
Durante el periodo 2000-2005, el gasto social en España creció a un ritmo superior (3,2%) al de la media comunitaria (2,1%). Sin embargo, las tasas de crecimiento más altas corresponden a Rumanía (10,9%), Irlanda (9,3%) y Hungría (8%). Los menores aumentos se registraron en Alemania (0,2%), Eslovaquia (1,3%) y Austria (1,4%).
En 2005, las dos principales fuentes de financiación de la protección social en los 27 eran las contribuciones públicas procedentes de los impuestos, que representaban el 38% de los ingresos totales, y de las cotizaciones sociales (59%). Estas últimas se reparten entre las que pagan las personas protegidas, es decir, salariados, autónomos y pensionistas (21% del total) y las pagadas por los empresarios (38%).
La contribución de las cotizaciones sociales a la financiación del gasto social varía entre el 29% de Dinamarca y el 84% de Eslovaquia. En el caso de España, las cotizaciones contribuyen a financiar el 65% del gasto social (de este porcentaje, el 49% corresponde a empresarios y el 16% a trabajadores), mientras que con los impuestos se paga un 33%.
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