LONDRES.- El inicio de la pandemia de COVID-19 provocó una fuerte disminución
de los niveles de vida y una creciente inseguridad alimentaria en los
países en desarrollo de todo el mundo, según un nuevo estudio de un
equipo internacional de economistas publicado en la revista 'Science
Advances'. La investigación ofrece una visión en profundidad de
los efectos socioeconómicos iniciales de la crisis de salud en los
países de ingresos bajos y medios, utilizando microdatos detallados
recopilados de decenas de miles de hogares en nueve países.
Las
encuestas telefónicas se realizaron desde abril hasta julio de 2020 de
muestras representativas a nivel nacional y subnacional en Bangladesh,
Burkina Faso, Colombia, Ghana, Kenia, Nepal, Filipinas, Ruanda y Sierra
Leona.
En general, los participantes del estudio informaron de
caídas en el empleo, los ingresos y el acceso a los mercados y
servicios, lo que se traduce en altos niveles de inseguridad
alimentaria.
Muchos hogares informaron de que no podían satisfacer las necesidades nutricionales básicas.
"El
COVID-19 y su impacto económico presentan una grave amenaza para los
residentes de países de ingresos bajos y medianos, donde reside la mayor
parte de la población mundial, que carecen de las redes de seguridad
social que existen en los países ricos", explica la economista Susan
Athey, de la Escuela de Graduados en Negocios de la Universidad de
Stanford, en Estados Unidos.
"La evidencia que hemos reunido muestra graves consecuencias
económicas, incluido el aumento de la inseguridad alimentaria y la
caída de los ingresos, que, si no se controlan, podrían llevar a
millones de hogares vulnerables a la pobreza", añade.
En las 16
encuestas, el porcentaje de encuestados que informaron pérdidas de
ingresos osciló entre el 8% en Kenia y el 86% en Colombia.
La
mediana, o punto medio del rango, fue un asombroso 70%. El porcentaje
que reportó pérdida de empleo osciló entre el 6% en Sierra Leona y el
51% en Colombia con una mediana del 29%.
"Para poder ofrecer una imagen completa del impacto
económico de esta crisis mundial es necesario recopilar datos
armonizados de todo el mundo", afirma Edward Miguel, profesor de Oxfam
de Economía Medioambiental y de los Recursos en la Universidad de
California, Berkeley, director del Centro para la Acción Global Eficaz y
coautor del estudio.
"Nuestro trabajo es un emocionante
ejemplo de la fructífera colaboración entre equipos de investigación de
la UC Berkeley, Northwestern, Innovations for Poverty Action, The Busara
Center for Behavioral Economics de Kenia, Yale y muchos otros que
trabajan en múltiples países simultáneamente para mejorar nuestra
comprensión de cómo el COVID-19 ha afectado a los niveles de vida de las
personas en países de ingresos bajos y medios en tres continentes",
añade.
Porcentajes significativos de los encuestados informaron
de que se vieron obligados a omitir comidas o reducir el tamaño de las
porciones, incluido el 48% de los hogares rurales de Kenia, el 69% de
los hogares agrícolas sin tierra en Bangladesh y el 87% de los hogares
rurales en Sierra Leona, el nivel más alto de la inseguridad
alimentaria.
Los hogares más pobres informaron en general de mayores
tasas de inseguridad alimentaria, aunque las tasas fueron sustanciales
incluso entre los más acomodados.
El fuerte aumento de la
inseguridad alimentaria entre los niños fue particularmente alarmante
dados los efectos potencialmente grandes negativos a largo plazo de la
desnutrición en los resultados más adelante en la vida, según el
estudio.
Los resultados de la encuesta de Bangladesh y Nepal
sugieren que los niveles de inseguridad alimentaria fueron mucho más
altos durante la pandemia que durante la misma temporada en años
anteriores.
En la mayoría de los países, una gran parte de los
encuestados informó de un acceso reducido a los mercados, en consonancia
con los bloqueos y otras restricciones a la movilidad implementadas
entre marzo y junio de 2020 para contener la propagación del virus.
La
cantidad de apoyo social disponible para los encuestados por parte de
gobiernos u organizaciones no gubernamentales varió ampliamente entre
las encuestas, pero las altas tasas de inseguridad alimentaria
informadas sugieren que el apoyo fue insuficiente incluso cuando estaba
presente, afirman los investigadores.
El estudio muestra que,
además de aumentar la inseguridad alimentaria, la pandemia y las medidas
de contención que la acompañan han socavado varios otros aspectos del
bienestar del hogar.
Las escuelas en todos los países de la muestra estuvieron
cerradas durante la mayor parte o la totalidad del período de la
encuesta.
Los consultados también informaron un acceso reducido
a los servicios de salud, incluida la atención prenatal y las vacunas.
Combinados, estos factores podrían ser particularmente dañinos para los
niños a largo plazo, señalan los investigadores.
"El impacto
económico de la pandemia en estos países, donde tantas personas dependen
del trabajo ocasional para alimentar a sus familias, causa privaciones y
consecuencias adversas a largo plazo, incluido un exceso de
mortalidad", explica el coautor del estudio Ashish Shenoy, de la
Universidad de California.
"Nuestros hallazgos subrayan la importancia de recopilar
datos de encuestas para comprender los efectos de la crisis e informar
las respuestas políticas efectivas --añade--. Demostramos la eficacia de
las encuestas telefónicas a gran escala para proporcionar estos datos
cruciales".
Las circunstancias actuales pueden requerir
programas de protección social que den prioridad a abordar la pobreza
inmediata y la desnutrición antes de abordar causas subyacentes más
profundas, afirman los investigadores.
Sugieren que los
responsables de la formulación de políticas consideren identificar a los
hogares pobres mediante teléfonos móviles y datos satelitales y luego
les proporcionen transferencias de efectivo móviles.
Los investigadores también recomiendan brindar apoyo a los
servicios básicos, como el agua y la electricidad, mediante subsidios y
eliminando las multas por facturas impagas.
Señalan un vínculo
fundamental entre contener COVID-19 y brindar alivio económico, ya que
los hogares que enfrentan una escasez aguda pueden estar menos
dispuestos que otros a seguir las reglas de distanciamiento social para
poder encontrar oportunidades para satisfacer las necesidades básicas.