TÚNEZ.- Las partes enfrentadas en Libia han alcanzado un acuerdo preliminar
sobre una 'hoja de ruta' para establecer un gobierno de unidad nacional y
celebrar elecciones en un plazo de 18 meses, un pacto con el que se
pondría fin a casi una década de conflicto en el país norteafricano.
El plan ha sido anunciado por la enviada especial de Naciones Unidas
para Libia, Stephanie Williams, en una rueda de prensa al término del
tercer día de conversaciones en Túnez en el seno del Foro de Diálogo
Político Libio (LPDF), que continuarán durante esta semana.
Williams ha desvelado que el acuerdo contempla la celebración de
"elecciones parlamentarias y presidenciales libres, justas, inclusivas y
creíbles" y ha confirmado que se están abordando pasos de cara a una
reunificación de las instituciones y el regreso de los desplazados a
causa del conflicto.
Asimismo, ha resaltado que los participantes en el LPDF "han acordado
que las elecciones deben celebrarse con una base constitucional", antes
de hacer hincapié en que la redacción de la Carta Magna "es una
decisión soberana libia". "Es una decisión muy importante", ha
destacado.
"Los participantes tienen una oportunidad histórica para generar
elecciones democráticas y un sistema unificado de gobernanza", ha
manifestado. "Estoy segura de que lo lograrán y que la vía política
alcanzará los excelentes logros que estamos logrando en las
conversaciones militares", ha apuntado.
En este sentido, ha confirmado también "progresos en la
operacionalización del alto el fuego" pactado el 23 de octubre en la
ciudad suiza de Ginebra y ha añadido que los subcomités sobre seguridad y
retirada de las fuerzas "se han reunido por separado" y "han presentado
un plan" a la Comisión Militar Conjunta (JMC), parte de la 'vía de
seguridad' pactada en la Conferencia de Berlín.
"El trabajo del LPDF debe construir y proteger los progresos que está
logrando la vía militar", ha argüido Williams, quien ha incidido en que
"el foro de diálogo debe dar respuestas a las demandas de la
población".
Por otra parte, ha señalado que durante la jornada de este jueves se
debatirán las competencias del Gobierno de transición y ha advertido
contra las campañas de "desinformación" en torno a los trabajos que
están siendo abordados por las partes para solucionar el conflicto.
"Vemos que hay un impulso de cambio en el país, pero habrá
obstruccionistas, habrá gente que no quiere cambios", ha señalado, antes
de condenar el asesinato el martes en Benghazi de la activista y
abogada Hanan al Barasi. En este sentido, ha dicho que "la aplastante
mayoría de libios quiere recuperar la soberanía y la unidad del país" y
se impondrá a los que trabajan para mantener el 'statu quo'.
En el foro de diálogo participan decenas de representantes libios
elegidos de "todos los segmentos políticos y la sociedad civil", según
la UNSMIL, que ha subrayado que fueron elegidos a partir de "criterios
igualitarios" a nivel geográfico, político, tribal y social. Entre ellos
hay miembros de las autoridades enfrentadas en el país.
Los contactos entre las partes se han intensificado desde que el
Gobierno de unidad, reconocido internacionalmente y respaldado
militarmente por Turquía, rechazara la ofensiva lanzada en abril de 2019
por el general Haftar, que cuenta con el respaldo de Egipto, Rusia y
Emiratos Árabes Unidos (EAU), contra la capital, Trípoli.
Las partes acordaron recientemente un alto el fuego permanente y han
mantenido contactos en el interior del país para su aplicación, en el
marco de las conversaciones en el seno de la JMC, que ahora se están
desarrollando en la ciudad siria de Sirte tras unos primeros contactos
en la localidad libia de Ghadames.
Por su parte, el primer ministro del Gobierno de unidad de Libia,
Fayez Serraj, anunció a finales de octubre su decisión de dar marcha
atrás en su compromiso de dimitir a la espera de los resultados del LPDF
--del que debe salir el nuevo órgano ejecutivo al que le entregará el
poder--, con el objetivo de evitar que el país caiga en una situación de
vacío de poder.
Libia vive sumida en el caos desde la caída del régimen de Muamar
Gadafi en 2011. El conflicto actual enfrenta al Gobierno reconocido
internacionalmente, con sede en Trípoli, con el establecido en la ciudad
de Tobruk, en el este, y sustentado por el general Haftar.
La duplicidad institucional en Libia se retrotrae a las elecciones
parlamentarias de 2014, que dividieron las administraciones, sin que las
asentadas en el este --anteriormente reconocidas por la comunidad
internacional-- y el Gobierno de unidad, surgido de un acuerdo en 2015,
consiguieran pactar su unificación desde entonces.