LISBOA.- Las exuberantes y verdes colinas donde Paulo Pires ha llevado durante
años a pastar a las ovejas alrededor de su pintoresco pueblo portugués
podrían verse pronto transformadas por la carrera por dar carga a los
vehículos eléctricos.
Las señales del cambio ya le están provocando noches de insomnio.
Cientos de perforaciones en el campo muestran dónde las mineras quieren
excavar la tierra para obtener litio, un elemento vital para las
baterías que se utilizan en los coches eléctricos, los teléfonos
inteligentes y en el almacenamiento de energía.
“Si me quitan mi
medio de vida, no tendré futuro en otro lugar”, dijo Pires, de 45 años,
cuya aldea se encuentra en el distrito municipal de Boticas, muy cerca
ya de Galicia, en España.
Pires y sus idílicos alrededores se encuentran en
una de las primeras líneas de una batalla que enfrenta a empresas
deseosas de explotar las 60.000 toneladas de reservas de litio conocidas
de Portugal con unos lugareños decididos a preservar sus derechos sobre
la tierra y detener la explotación.
Esto pone al Gobierno en
minoría en una situación complicada en su país. La creciente oposición a
la exploración de litio por parte de los grupos locales, que poseen y
gestionan comunalmente las zonas rurales, podría significar que los
mineros lleguen a un punto muerto y pidan el apoyo del Gobierno para
expropiar las tierras.
Las medidas que tome Lisboa también
tendrán repercusiones más allá de sus fronteras. Sus reservas pueden ser
modestas en comparación con las de Australia y Chile, los principales
productores de litio del mundo, pero Portugal es clave en los esfuerzos
de Europa por reducir la dependencia de las importaciones de litio.
Aprovechar los depósitos europeos del llamado “oro blanco” es una
parte importante de la ambiciones de la Unión Europea de tener más
control sobre la cadena de valor de las baterías a medida que los
fabricantes de automóviles del Viejo Continente despliegan vehículos
eléctricos, dijo un portavoz de la Comisión Europea.
Portugal,
que produjo unas 1.200 toneladas de litio el año pasado, actualmente
vende casi exclusivamente el litio a la industria de cerámica en lugar
de producir el litio de alto grado necesario para las baterías de los
coches.
El país ya es el mayor productor de litio de Europa, pero
todavía un actor pequeño en comparación con Australia y Chile, con una
producción de 42.000 y 18.000 toneladas, respectivamente.
Europa,
con apenas el 3% de la capacidad de producción mundial de baterías, no
tiene refinerías de litio y depende de las materias primas importadas.
En
un mundo en transición a las energías renovables desde los combustibles
fósiles, docenas de grupos mineros como la australiana Fortescue han
solicitado casi 100 licencias para explorar el litio en Portugal.
Algunas
mineras ya están levantando instalaciones. La británica Savannah
Resources tiene una licencia para la zona de Boticas en la que vive
Pires y la portuguesa Lusorecursos tiene una licencia para la cercana
Montalegre. Ambas áreas conforman la región de Barroso, patrimonio
agrícola mundial.
Las dos compañías están esperando
ahora la aprobación de la agencia medioambiental estatal para proceder
con sus planes, que podrían implicar refinado de litio para elevar el
grado del producto.
Una licitación internacional determinará
quién se asegura los derechos sobre el resto del territorio portugués
que contiene litio, abarcando nueve áreas con inversiones cuyo valor en
sólo cinco de ellas se estima en 3.300 millones de euros (3.600 millones
de dólares), según el Gobierno.
Pero la percepción social contra
el litio va en aumento. Al menos cinco municipios han aprobado mociones
contra la exploración y movimientos activistas han firmado un
manifiesto nacional que se opone a la estrategia minera del gobierno.
“Estas
empresas llegan con millones (de euros). ¿Qué podemos hacer con nuestro
poco dinero? Sólo podemos tratar de detenerlas”, dijo Pires.
En
un intento por aliviar las preocupaciones, el Gobierno luso está
preparando una nueva ley de minería que endurecerá las normas sobre
futuras licencias que debatirá con las autoridades locales durante el
mes de febrero.
Las empresas y el gobierno dicen que la minería
podría aportar capital y empleo a las regiones del interior que luchan
contra el envejecimiento de la población y la escasa inversión.
“Cuando
extraemos litio en Portugal, hay una cosa de la que estamos seguros: se
cumplirán los más altos estándares ambientales, se cumplirán las
prácticas sociales más responsables y esto es también una cuestión de
seguridad de suministro”, dijo el ministro de Economía, Pedro
Siza Vieira.
“El litio es crítico para el futuro de la
economía verde”, añadió. “Es mejor extraerlo aquí que tomarlo de otros
países donde no estamos seguros de que se observen las mismas normas”.
Gran parte de la tierra que previsiblemente contenga litio en
Portugal, incluidas las áreas donde Lusorecursos y Savannah tienen
derechos de exploración, está clasificada como tierra comunal, “baldíos”
en portugués.
Las asociaciones locales tienen derecho a
decidir cómo se utiliza, por ejemplo, para la caza o la agricultura.
Muchas asociaciones han aprobado mociones contra la exploración para
evitar que se dañe el campo y se altere un modo de vida ancestral.
“Una
de nuestras montañas simplemente desaparecerá. La cortarán a la mitad.
El impacto será brutal”, dijo Fernando Queiroga, alcalde de Boticas, uno
de los municipios que han apoyado las mociones contra la minería del
litio.
Tales mociones no tienen ningún peso legal, pero si los
promotores inmobiliarios no logran llegar a un acuerdo en las
negociaciones con asociaciones locales y propietarios particulares, las
empresas mineras necesitarán que el Gobierno autorice la expropiación de
tierras en aras del interés público.
“Cuando esta cuestión se
plantee, si se plantea, el gobierno tomará la decisión en los términos
de la ley aplicable”, dijo un portavoz del ministerio de Medio Ambiente
sobre el tema.
Pero apoyar las expropiaciones
complicaría la vida de los socialistas, que gobiernan el país sin
mayoría, mientras las empresas señalan que esto podría abrir la puerta a
largos procesos legales.
Savannah dijo que estaba en
conversaciones con las partes interesadas locales y que había alcanzado
varios acuerdos de acceso comercial. Lusorecursos dijo que no veía
ninguna razón para contactar con las asociaciones antes de iniciar las
negociaciones sobre los derechos de la tierra.
El activismo ya
está ganando algunas batallas. Fortescue retiró una oferta para una
licencia el año pasado en la región del Alto Minho ante la oposición
local. El Gobierno retiró dos posibles áreas de licencia por las
preocupaciones ambientales expresadas por las autoridades locales y los
ecologistas.
Entretanto, 18 grupos de activistas han exigido más
transparencia pública en la elaboración de la nueva ley de minería.
“Estoy realmente dispuesta a ir hasta el fin del mundo por esto”, dijo
la activista local Maria de Carmo Mendes.