BRUSELAS.- Los ministros de Exteriores de la Unión Europea tratarán este lunes
cómo dar un paso adelante en el apoyo militar a largo plazo a Ucrania
frente a la agresión rusa, ante la perspectiva de que Estados Unidos
flaquee en el suministro militar y el apoyo a Kiev con la vuelta de
Donald Trump a la Casa Blanca.
En la primera cita de Exteriores
desde que Trump ganó las elecciones, los 27 lidiarán con el nuevo
escenario que puede generar Washington si recorta la ayuda militar a
Ucrania.
"Sea lo que sea que traiga la nueva administración americana,
la UE debe doblar su apuesta en apoyar a Ucrania, especialmente en el
campo militar", ha indicado un alto cargo de la UE, sobre la necesidad
de que el bloque europeo trabaje para cubrir la posible reducción del
respaldo estadounidense tras la llegada de Trump y en un momento
complicado en el campo de batalla para el Ejército ucraniano.
"Hemos escuchado distintas ideas desde Washington y el entorno de
Trump, no sabemos todavía y hasta el 20 de enero no habrá nada concreto,
pero debemos aumentar el apoyo", ha añadido.
En Bruselas reconocen que
la situación sobre el terreno es difícil, pero insisten en que la UE
tiene que estar a la altura de sus propias palabras a punto de cumplirse
1.000 días de guerra y de reconocer que la agresión rusa es una amenaza
existencial para el bloque.
En su reciente viaje a Ucrania, el Alto Representante para Política
Exterior, Josep Borrell, ya insistió en que la UE debe dar un paso
adelante y tomar decisiones rápido para evitar incertidumbre en las
filas ucranianas.
"No podemos estar en una situación en la que Estados
Unidos actúa y los europeos reaccionan. Tenemos que asumir nuestra
propia responsabilidad y asegurar a Ucrania que nuestro apoyo
continuará", aseguró.
Los ministros debatirán igualmente el
futuro del vínculo trasatlántico, en una coyuntura en la que la nueva
administración puede tensar las relaciones comerciales o que su trato
con China se vuelva más áspero, algo que también influirá en Europa.
Los ministros tendrán sobre la mesa la propuesta del Alto
Representante para suspender el diálogo político con Israel, a la vista
de las denuncias por violaciones de Derechos Humanos en la ofensiva en
Gaza, donde se registran 40.000 muertos por la respuesta israelí a los
ataques terroristas de Hamás del pasado 7 de octubre.
La
iniciativa busca mandar un mensaje político a Israel de que la UE
censura sus acciones en la región de Oriente Próximo, donde ha atacado
Líbano después de lanzar una ofensiva a gran escala contra la Franja, y
desde la diplomacia europea defienden que Borrell siempre ha abogado por
que "las acciones deben tener consecuencias".
De todos modos,
el debate se presenta de alto voltaje y con poco margen de avanzar por
la negativa expresada ya por un puñado de Estados miembros entre los que
se encuentra Alemania, Países Bajos o República Checa.
"No estamos
dispuestos a suspender el acuerdo de asociación y sus elementos. Sí, hay
un problema con los derechos humanos y el derecho internacional y lo
vemos en este contexto, pero no creemos que haya que cerrar un canal de
comunicación", ha indicado una fuente diplomática de uno de los países
escépticos.
En este sentido, los críticos lamentan que la
propuesta no arregla nada en el terreno y solo dificulta las relaciones
ya complicadas con las autoridades israelíes.
"Haría aún más difícil
hablar con los israelíes. Y lo que podemos hacer, y sé que con un efecto
limitado, es hablar con los israelíes", añade la fuente, mientras que
algunos critican que la medida solo agudiza la división entre los 27 y
llega sin la preparación y diálogo necesario para una decisión de este
calado.
Así las cosas, algunos denuncian que la medida es un
"regalo de despedida" ante el que probablemente sea la última reunión de
Borrell con los ministros de Exteriores antes de que la ex primera
ministra de Estonia Kaja Kallas le suceda en el cargo.
Nada más
conocerse el paso, una fuente diplomática criticó que se trataba de una
maniobra "completamente indignante" que venía de un "pato totalmente
cojo", en referencia a que Borrell vive sus últimos días en el puesto y
ha perdido toda autoridad.
La crisis en Georgia, tras las elecciones legislativas marcadas por
irregularidades, es otro de los temas que están en el menú de los
ministros. Frente a la demanda de un sector de Estados miembros que pide
tomar medidas contra Tiflis por la deriva democrática en el país, como
la suspensión de la liberalización de visados.
De todos modos,
otros Estados miembros enfrían este escenario y señalan que no hay la
unanimidad requerida para tomar decisiones ya el lunes, aunque los
ministros debatirán próximos pasos y una de las opciones que sopesen los
27 sea limitar los visados diplomáticos.