ZÚRICH.- Cinco años después de que el banco central suizo pusiera patas arriba
los mercados mundiales de divisas al suprimir la vinculación del franco
suizo al euro, se encuentra bajo una presión cada vez mayor para
endurecer su ultrarrelajada política monetaria.
El franco llegó a subir un 40% frente a la moneda común después de
que el Banco Nacional Suizo (BNS, también conocido por las siglas en
inglés SNB) abandonara su límite de 1,20 por euros el 15 de enero de
2015, registrando una subida final del 21% en aquella sesión.
Desde
entonces, la institución monetaria suiza ha utilizado las
intervenciones en el mercado y los tipos de interés en niveles más
negativos del mundo para mantener a raya al franco, que suele actuar
como moneda refugio, y cuya fortaleza perjudica a los exportadores y
dificulta el crecimiento de la economía.
Sin embargo, esas
medidas se enfrentan ahora a una singular alianza de políticos de
izquierda y de derecha, así como a las crecientes críticas del poderoso
sector financiero. Es posible incluso que el BNS se enfrente a un
referéndum sobre qué hace con sus ganancias.
“Los costes
superan los beneficios”, dijo Martin Hess, economista jefe de la
Asociación Suiza de Banqueros (SBA).
“Eso no significa que la mejor ruta
sea una salida rápida (de la política monetaria ultralaxa), pero
tenemos que pensar en formas de salir más pronto que tarde”.
Las
cajas de pensiones y las aseguradoras suizas han experimentado una
disminución del valor de sus inversiones, ya que el tipo de interés de
referencia del BNS, en el -0,75%, ha hecho que el rendimiento de los
bonos del Estado, una de sus principales carteras, se sitúe en terreno
negativo.
“Los tipos de interés negativos son una expropiación a
los ahorradores, pero también a los fondos de pensiones de forma
indirecta”, dice Alfred Heer, un parlamentario del derechista Partido
Popular Suizo (SVP), que forma parte de la coalición de Gobierno. “Es
una perversión del sistema”.
Los
bancos comerciales, que cobraron un tipo de interés negativo del -0,75%
por aparcar el dinero de forma segura en el BNS a 24 horas (es decir,
tuvieron que pagar por ello), también son cada vez más críticos con unos
niveles del coste del endeudamiento que los medios de comunicación
suizos han calificado de “punitivos”.
Credit Suisse estima que los bancos han acumulado 8.600 millones de
francos suizos en gastos por este concepto desde 2015, y este año es
probable que sean otros 1.000 millones de francos.
“La presión
sobre los bancos aumenta a ambos lados de la balanza. La competencia es
alta, los márgenes son cada vez más pequeños”, dice Andreas Gerber, que
dirige el área de empresas no cotizadas en Credit Suisse.
“Tenemos que pagar por cualquier liquidez extra con el interés negativo del BNS. No hay más valor en el dinero efectivo”.
Thomas
Schulz, director financiero de otro banco suizo, UBS, dice: “Cada vez
es más imposible para los bancos compensar las consecuencias económicas
de los tipos de interés negativos con medidas alternativas”.
La
Asociación Suiza de Seguros (SVV) ha pedido al BNS que cambie su
postura, mientras que la SBA ha advertido de que las tasas negativas
persistentes frenan el consumo, el crecimiento y la inversión haciendo
que la gente ahorre más.
“La política monetaria del BNS...
afectará negativamente al sistema de pensiones y a los jubilados.
También podría contribuir a desestabilizar la economía nacional”, dijo
la portavoz de la SVV, Sabine Alder.
La
preocupación por el agotamiento de los fondos para pensiones -un
problema compartido con otros países europeos- ha llevado a los
sindicatos suizos a exigir que el BNS utilice parte de sus beneficios
para cubrir el déficit del sistema público de pensiones.
El banco
central ganó 49.000 millones de francos en 2019 como resultado de su
política expansiva, mientras que se prevé un déficit del régimen de
pensiones de 4.600 millones de francos para 2030.
“Dada la naturaleza de estos beneficios, que están vinculados a tipos
de interés negativos que perjudican a las pensiones, sería lógico
redistribuir una parte de los mismos al sistema público de pensiones”,
dijo Pierre-Yves Maillard, presidente de la Federación Suiza de
Sindicatos (SGB) y parlamentario de los socialdemócratas (SP), una
formación de centroizquierda.
El político del SVP, que está
trabajando con parlamentarios del SP, ha presentado una moción
parlamentaria para cambiar la distribución de los beneficios. En caso de
que esto falle, tanto el SGB como Heer están dispuestos a someter la
cuestión a la opinión pública suiza en un referéndum.
“Si metemos
parte de las ganancias del BNS, nos ahorraremos tener que cubrir el
déficit con mayores impuestos sobre el consumo y los salarios”, dijo
Heer. “Simplemente queremos una parte del pastel que el BNS ha
cocinado”.
El BNS ha aumentado recientemente el umbral antes de
que se apliquen cargos por tasas negativas a los bancos y está
considerando un aumento limitado en su reparto anual de beneficios.
El
banco central no quiso hacer comentarios a esta agencia sobre su
estrategia futura, pero no se esperan cambios importantes en breve. El
presidente del BNS, Thomas Jordan, ha dicho que los tipos negativos son
esenciales para debilitar el franco, proteger la economía y evitar la
deflación.
Grupos manufactureros como Swissmem han respaldado al BNS, diciendo que la industria habría sufrido más sin sus esfuerzos.
“La presión sobre el BNS está aumentando,” dice Adriel Jost, economista de la consultora Wellershoff & Partners.
“Los bancos centrales deben ser independientes, pero no pueden ignorar las preocupaciones del público en general”.