JARTUM.- Las autoridades de seguridad sudanesas arrestaron a varios miembros de
la Universidad de Jartum el domingo, dijeron dos profesores, después de
que se unieran a una protesta contra el gobierno que suponen el desafío
más serio para el presidente Omar al-Bashir.
Los arrestos se produjeron en medio de nuevas manifestaciones en
Jartum y Wad Madani a consecuencia de una petición de una coalición de
sindicatos profesionales para presionar a Bashir para que renunciara.
Testigos
dijeron que las fuerzas de seguridad impidieron que profesores salieran
a protestar frente a la universidad y arrestaron al menos a ocho. Es la
primera vez que la facultad de la institución educativa más antigua y
prestigiosa del país se une a las protestas desde que comenzaron el mes
pasado.
Los demás se vieron obligados a regresar al club de la
facultad, donde las fuerzas de seguridad rodearon el edificio y dejaron
atrapados en el interior a unos 100 profesores durante casi tres horas.
“Exigimos
al presidente de la república que renuncie”, se lee en un cartel que
leyeron los profesores según las fotos publicadas en las redes sociales.
Un portavoz de la policía no pudo ser contactado de inmediato para hacer comentarios.
Las
protestas intermitentes han sacudido a Sudán desde que la ira por la
escasez de alimentos y el aumento del precio del pan provocase
manifestaciones en la ciudad de Atbara, en el norte del país, el 19 de
diciembre.
Las fuerzas de seguridad han usado gas lacrimógeno e
incluso munición real contra los manifestantes, que reunieron a más de
2.000 personas. El gobierno sudanés ha dicho que 19 personas murieron en
las protestas, incluidos dos miembros de las fuerzas de seguridad.
Amnistía Internacional ha elevado la cifra de muertos a 37.
En
las manifestaciones del domingo, testigos dijeron que cientos de
hombres y mujeres marcharon desde tres lugares separados en la capital
tratando de llegar al palacio presidencial en el centro de Jartum, pero
fueron dispersados por fuerzas de seguridad que utilizaron gases
lacrimógenos y granadas de aturdimiento.
Una protesta separada en
Wad Madani, la segunda ciudad más grande de Sudán, también fue
dispersada por las fuerzas de seguridad utilizando gas lacrimógeno,
según testigos.
Las protestas fueron menos multitudinarias que en otras ocasiones.
Se
trata de la oposición más persistente a la que se ha enfrentado Bashir
desde que asumió el poder en un golpe apoyado por los islamistas hace
casi 30 años.
La economía de Sudán ha luchado por recuperarse de
la pérdida de tres cuartas partes de su producción de petróleo, su
principal fuente de divisas, desde que Sudán del Sur se separó en 2011
quedándose con la mayor parte de los campos petrolíferos.
En
octubre de 2017, Estados Unidos eliminó las sanciones comerciales
vigentes contra Sudán. Pero muchos inversores han seguido rechazando a
un país que todavía figura en la lista de Washington como patrocinador
estatal del terrorismo y cuyo presidente es buscado por la Corte Penal
Internacional por los cargos de autoría intelectual del Genocidio de
Darfur, unas acusaciones que él niega.
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