JERUSALÉN.- El Tribunal Supremo de Israel falló este miércoles que el despido del jefe de la agencia interior de inteligencia de Israel (Shin Bet), Ronen Bar, fue ilegal, ya que el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, tomó la decisión por un «conflicto de intereses», al encontrarse este organismo investigando a miembros de su oficina por el escándalo ‘Qatargate’.
«Existe un potencial tangible de conflicto de intereses entre el interés personal del primer ministro y su deber público», determinó el presidente del Tribunal Supremo, Yitzhak Amit, según el fallo de la corte.
El Tribunal Supremo ha resaltado que el primer ministro, Benjamin Netanyahu, incurrió en un grave conflicto de intereses debido a la investigación del ‘Qatargate’.
El presidente del Supremo, Isaac Amit, junto con el vicepresidente, Noam Sohlberg, y la jueza Daphne Barak-Erez, han afirmado en su fallo que la decisión se tomó «sin fundamentos» y sin haberse celebrado una audiencia formal sobre el caso, según ha recogido el diario ‘The Times of Israel’.
Esto se produce después de que el Supremo paralizara varias veces su cese hasta revistar todos los recursos presentados sobre la decisión del Gobierno, que ha desencadenado multitudinarias manifestaciones en distintos puntos de Israel.
El primer ministro israelí había justificado la destitución del exjefe del servicio de Inteligencia Nacional por su responsabilidad en los fallos de seguridad en los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023, que dejaron 1.200 muertos y unos 250 secuestrados.
Por su parte, Bar aseguró que no fue despedido por cuestiones profesionales sino por la supuesta «falta de lealtad» exigida por el propio primer ministro, que le pedía una «obediencia total» frente a los tribunales en caso de que se produjera una crisis constitucional.
La destitución de Bar ha sido criticada por la oposición y parte de la ciudadanía al considerar que se trataba de un castigo por la investigación del servicio de Inteligencia en la que revela una presunta trama de corrupción entre el Gobierno, Qatar y la financiación del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás).
Poco después de conocerse la resolución, Netanyahu ha cargado contra el Supremo y lo ha desafiado, anunciando que se nombrará igualmente a un nuevo director del Shin Bet, pese a que el alto tribunal había suspendido en múltiples ocasiones la destitución de Bar.
"Es una decisión vergonzosa que perjudica a la democracia y a la seguridad nacional”, ha dicho el primer ministro antes de volver a arremeter contra la fiscal general del Estado, Gali Baharav Miara, a la que acusa de actuar por motivaciones ideológicas: “Ella es la que tiene un conflicto de intereses. Es como un camello que no se ve la joroba”, ha declarado.
El primer ministro israelí ha justificado todo este tiempo que la salida de Ronen Bar de la dirección del Shin Bet se debía a fallos de seguridad previos al atentado del 7 de octubre. Sin embargo, el exjefe de los servicios de inteligencia negó esa versión y denunció que su destitución respondía a una presión directa ejercida por el primer ministro, que le exigía “obediencia total” ante el poder judicial en plena crisis institucional.
Desde la oposición y buena parte de la ciudadanía, se ha interpretado el despido de Bar como una represalia por haber investigado la supuesta trama de financiación irregular que podría salpicar directamente a Netanyahu. El caso, lejos de cerrarse, sigue sumando capítulos en plena escalada de la guerra con Gaza.
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