas de violencia
 para ubicar un contenedor lleno de drogas en una zona del puerto que 
facilite su retirada por narcotraficantes. Este tipo de corrupción puede
 ocurrir tanto en el sector privado, como las empresas que gestionan los
 puertos, como en el sector público, como los oficiales de aduanas», 
agregó Laniel.
La Unión Europea puede recurrir a varias herramientas para enfrentarse a este problema, y una de ellas es la digitalización.
 Según el experto de la EMCDDA, «en el ámbito tecnológico, hay 
soluciones que pueden reducir las oportunidades para la corrupción. Por 
ejemplo, en el puerto de Rotterdam, parte del manejo de contenedores está completamente automatizado. La falta de presencia humana en ciertas áreas hace difícil el acceso ilegal a los contenedores.»
Y añadió que «Otra opción es utilizar programas avanzados para perfilar automáticamente los contenedores, identificando aquellos que podrían ser de mayor riesgo basándose en varios criterios como itinerarios inusuales o empresas remitentes sospechosas.»
La estrategia del Consejo incluye también una colaboración más estrecha entre las autoridades aduaneras y policiales,
 y destaca la necesidad de desarrollar y extender medidas contra la 
corrupción en estos nodos estratégicos – algo con lo que la EMCDDA está 
completamente de acuerdo.
«La cooperación es un pilar fundamental, en tres ámbitos distintos. Primero, la colaboración entre el sector privado y público es crucial para un intercambio de información y recursos más efectivo. Segundo, la cooperación internacional entre diferentes países
 es vital para una acción rápida y efectiva en la lucha contra el 
tráfico de drogas. 
Y tercero, los puertos europeos podrían beneficiarse 
enormemente de una cooperación intraeuropea más fuerte, quizás financiada por la Unión Europea, para establecer protocolos comunes y sistemas de alerta rápida», señaló Laniel.
Para
 el año próximo, el Observatorio Europeo de las Drogas se expandirá para
 tener un rol más activo. Pasará de ser mero observador a tener la 
capacidad de iniciar programas y estrategias más efectivas para combatir
 el tráfico de drogas en los puertos, bajo el nuevo nombre de ‘EUDA’.

 
 
 
 

 
 
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