
En el documento se plantea en primer lugar el talento como un concepto complejo, no sólo determinado por la educación sino también por múltiples factores y que puede además ser de tipos diversos: técnico, innovador, emprendedor, cívico y ético o social y emocional.
Además, también se detallan cuatro vías para que una sociedad se base en el talento: crearlo e identificarlo, atraerlo, retenerlo y activarlo. Concretamente, el primer aspecto hace referencia a la necesidad de mantener unas fuertes instituciones educativas, proporcionando una formación de alta calidad y garantizando el desarrollo de las competencias básicas en el alumnado, entre otras medidas.
En lo referente a atraer el talento, se pide a las instituciones educativas, administrativas y empresariales que lo premien o retribuyan para desarrollarlo mejor, y en lo que atañe a retenerlo, la cuestión reside principalmente en desarrollar una amplia oferta de empleos bien remunerados para evitar el fenómeno conocido como 'fuga de cerebros'.
Por último, se hace referencia a la necesidad de desarrollar medidas para activar el talento en un contexto como el actual, marcado por el azote del elevado desempleo.
El documento concluye asegurando que "Europa y el mundo están en la encrucijada de una nueva era" marcada por la "transición de una economía basada en la tierra, la mano de obra y el capital" a una "sociedad global basada en el conocimiento".
Para todo ello, se destaca la necesidad de que colaboren estrechamente diversos agentes tales como los individuos y las familias, instituciones educativas, corporaciones y gobiernos, y legisladores.
En suma, se pone de manifiesto la importancia de "ayudar a cada individuo" a "llegar a ser todo lo que aspire a ser", conformando una sociedad "más fuerte, más próspera y socialmente más cohesionada, donde el talento sea apreciado y potenciado".
"Juntos, podemos y marcaremos la diferencia", concluye la declaración.
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