UXBRIDGE.- El sistemático aumento del precio de los alimentos a nivel mundial
se ceba particularmente con las poblaciones del África subsahariana,
donde se encuentran nueve de los diez países que experimentan los
precios más altos en comparación con los salarios medios, según ha
alertado la ONG World Vision.
En un informe, la organización ha indicado que es precisamente en
esta región donde se concentran numerosos conflictos violentos que se
prolongan a lo largo del tiempo, así como fenómenos climáticos extremos y
grandes desplazamientos poblacionales.
Ninguno de los principales países con los precios más altos de los
alimentos ha logrado una mejora de la situación desde 2022, por lo que
en todos ellos la población requiere de más de una semana completa de
trabajo para poder permitirse una cesta básica de alimentos. En este
sentido, la ONG ha trazado una comparativa entre los países
desarrollados y algunos de los más afectados de África.
De esta
forma, adquirir una cesta de alimentos básicos compuesta por diez
productos costaría entre 1,5 y 3 horas de trabajo en países como
Australia, Canadá, Irlanda, Estados Unidos, Alemania, Suiza o Reino
Unido, entre otros, mientras que en Burundi, República Centroafricana,
Sudán, Kenia, Camboya y Ecuador la horquilla de horas trabajadas para
poder obtener esta misma cesta oscila entre los 1,5 días y 36 días de
trabajo --con el peor caso situado en Burundi--.
El informe
'Price Shocks' revela que para las poblaciones más vulnerables, los
precios de los alimentos siguen siendo más altos que antes de la
pandemia de coronavirus y alerta de que es precisamente en los países
más pobres en los que más han subido los precios.
Mary Njeri,
directora de Respuesta al Hambre en el Mundo de World Vision, ha
señalado que estos datos "subrayan la alarmante crisis alimentaria que
ha dejado a 35 millones de personas en situación de hambre".
"La
agitación económica causada por la COVID-19 y la guerra en Ucrania,
junto con la intensificación de los efectos del cambio climático y otros
conflictos, están dejando a las personas más vulnerables con menos
capacidad para afrontar el coste de una cesta básica de alimentos", ha
lamentado.
Los conflictos en curso en muchos de estos países
han provocado a su vez subidas de los precios de forma localizada, como
en Burkina Faso o Sudán, donde las zonas de conflicto presentan precios
hasta dos veces más altos que las zonas menos afectadas por la
violencia.
El informe insta a la comunidad internacional a
"dar un paso al frente" y garantizar que ningún niño o niña pasa hambre
en el mundo. "Las familias necesitan desesperadamente paz por encima de
todo", ha puntualizado Njeri, que ha lamentado que los niños expuestos a
conflictos y hambre tienen más probabilidades de verse forzados al
matrimonio o el trabajo infantil".
"El pollo, los huevos y la
leche no deben considerarse lujos, sino alimentos básicos que todo el
mundo pueda comprar para tener una dieta equilibrada. Este no es futuro
para la infancia", ha manifestado.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha alertado de que la
situación alimentaria sigue agravándose, especialmente en el centro y el
oeste de África, en medio de los conflictos persistentes y los
problemas económicos. Esto es especialmente preocupante en el norte de
Malí, donde se calcula que 2.600 personas podrían sufrir "hambre
catastrófica".
Los datos recavados durante los últimos meses
revelan un cambio significativo en los factores que impulsan la
inseguridad alimentaria en la región, más allá de los conflictos
recurrentes.
Los problemas económicos, como la devaluación de la moneda,
el aumento de la inflación, el estancamiento de la producción y las
barreras comerciales, han agravado la crisis alimentaria, afectando a
los ciudadanos de a pie de toda la región, siendo Nigeria, Ghana, Sierra
Leona y Malí los más afectados.
Los precios de los principales
cereales básicos siguen subiendo en toda la región impulsados por la
inflación, los costes del combustible y el transporte, las sanciones de
la Comisión de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental
(CEDEAO) y las restricciones a los flujos de productos agrarios.
La
inflación es uno de los principales motores de la volatilidad de los
precios en Ghana (23 por ciento), Nigeria (30 por ciento), Sierra Leona
(54 por ciento), Liberia (10 por ciento) y Gambia (16 por ciento).
La producción de cereales para la campaña agrícola 2023-2024 arroja
un déficit de 12 millones de toneladas, mientras que la disponibilidad
per cápita de cereales se reduce en un dos por ciento en comparación con
la última campaña agrícola, según denuncian desde el programa de la
ONU.
La
Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
(FAO) ha señalado que durante el mes de marzo se registró una subida del
índice de precios de los alimentos tras la bajada registrada durante
los siete meses anteriores, según ha advertido en un comunicado.
El aumento de las cotizaciones internacionales de los aceites
vegetales, los productos lácteos y la carne ha impulsado al alza el
índice de referencia de los precios mundiales de los productos
alimenticios, que ha registrado así durante el último mes un aumento del
1,1 por ciento.
Sin embargo, el índice de precios de los
productos lácteos sigue creciendo por sexto mes consecutivo (un 2,9 por
ciento desde febrero) debido al aumento de los precios a nivel mundial
del queso y la mantequilla, a lo que también se suman los precios de la
carne, que han sufrido un aumento del 1,7 por ciento respecto al mes
anterior a raíz de la subida de precios a nivel internacional de las
carnes de aves de corral, cerdo y bovino.
Por el contrario, el
índice de precios de los cereales de la FAO disminuyó un 2,6 por
ciento, situándose un 20 por ciento por debajo del valor registrado en
marzo de 2023. Esta caída obedece a un descenso de los precios mundiales
del trigo para la exportación, principalmente debido a la fuerte
competencia de las exportaciones entre Estados Unidos, Rusia y la Unión
Europea, acentuadas por la suspensión de compras de trigo por parte de
China.
Los precios del maíz, por otra parte, han sufrido un
ligero aumento durante el último mes debido a las dificultades
logísticas para la exportación de grano desde Ucrania, así como el
precio del arroz, que ha bajado a causa de la débil demanda mundial de
importaciones.
"Para responder a esta inseguridad alimentaria y
nutricional sin precedentes es importante movilizarse para la promoción
y el apoyo de políticas que puedan fomentar la diversificación de la
producción vegetal y animal y la elaboración de alimentos locales (a
través del suministro de productos agrícolas, el acceso a los recursos
productivos para todos para estimular el aumento de la producción y
mejorar la disponibilidad de productos)", ha señalado el coordinador
subregional de la FAO para África Occidental y el Sahel, Robert Guei.
"Esto es crucial no sólo para garantizar dietas sanas y asequibles
durante todo el año, sino también y sobre todo para proteger la
biodiversidad, con el potencial de mitigar los efectos del cambio
climático, y sobre todo para contrarrestar los altos precios de los
alimentos y proteger los medios de subsistencia de la población
afectada", ha puntualizado.