LA HABANA.- Cuba no sufrirá cortes eléctricos
como consecuencia de la crisis energética por la reducción de la llegada
de combustible al país en las próximas tres semanas, aseguró en La Habana el ministro de Energía y Minas, Raúl García Barreiro, en
una intervención televisiva especial.
El ministro
reconoció que en los últimos días se han producido breves "apagones" en
La Habana y otras regiones -"como en cualquier otro país", apuntó- pero
los vinculó a problemas puntuales en las subestaciones y descartó que la
generación de electricidad sea insuficiente.
La llegada de combustible diésel a Cuba se interrumpió
el martes y solo llegará un buque más hasta octubre, una situación que
afecta al transporte y las actividades industriales y ha provocado
temores a posibles cortes de luz, ya que la mayoría de la producción
eléctrica del país proviene del petróleo.
"Si hay que
hacer un programa de apagones va a ser informado en cada una de las
provincias, pero estamos trabajando para que no haya apagones", explicó
García Barreiro, que acompañó al presidente, Miguel Díaz-Canel, en el
programa televisivo especial para evaluar esta "situación coyuntural" y
proponer medidas de ahorro.
El ministro pidió al
"pueblo", que consume el 60 % de la electricidad en Cuba, reducir el
consumo energético en sus hogares y desplazar sus actividades "fuera de
los horarios pico", con iniciativas "solidarias" como apagar una
bombilla de 20 vatios en ese tramo de mayor demanda energética.
Por su parte, el titular de Economía cubano, Alejandro Gil, explicó las
medidas del Gobierno para ahorrar energía "durante los próximos 15 o 20
días", hasta que en octubre se normalice la situación con la
reanudación de las llegadas de combustible diésel al país.
Gil destacó que se reducirá la producción de acero y de cemento, entre
otras actividades industriales que requieren de un alto aporte
energético, mientras el turismo no se verá afectado al considerarse un
sector prioritario y fuente esencial de divisas del país.
Las autoridades darán prioridad, en la asignación de combustible, a la
producción de alimentos y su distribución a las tiendas, y a garantizar
los servicios básicos sanitarios y educativos.
El
ministro también descartó, como ya hizo en la víspera el presidente, que
Cuba se halle al borde de otro "período especial" como el que en la
década de 1990 provocó, entre otros graves efectos, constantes apagones
eléctricos, escasez de alimentos y bienes, y el colapso de las redes de
transporte urbano e interurbano.
En cuanto al
transporte, ya se han notado los efectos esta semana con más gente en la
calle "pidiendo botella" (como llaman los cubanos a hacer autoestop),
autobuses urbanos desbordados, gran parte de las gasolineras con los
surtidores de gasóleo cerrados y largas colas en las que aún prestan
servicio.
Aun así, las autoridades aseguran que no
cesará el suministro de diésel para automóviles particulares, aunque el
transporte público urbano e interurbano por carretera y ferrocarril se
ha restringido a servicios mínimos.
El presidente y
los ministros insistieron hoy en culpar de la crisis al Gobierno de
Estados Unidos, al que acusan de tratar de impedir la llegada de
combustible a la isla mediante presiones a las navieras que transportan
crudo desde Venezuela, el mayor socio y valedor de Cuba.
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