PEKÍN.- El cierre casi total de
China debido al coronavirus ha bloqueado a empresarios, profesores y
alumnos en el extranjero con la consiguiente perturbación del
funcionamiento de empresas y escuelas internacionales.
China,
donde surgió el nuevo coronavirus a finales de 2019, criticó a
principios de febrero la decisión de Estados Unidos de cerrar las
puertas a los viajeros procedentes de este país.
Pero a finales de marzo, ante el temor de que los casos
importados hicieran resurgir la epidemia, Pekín cerró a su vez las
fronteras a los viajeros extranjeros, incluso a los expatriados dotados
con permiso de residencia.
Muchos de estos se habían ido del país
en plena crisis sanitaria. Desde entonces, centenas de empresas tienen
que apañarse sin algunos de sus principales responsables y miles de
familias están separadas.
El cierre de fronteras "me tomó por sorpresa", cuenta Jessie Lim, desde enero en Singapur.
El
volumen de negocio de su agencia de organización de eventos de Chengdu
(suroeste) cayó a cero en el primer trimestre, en el fragor de la
crisis. Pero ahora que la economía se reactiva, Lim no encuentra
clientes.
Pekín ha negociado con
países como Alemania, Corea del Sur y Singapur protocolos para el
regreso de los directivos cuya presencia es "indispensable" para la
empresa. Pero el mecanismo es complicado y necesita una carta de
invitación de las autoridades locales así como múltiples test de
diagnóstico de la covid-19. En caso de duda, la cuarentena al llegar al
país es inevitable.
Algunos empresarios se han visto obligados a
vender su negocio. Es el caso de los propietarios de un restaurante de
comida de Oriente Medio en Pekín, obligados a quedarse en Israel.
Al menos el 90% del centenar de empresas interrogadas por
la Cámara de Comercio estadounidense en China han tenido problemas por
las restricciones a los desplazamientos.
Y es que, además de la
suspensión de visas, Pekín han reducido los vuelos aéreos
internacionales a uno solo por compañía, por país y por semana.
Para
St. John Moore, presidente de la Cámara de Comercio británica en China,
estas restricciones comprometen el lugar que ocupa el país en la
economía asiática.
"Un número creciente de empresas británicas han
basado en China su sede regional. En el contexto actual, ya no es
posible", dice.
Su colega de la Cámara de Comercio de la UE se alarma de ver estas restricciones en este contexto de crisis.
"Esto
puede ser muy complicado porque muchas familias están separadas.
Probablemente, mucha gente va a interrumpir su contrato de expatriación
para volver a sus países" de origen, prevé.
"¿Cómo se puede hacer
de China un destino atractivo si no hay aviones, si las condiciones de
cuarentena son duras y si es difícil conseguir un visado?", se pregunta
Wuttke.
Muchos profesores de las escuelas internacionales también están atrapados en el extranjero lo que complica su funcionamiento.
Algunos padres reclaman
el reembolso de los gastos de escolaridad ya pagados por sus hijos, y no
se excluye que el bloqueo de las fronteras se prolongue más allá del
inicio del curso próximo.
"La crisis se produjo cuando teníamos
que pagar el segundo trimestre", cuenta Karim Vincent Berrada, que tiene
a sus hijos en el Liceo francés de Pekín.
El cierre de fronteras podría amenazar la estabilidad
financiera de las escuelas internacionales, que han invertido
masivamente estos últimos años para atraer clientela expatriada y a
chinos ricos.
China tiene más de 70 escuelas internacionales, diez
veces más que en 2012, que generaron un volumen de negocio de 800
millones de euros en el año escolar en curso, según la firma ISC
Research.