PARÍS.- Francia
 vivía este martes su 27ª jornada en huelga, muy seguida en los 
transportes colectivos, que persigue echar abajo el proyecto de reforma 
del sistema de pensiones del gobierno, mientras esperaba alguna señal 
del presidente Emnanuel Macron en su tradicional discurso de fin de año.
Aunque
 los servicios de la presidencia anunciaron el lunes que "no está 
previsto que entre en detalles sobre la reforma", en este tradicional 
discurso en el que el presidente felicita a los franceses en el nuevo 
año, el conflicto sigue sin solución a la vista.
Las reuniones entre sindicatos y el primer ministro Edouard Philippe se reanudan el 7 de enero.
Esta
 huelga ya es más larga que la de 1995, que obligó al gobierno de la 
época a retirar un proyecto de reforma de las jubilaciones de los 
funcionarios.
"Este
 gobierno no escucha a nadie, hay que presionar más", dijo Thierry 
Defresne, delegado sindical de la petrolera Total, que precisó que se 
trata de bloquear la salida de los productos petroleros y no de parar la
 producción.
Nada se ha filtrado sobre el cariz del discurso del presidente, que será televisado en la noche del martes.
El
 palacio del Elíseo aseguró que Macron reiterará "la ambición fuerte del
 gobierno" sobre la reforma de las jubilaciones, un "proyecto de 
progreso social que corrige numerosas desigualdades".
Más
 en general, el presidente reiterará su voluntad de proseguir las 
reformas "al invitar a los franceses a resistir a la tentación del 
inmovilismo", al mismo tiempo que desea "el apaciguamiento y no el 
enfrentamiento".
Prácticamente
 callado sobre este asunto desde hace semanas, Macron se limitó a pedir 
una tregua del movimiento por Navidad y anunció que renunciará a su 
pensión de presidente, antes de irse a descansar a una residencia 
oficial en el sur de Francia.
De
 esta forma, ha dejado la puerta abierta a desbloquear la situación este
 31 de diciembre, salvo que opte por mantener el pulso con el riesgo de 
radicalizar a los opositores.
Pero
 los sindicatos se mantienen firmes. Aunque la incidencia de la huelga 
en los trenes de largo recorrido y los transportes parisinos ha caído en
 los últimos días, la rama del sector químico del sindicato francés CGT 
instó a bloquear las instalaciones petroleras -refinerías, terminales, 
depósitos- del 7 al 10 de enero, para presionar al gobierno.
"Creo
 que es hora de (que el gobierno) apriete el botón de stop", dijo la 
víspera a la radio pública France Info el secretario general del 
sindicato Fuerza Obrera, Yves Veyrier, partidario de la retirada total 
del proyecto.
Para
 Mathieu Bolle-Reddat, uno de los líderes del sindicato CGT de la rama 
de los ferrorviarios, los huelguistas están más "determinados" ya que el
 gobierno es "extremadamente brutal, agresivo y despectivo".
El tono, de hecho, subió el domingo entre el ejecutivo y los opositores más determinados a la reforma.
El
 secretario de Estado de Transportes, Jean-Baptiste Djebbari, reprochó a
 la CGT practicar un sindicalismo de "bloqueo" e incluso de 
"intimidación" cuando el presidente del sindicato, Philippe Martinez, 
arremetió contra el gobierno porque, dijo, "juega a que se pudra" el 
conflicto y se "organice el desorden".
El
 lunes, al inicio de la segunda semana de vacaciones escolares, los 
transportes seguían perturbados, en particular en la región parisina, 
pese a una ligera mejoría.
La
 tasa de huelguistas en la compañía de trenes SNCF cayó al 7,7%, muy 
lejos del que había al inicio de la huelga el 5 de diciembre, cuando un 
ferroviario de cada dos (55,6%) dejó de trabajar.
La
 SNCF informó este martes que el fin de semana, los días 3 a 5 de enero,
 coincidiendo con el retorno de las vacaciones de muchos franceses, 
circularán 2 de cada tres trenes de alta velocidad.
Los
 trenes que cubren la región parisina, solo 1 de 4 y 3 trenes regionales
 de 10 circulan, mientras que las 14 líneas de metro de París funcionan 
normalmente. Sin embargo, esta Noche Vieja solo circularán las líneas 
automatizadas hasta las 02:15 (01:15 GMT).
Los
 ciudadanos empiezan a "estar cansados", dice Julie, que 
trabaja en el sector inmobiliario. "Al mismo tiempo apoyamos el 
movimiento", asegura.

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