
Lógicamente constructoras, inmobiliarias y bancos son las que peor salen paradas. La crisis económica que ya tenemos encima no da tregua. Cada dato que se va conociendo nos da una idea de la profundidad y la rapidez de la caída de la actividad.
Hace unos días, el Instituto Nacional de Estadística, corrigiendo incluso al Banco de España, ofreció datos muy preocupantes que apuntan a que la bajada del PIB está siendo muy brusca, tanto que no se conoce un descenso tan acusado en tan poco tiempo en la historia reciente de la economía española. El PIB intertrimestral habría crecido según el INE apenas un 0,4 por ciento, lo que nos llevaría a un dato anual por debajo del 1 por ciento. También hemos sabido que España está creciendo ya por debajo de la media de la Unión Europea.
Además, las grandes constructoras anunciaron caídas en las transacciones de viviendas superiores al 70 por ciento y unas necesidades de fondos pedidos al Gobierno de 40.000 millones de euros. Durante la semana pasada algunas inmobiliarias conocidas como Don Piso anunciaban cierres, despidos y problemas serios.
En este ambiente es difícil que los inversores mantengan la calma y se pueda atisbar un panorama de tranquilidad. Hay preocupación y mucha por todo lo que está pasando, sobre todo porque el Gobierno no acaba de asumir la realidad, sigue en un discurso mentiroso y lo peor no toma las medidas adecuadas para enderezar los problemas estructurales de precios, de competencia y de competitividad. Al revés sigue gastando y no parece que le preocupe.
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