ÁMSTERDAM.- Calificada de
"desproporcionada" y por fuera "de los límites", la reanudación del
vasto programa de compra de deuda del Banco Central Europeo (BCE) causó
el viernes una polémica abierta al interior del instituto monetario,
poniendo en jaque su credibilidad.
Esto fragiliza al BCE cuando su
presidente, Mario Draghi, se alista a pasar la antorcha a la directora
del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde tras ocho años de
un tumultuoso mandato.
El primer ataque vino del presidente del Banco Central
holandés y miembro del Consejo de Gobierno del BCE, Klaas Knot, quien
criticó duramente este viernes las medidas para impulsar la economía de
la zona euro adoptadas la víspera por la entidad con sede en Fráncfort.
"Esta
amplia panoplia de medidas, en particular la reactivación del programa
de compra de activos (APP, por sus siglas en inglés) es desproporcionada
respecto a la situación económica actual y existen buenas razones para
dudar de su eficacia", aseguró Knot en un comunicado.
El arsenal
de medidas, aplaudidas por los mercados financieros y cuya ambición
sorprendió a los observadores, integra a la vez la reanudación de compra
de activos, la baja de las tasas, un sistema de tasas decrecientes y
préstamos gigantes acordados a los bancos.
Knot fustiga en un
comunicado "en particular" la "reanudación" de las compras de
obligaciones públicas y privadas del BCE, que hicieron posible irrigar
2,6 billones de euros (2,9 billones de dólares) en los mercados entre
marzo de 2015 y fines de 2018 para estimular el crédito.
Controvertido desde el
principio, este programa denominado "QE", por "Quantitative Easing"
("Flexibilización cuantitativa"), es una de las armas forjadas por
Draghi, al constatar que el pilotaje clásico de las tasas de interés
fracasaba en reactivar la economía y la inflación.
Menos de una
hora después, el presidente del Bundesbank (Banco central alemán), Jens
Weidmann, dijo al diario Bild que Draghi "sobrepasó los límites" al
anunciar el jueves la reactivación de la compra de activos.
La reticencias de Weidmann sobre este tema eran conocidas,
pero ahora adopta una postura de dura crítica pública contra el
presidente del BCE.
"Un paquete de medidas tan extenso no era necesario", explicó Wiedmann en la entrevista.
"La
decisión de comprar más deuda pública le dificultará al BCE salir más
adelante de esta política. Cuanto más dure (esta política), más
aumentarán los efectos colaterales, y los riesgos de una política
monetaria muy expansiva crecerán", predijo el banquero.
Aunque no
cita nombres, esta declaración del banquero alemán, un tiempo mencionado
como candidato a dirigir el BCE, se refiere a Draghi, cuya voz es
preponderante en el consejo de gobernadores del banco europeo y quien
defendió las decisiones el jueves frente a la prensa al mostrar un marco
preocupante para la economía de la zona.
Weidmann estima que el
programa "interfiere en la línea de demarcación entre política monetaria
y política presupuestal", puesto que facilita a los Estados más
endeudados refinanciarse en buenas condiciones ante el BCE, una
situación que se lamenta en Alemania desde hace años.
Finalmente subraya que el nivel históricamente bajo de las tasas de interés penaliza a los ahorradores.
"El
conde Draghila chupa nuestras cuentas bancarias", señalaba Bild el
viernes, apoyándose en un montaje visual que muestra a Draghi disfrazado
como un vampiro.
En total "unos diez" de los 25 miembros del
consejo de gobernadores del BCE abogó el jueves contra la reanudación de
la "Flexibilización cuantitativa", que causó divergencias como pocas
veces entre los guardianes del euro, según una fuente cercana al
Eurosistema.
Primero en organizar una
respuesta, el gobernador del Banco de Finlandia, Olli Rehn, hizo el
viernes en Bloomberg TV un llamado a la moderación a los críticos, al
considerar "preferible evitar las divisiones excesivas, particularmente
en público".
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