LONDRES.- China, principal emisor de gases de
efecto invernadero, propaga cada vez mayores cantidades de metano (CH4)
sobre la atmósfera a pesar de las regulaciones sobre la emisión de estas
partículas procedentes de las minas de carbón, según un estudio
publicado hoy en "Nature Communications".
Los
hallazgos, a cargo de expertos de la Universidad Johns Hopkins (EE.UU),
indican que el Gobierno chino "se está tomando en serio las emisiones de
metano pero, sin embargo, sigue sin ser capaz de demostrarlo con sus
acciones", recalca el principal autor del artículo, el profesor Scot
Miller.
La investigación, centrada en la cantidad de emisiones
de metano que se produjeron en el país entre 2010 y 2015, revela un
incremento de aproximadamente 1,1 teragramos cada año en China,
resultando el nivel de emisiones anuales de CH4 un 50 % más altas al
final de ese período.
Asimismo, el grupo de
investigadores señala que este crecimiento de las emisiones de CH4 en
China representa entre el 11 y el 24 % del aumento total mundial.
Con estos resultados, el estudio demuestra que las regulaciones que
puso en marcha el Gobierno chino en 2010 para reducir las emisiones de
CH4 procedentes de las minas de carbón "no han sido efectivas".
"En los últimos años, China ha recibido mucha cobertura en los medios
por sus esfuerzos para reducir los gases de efecto invernadero y
convertirse en un líder en el cambio climático, pero las cifras
demuestran que las regulaciones chinas sobre el metano no han tenido
ningún impacto detectable en sus emisiones", afirma Miller.
El estudio sitúa a "la tecnología mediocre utilizada -que no permite
drenar el CH4 con una calidad suficientemente alta- y a la falta de
tuberías que transporten el metano desde las minas hasta las centrales
eléctricas o las instalaciones de calefacción" como las principales
barreras que impiden la implementación de las políticas chinas.
Por esta razón, en investigación futuras, el equipo de Miller examinará
cómo China puede desarrollar sus políticas de emisiones de metano de
manera más efectiva y mejorar la calidad del aire.
Dado que el gigante asiático es el mayor productor y consumidor de
carbón del mundo, en 2010 inició diversas medidas que obligaban a las
minas a utilizar todo el metano que producían para generar electricidad o
calefacción, o bien les instaban a quemarlo.
Con la
quema, el CH4 se convierte en dióxido de carbono y no contribuye tan
bruscamente al calentamiento global, según explica el artículo.
Entre 2011 y 2015, la estrategia del gobierno comunista para el
desarrollo de la economía y la industria recogida en el XII Plan
Quinquenal de la República Popular de China perseguía reducir la
dependencia de su industria del consumo de carbón, una roca que
representa el 72 % de la generación eléctrica del país.
Para llevar a cabo la investigación, el equipo de científicos se basó
en los datos recopilados por el satélite GOSAT lanzado en 2009 por la
Agencia de Exploración Aeroespacial Japonesa que observa la emisión de
gases de efecto invernadero y de dióxido de carbono sobre la atmósfera.
La información registrada por el satélite durante casi una década
brindó a los investigadores la oportunidad de analizar las tendencias
anuales en la propagación de gases de efecto invernadero en todo el
mundo.
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