
De esta manera, España se convierte en el decimoquinto país de la Unión Europea en lo que se refiere al porcentaje de ingresos fiscales del Estado respecto al PIB, mientras que pasa a ser el cuarto país de la UE-27 y el primero de la UE-15, junto a Portugal, en el que más ha aumentado la recaudación por impuestos en los últimos siete años.
No obstante, la presión fiscal de España se situó a 3,9 puntos de la media de la UE-27, que llegó al 44,9% en 2007.
Por lo que respecta al resto de países, Suecia registró la mayor presión fiscal con un 56%, seguida de Dinamarca (55,1%), Finlandia (52,7%) y Francia (49,9%). En todos estos casos la presión fiscal descendió durante el período 2000-2007, al igual que ocurrió en Bélgica y Austria, los siguientes del 'ranking' con un 48,7% y 47,5%, respectivamente.
Todavía por encima de la media de la UE-27 también se situaron Chipre (47,2%), que lideró el aumento de la presión fiscal en los últimos siete años con un crecimiento de 12,5 puntos, Italia (46,6%) y Países Bajos (46,3%).
Por su parte, Hungría se quedó a tres décimas del promedio europeo, con un 44,6%, seguida de Alemania (43,9%), Eslovenia (43,2%), Portugal (43,1%) y Bulgaria (41,2%).
Reino Unido, República Checa, Malta, Luxemburgo, Polonia y Grecia registraron cifras en torno al 40%, mientras que Letonia, Estonia e Irlanda alcanzaron un 38%, 36,9% y 36,7%, respectivamente. Eslovaquia, Rumania y Lituania fueron las únicas que lograron quedarse por debajo del 35%.
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