PEKÍN.- La economía de China se contrajo por primera vez en casi tres décadas
de registros en el primer trimestre, ya que el coronavirus paralizó la
producción y el gasto, lo que aumenta la presión sobre las autoridades
para que hagan más para detener la creciente pérdida de empleos.
El producto interior bruto (PIB) cayó un 6,8% en enero-marzo en
comparación con el mismo periodo de 2019, según mostraron los datos
oficiales publicados el viernes, un descenso mayor que la caída del 6,5%
prevista por los analistas. En el cuarto trimestre del año pasado la
economía china creció un 6%.
Se trata de la primera contracción
en la segunda economía más grande del mundo desde al menos 1992, cuando
comenzaron los registros oficiales trimestrales del PIB.
El
resquicio de esperanza fue un descenso mucho menor de lo esperado en la
producción de las fábricas en marzo, lo que sugiere que los esfuerzos
para reiniciar partes de la economía desde febrero están funcionando.
Sin
embargo, los analistas dicen que Pekín se enfrenta a una batalla ardua
para reactivar el crecimiento, ya que la propagación mundial del virus
ha desbaratado la demanda de los principales socios comerciales,
mientras que el consumo interno también sigue bajo presión.
“Los
datos del PIB del primer trimestre todavía están en gran medida dentro
de las expectativas, que reflejan el coste del estancamiento económico
cuando toda la sociedad se encontraba en una situación de
confinamiento”, dijo Lu Zhengwei, economista jefe de Industrial Bank,
con sede en Shangái.
“En
la siguiente fase, la falta de demanda general es preocupante. La
demanda interna no se ha recuperado totalmente, ya que el consumo
relacionado con las reuniones sociales sigue estando prohibido, mientras
que es probable que la demanda externa se vea afectada por la
propagación de la pandemia”.
En términos intertrimestrales, el
PIB cayó un 9,8% en los tres primeros meses del año, según la Oficina
Nacional de Estadística, justo por encima de las expectativas del
mercado, que preveía una contracción del 9,9%, y en comparación con el
crecimiento del 1,5% del trimestre anterior.
El portavoz de la
Oficina de Estadísticas, Mao Shengyong, dijo en una rueda de prensa
después de los datos que se espera que el rendimiento económico de China
en el segundo trimestre sea mucho mejor que en el primero.
Sin
embargo, la debilidad del consumo interno, que ha sido el mayor impulsor
del crecimiento, sigue siendo motivo de preocupación, ya que las rentas
disminuyen y el resto del mundo entra en recesión.
La renta
disponible per cápita, después de ajustarse a la inflación, cayó un 3,9%
con respecto al año anterior en el primer trimestre, según mostraron
los datos.
“Estamos indecisos a la hora de valorar si esto es
solo un acontecimiento de un trimestre, porque el segundo trimestre
también será probablemente más bajo de lo esperado”, dijo Ben Luk,
analista de State Street Global Markets en Hong Kong.
“Para
compensar la debilidad de la demanda externa, veremos alguna medida de
ayuda económica a finales de este mes o principios de mayo”.
La
producción industrial cayó menos de lo esperado, un 1,1% en marzo con
respecto al año anterior. Sin embargo, los desafíos en materia de
consumo se pusieron de relieve con una caída del 15,8% de las ventas al
por menor, que fue mayor de lo esperado. La formación de capital fijo o
inversión cayó un 16,1% en enero-marzo con respecto al año anterior.
Los
inversores y los dirigentes económicos todo el mundo están observando
de cerca el tiempo que China precisa para recuperarse de la conmoción
causada por el virus, en un momento en que Estados Unidos y otros países
afectados empiezan a considerar la posibilidad de una reapertura
cautelosa de sus economías.
“Mientras existan estrictas medidas
de distanciamiento social, la recuperación de la actividad será muy
lenta, y esto se reflejará en el consumo”, dijeron los analistas de ING
en una nota.
Las previsiones de
los economistas en cuanto al PIB del primer trimestre habían variado
mucho, dadas las numerosas incertidumbres en torno a las repercusiones
económicas y sociales de la pandemia en China.
El virus ha
infectado a más de 2 millones de personas en todo el mundo y ha matado a
más de 140.000. China, donde el virus surgió por primera vez, ha
registrado más de 4.000 muertes —según datos revisados al alza el
viernes—, aunque las nuevas infecciones han disminuido considerablemente
desde su pico.
La estabilidad social de sus 1.400 millones de ciudadanos, millones
de los cuales emigran cada año de las zonas rurales a las ciudades para
encontrar trabajo, es una de las principales preocupaciones de los
dirigentes económicos.
La tasa de desempleo urbano se redujo al
5,9% en marzo, frente al 6,2% en febrero, lo que sugiere que el dolor
del mercado laboral aún no se refleja en las cifras oficiales.
Sin
embargo, los analistas advierten de la pérdida de casi 30 millones de
puestos de trabajo este año debido a la titubeante vuelta al trabajo y
la caída de la demanda mundial, lo que superaría a los más de 20
millones de despidos registrados durante la crisis financiera de
2008-09.
Los líderes de China,
obsesionados por la estabilidad, han prometido más medidas para combatir
la contracción, pero son conscientes de las lecciones aprendidas en
2008-09, cuando unas medidas masivas de estímulo cargaron a la economía
con montañas de deuda.
El mes pasado, el Politburó del Partido
Comunista, en el poder, dijo que estaba contemplando medidas como más
bonos especiales de las administraciones locales y bonos especiales del
Tesoro.
“Esperamos que Pekín entregue pronto un gran paquete de
estímulos para combatir la peor recesión en décadas, y la mayor parte de
la financiación la proporcionaría el PBOC (Banco Popular de China)”,
dijo Ting Lu, economista jefe de China en Nomura, en una nota.
El
PBOC ya ha flexibilizado la política monetaria para ayudar a liberar el
crédito a la economía, pero su flexibilización hasta ahora ha sido
menos agresiva que durante la crisis financiera”.
China ha
recortado varios tipos de interés de referencia en los últimos meses y
se espera que vuelva a bajar su tasa principal el lunes en su reunión
mensual sobre costes monetarios. Los reguladores también han animado a
los bancos a ofrecer préstamos baratos a los sectores más afectados y a
tolerar el pago tardío de los préstamos.
El Gobierno también se
apoyará en un mayor estímulo fiscal para estimular la inversión en
infraestructuras y el consumo, lo que podría llevar el déficit
presupuestario de 2020 a un nivel récord.