PARÍS.- El
 presidente chino, Xi Jinping, y su homólogo francés, Emmanuel Macron, 
pidieron el lunes una mayor cooperación entre la Unión Europea y China, 
en un momento de creciente nerviosismo por las enormes inversiones de 
Pekín en el continente.
En
 declaraciones en el Palacio del Elíseo después de las conversaciones 
que sostuvo con Xi, Macron pidió una "fuerte asociación Europa-China", y
 agregó que esto debe basarse en un "multilateralismo fuerte" y un 
comercio "justo y equilibrado".
Por su parte Xi dijo que "una Europa unida y próspera encaja con nuestra visión de un mundo multipolar", indicó.
"China siempre respaldará la integración europea y su desarrollo", agregó en un comunicado a la prensa.
Estas
 declaraciones siguieron a la firma de una docena de acuerdos sobre 
energía nuclear, intercambios culturales, energía limpia y un enorme 
contrato para comprar 300 aviones del conglomerado europeo Airbus, de 
ellos 290 de mediano alcance (A320) y otros 10 intercontinentales modelo
 A350.
La
 orden, originalmente de 184 A320 para 13 aerolíneas chinas, se anunció 
por primera vez durante la visita de estado de Macron a China en enero 
de 2018.
Todos
 los acuerdos, incluido uno sobre exportaciones francesas a China de 
pollo congelado, ascienden a un total de unos 40.000 millones de 
dólares.
Antes
 de las firma de estos acuerdos, ambos líderes se reunieron con sus 
esposas Peng Liyuan y Brigitte Macron frente a la tumba del Soldado 
Desconocido, poco más de un siglo después del fin de la Primera Guerra 
Mundial en la cual participaron 140.000 trabajadores chinos en Francia.
Por
 la noche ambos mandatarios participaron de una cena de Estado con 200 
invitados, entre ellos los actores Alain Delon y Gong Li.
Al
 margen de los eventos oficiales, varios centenares de representantes de
 las minorías "reprimidas" en China manifestaron en París con la 
esperanza de que se incluya el tema de los derechos humanos en la agenda
 de la visita del presidente Xi a Francia.
"Justicia
 por uigures", "detengan el genocidio", decían algunas pancartas. 
"Queremos que Emmanuel Macron evoque las violaciones de derechos humanos
 en China. No hay nada de ésto en la agenda", lamentó una joven tibetana en una protesta de unas 500 personas en la 
plaza de los Derechos Humanos cerca de la Torre Eiffel.
Tras
 la firma de los acuerdos comerciales, Macron dijo que trasladó a su 
homólogo chino "las inquietudes" de Francia y Europa sobre el respeto de
 los derechos humanos en China.
"Tuvimos
 discusiones francas sobre este tema", dijo el presidente francés tras 
entrevistarse con Xi en París, refiriéndose a "las inquietudes (de 
Francia) y Europa sobre el tema del respeto a los derechos fundamentales
 en China", añadiendo que había abordado "varios casos individuales".
El
 martes Macron y Xi tendrán un nuevo encuentro ampliado a la canciller 
alemana Angela Merkel y el presidente de la Comisión Europea, 
Jean-Claude Juncker, para explorar "puntos de convergencia" antes de una
 cumbre UE-China el mes próximo en Bruselas.
En
 una entrevista con el periódico Nice-Matin, Macron aseguró que la 
"relación entre los dos países es uno de los elementos de recomposición 
de un nuevo multilateralismo (...) que nos permitirá establecer una 
definición conjunta de un nuevo orden internacional".
La
 minigira del presidente chino en Euroipa inició el viernes en Italia, 
que se convirtió en el primero de los miembros del G7 en firmar su 
participación en el megaproyecto de infraestructura chino "la nueva ruta
 de la seda".
Esta
 apertura italiana a las inversiones chinas, inquieta a varios líderes 
europeos, críticos hacia el gobierno populista italiano y temerosos de 
la creciente influencia de China.
"Europa necesita rápido una estrategia para China", advirtió el comisario europeo alemán, Gunther Oettinger.
"En
 un mundo con gigantes como China, Rusia o un socio como Estados Unidos,
 sólo podemos sobrevivir si nos unimos como Unión Europea", declaró al 
periódico alemán Welt am Sonntag el ministro de Relaciones Exteriores 
alemán, Heiko Maas.
La
 UE desconfía del gigante chino de las telecomunicaciones Huawei, que 
está bien posicionado para convertirse en un actor dominante de la 
telefonía móvil de quinta generación, 5G, a nivel global.
Estados
 Unidos presiona a sus aliados europeos para que no utilicen la 
tecnología de Huawei sosteniendo que constituye un riesgo a la 
seguridad.

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