PARÍS.- El pulso entre sindicatos
y gobierno francés se mantiene y la semana se anuncia crucial, con una
gran jornada de manifestaciones el martes y una pregunta en el aire: ¿la
huelga de transportes paralizará al país en Navidad?
Hace 12 días
que comenzó este paro en los transportes públicos para protestar contra
una reforma del sistema de pensiones anunciada por el gobierno de
Emmanuel Macron y por ahora no parece haber ninguna solución a la vista.
El alto comisionado encargado de la reforma, Jean-Paul
Delevoye, desacreditado por sospechas de conflicto de intereses dimitió
además este lunes, incrementando la presión sobre el gobierno, inquieto
al ver que las huelgas podrían prolongarse durante el periodo de
Navidad.
Su dimisión se produce la víspera de una nueva jornada de
movilización que los adversarios de la reforma consideran decisiva, y
la totalidad de los sindicatos han llamado a la huelga y a manifestarse.
El
primer ministro francés, Edouard Philippe, los recibirá por turnos el
miércoles, al igual que a la patronal.
"Esta reforma no se va con
Jean-Paul Delevoye, seguirá siendo defendida por el gobierno", señaló
este lunes por la tarde la portavoz gubernamental, Sibeth Ndiaye.
"El hecho de que Jean-Paul Delevoye abandone el gobierno, no tiene nada que ver con el contenido de la reforma", añadió.
Este
lunes, en ciudades como París, la inmensa mayoría de los transportes
públicos seguían paralizados y los pocos que funcionaban estaban
abarrotados. Peatones, ciclistas, gente en monopatín y automovilistas
intentaban sobrevivir al caos y a la lluvia incesante.
La preocupación era también palpable en los comercios, hoteles y restaurantes de la muy turística capital francesa.
"En
París es una catástrofe (...) no tenemos reservas", lamentó Franck
Delvau, responsable de la unión hotelera Umih, la principal del sector.
Los restaurantes y comercios registran también pérdidas, de entre 50% y
60%; y 25% y 30% respectivamente, según sus federaciones.
El martes, los sindicatos
franceses intentarán intensificar la presión en las calles con una
nueva jornada de manifestaciones --la tercera en menos de quince días--,
en la que esperan reunir a centenares de miles de personas.
El
objetivo es mostrar que la opinión pública está mayoritariamente en
contra del proyecto del presidente Macron y obligar al gobierno a
retirar totalmente esta controvertida reforma.
El gobierno francés desea unificar los 42 regímenes de
pensiones existentes en el país en un sistema único por puntos y atrasar
la edad de jubilación para recibir una pensión completa.
La
dimisión de Jean-Paul Delevoye, envuelto en un escándalo por presunto
"conflicto de intereses", suma más presión al gobierno francés.
El
funcionario no había declarado 13 cargos, algunos remunerados, que
desempeñaba simultáneamente a su cargo en el gobierno, lo que está
prohibido por la Constitución en Francia. Para él se trató de un "olvido
por omisión".
Los franceses
temen que la huelga prosiga durante las fiestas de Navidad, una época en
la que los desplazamientos aumentan y los comercios realizan sus
mayores beneficios en el año.
"El gobierno comete un grave error
en materia de justicia social y un profundo error político si persiste",
declaró el lunes el secretario general del sindicato CFDT, Laurent
Berger.
Este sindicato, en principio favorable a una reforma,
estima que el gobierno "atravesó una línea roja" al fijar los 64 años
como "edad de equilibrio" para jubilarse, frente a los 62 actuales.
Pese
a todo, Berger pidió que haya "una tregua" en la huelga de los
transportes por Navidad. Su alter ego en otro sindicato francés, la CGT,
Philippe Martinez, ya advirtió de que esa posibilidad no se contempla.
"Si
el gobierno retira su proyecto y hablamos seriamente sobre cómo mejorar
el sistema (...) todo irá bien", dijo Martinez, cuyo sindicato es
mayoritario entre los ferroviarios.
"Es legítimo hacer huelga,
pero se pueden respetar fechas como las vacaciones de fin de año en las
que todos quieren estar en familia", consideró el lunes la ministra de
Transición Ecológica, Elisabeth Borne.
Sería "irresponsable" "arruinar
las vacaciones de los franceses", añadió.
Los directivos de la
compañía nacional de ferrocarriles (SNCF), que conecta gran parte de
Francia y el extranjero --incluyendo España-- preparan un "plan B" en
caso de que la huelga continúe durante las fiestas.
La empresa
debe comunicar el martes a los viajeros con billetes comprados si podrán
tomar sus trenes el próximo fin de semana, en el inicio de las
vacaciones escolares.
Vamos a "intentar hacer milagros", dijo la directora
general de Viajes de la SNCF, Rachel Picard. Los transportes aéreos
podrían también afrontar dificultades. El martes, la dirección general
de la aviación civil pidió a las aerolíneas reducir en un 20% sus vuelos
debido a una huelga de controladores aéreos.
Las
encuestas de la semana pasada afirmaban que la mitad de los franceses
apoya esta huelga. Un sondeo publicado este lunes apunta sin embargo que
la confianza de los franceses en Macron y su primer ministro, Edouard
Philippe, aumentó en 2 y 4 puntos, respectivamente, en el último mes.