domingo, 28 de noviembre de 2010

La contribución en plata, que nunca fue devuelta, de la Corona española a la guerra de Independencia de EE UU

MADRID.- A veces la verdadera historia se halla oculta dentro de la misma historia, en pequeños trazos, datos dispersos, papeles nimios... hasta que alguien los encuentra y todo cobra otro sentido. Esto ocurre con el apoyo, bastante conocido y estudiado, que la Corona española ofreció a las colonias rebeladas contra Gran Bretaña en América durante la guerra de Independencia (1776 a 1783) que dio origen a EE.UU. 
 
Nuevos documentos invitan a una relectura de esta historia que indica que la primera potencia mundial no habría salido adelante sin la ayuda de España, porque la deuda fue astronómica y además porque no devolverla salvó de la quiebra al naciente Estado.
Todo parte de un estudio jurídico presentado por el abogado José María Lancho la pasada semana en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Tras años de investigación en archivos de España y América, ha reunido correspondencia, documentos mercantiles y diplomáticos que le permiten cuantificar esa deuda, por primera vez sin utilizar estimaciones, en más de 3 billones de dólares al cambio actual —con interés compuesto pactado del 5%— (o en más de medio billón de dólares con interés simple). Cifra no definitiva, calculada por Lancho y el auditor Antonio Granero, muy moderada por no incluir pagos directos desde La Habana y tener en cuenta algunas compensaciones.
No está en la intención del investigador que sus hallazgos supongan un ajuste de cuentas entre gobiernos que nos sacaría de la crisis, pero sí que sirva para que EE.UU. valore con nuevos ojos «la aportación hispana a su cultura desde el minuto cero de su historia» y para «derribar leyendas negras que aún se alimentan contra lo hispano allí». Así lo ha comprobado Lancho, por ejemplo, en el juicio contra los cazatesoros de Odyssey, que dio un vuelco gracias a su investigación de las indemnizaciones españolas del XIX.
España no se expuso tanto como Francia en su ayuda a la rebelión americana. El rey francés estaba resuelto a debilitar al inglés hasta la aniquilación, pero España se movió con más cautela ante un problema que podía venírsele en contra en sus propias colonias. Aun así, los nombres de Benjamin Franklin, Baumarchais, John Jay, Jefferson, Carlos III, Floridablanca, Gálvez... permiten entrever un tablero donde jugaban las mejores mentes del siglo.
Franklin llegó a París con la intención de financiar la rebelion. Reunió voluntades y el Tesoro francés acabó sufriendo tal mella que la ayuda contribuyó no poco a extenuar la Hacienda (y por tanto a convocar los Estados Generales). Esto es conocido, pero no lo son tanto los pasos en España de su sucesor, el plenipotenciario John Jay, joven abogado de Nueva York. Con dificultades trató de conseguir lo mismo de la Corte española. Apoyado por el embajador de Francia construyó su propia red de intereses desde Madrid, ciudad en la que nunca se encontró cómodo. Aquí murió una de sus hijas y no consiguió el éxito en la Corte que Franklin lograba en París. Aún así trató con el secretario de Estado, el conde de Floridablanca, otro abogado murciano con el que pudo entenderse, convencido de que había que fortalecer la posición española contra Londres.
Por la puerta de servicio
Pero España trata con él por puertas de servicio, para no ofender a Inglaterra ni provocar el enfrentamiento directo. Jay emite letras y recaba fondos sin dejar rastro. Por eso ha sido hasta ahora tan difícil cuantificar el monto total de una ayuda «sin la que no habría tenido éxito la empresa colectiva cuya consecución ha transformado la historia en los últimos siglos: el nacimiento de EE.UU», según Lancho.
Repasando la importantísima historiografía, a la que debe mucho, y sumando sus aportaciones documentales, el abogado ha rastreado el devenir de la deuda que, en el primer tercio del siglo XX, se daba por pagada, aunque sin remitir a documento alguno. Desde el siglo XVIII los tratadistas afirman que no cabe la prescripción extintiva. Y en su estudio Lancho analiza el devenir del asunto en derecho internacional hasta nuestros días. EE.UU. no la otorga efectividad entre Estados. Por ello mantiene «la posiblidad jurídica de la vigencia de esta deuda».
Materiales
Lancho ha manejado los listados de materiales enviados por barco desde Bilbao y Cádiz, y desde alguna ciudad europea, a cargo del Real Tesoro. Barcos cargados de uniformes, armas, pertrechos o medicinas que partieron igualmente desde Nueva Orleans y La Habana, y el dinero contante que fue entregado según las pruebas en París, Bilbao, Nueva Orleans así como fuertes sumas a John Jay por letras que emitía él o por encargo del Congreso.
El rastro, meticulosamente perseguido, ha permitido a este abogado demostrar la existencia de algunas partidas, cuantificar cabalmente otras o computar entregas que no eran consideradas ayuda. Documentalmente sostiene que se minimizó la ayuda (España no podía protestar en alto por la discreción con la que camufló este empeño antibritánico). «Los plenipotenciarios americanos en París deliberadamente alteraron las cifras que habían pasado por sus propias manos», afirma. Lancho.
Kentucky
En resumidas cuentas, gracias a la ayuda española los colonos pudieron mantener su lucha hasta la decisiva batalla de Yorktown en 1781, donde aún eran pagados y pertrechados los combatientes franceses (había más que americanos) con pecunio extranjero. Lafayette había escrito a su ministro Vergennes en 1780: «El ejército americano, señor conde, es poco numeroso, está mal vestido, medianamente artillado, y todos estos inconvenientes son debidos a la depreciación del papel».
La plata española valía más: 3,5 millones de pesos. América estaba en quiebra y no podía pagar si pretendía salir adelante, tanto que Kentucky, que entonces englobaba mucho territorio, se planteó abandonar la Unión y —dato poco conocido— incorporarse a la Corona española. Por demás, pagar la deuda significaba alentar a los partidarios del Rey Luis XVI, pronto apresado y con España tratando de rescatarlo por todos los medios, incluso el soborno.
Aveces la verdadera historia se halla oculta dentro de la misma historia, en pequeños trazos, datos dispersos, papeles nimios... hasta que alguien los encuentra y todo cobra otro sentido. Esto ocurre con el apoyo, bastante conocido y estudiado, que la Corona española ofreció a las colonias rebeladas contra Gran Bretaña en América durante la guerra de Independencia (1776 a 1783) que dio origen a EE.UU. Nuevos documentos invitan a una relectura de esta historia que indica que la primera potencia mundial no habría salido adelante sin la ayuda de España, porque la deuda fue astronómica y además porque no devolverla salvó de la quiebra al naciente Estado.
Todo parte de un estudio jurídico presentado por el abogado José María Lancho la pasada semana en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Tras años de investigación en archivos de España y América, ha reunido correspondencia, documentos mercantiles y diplomáticos que le permiten cuantificar esa deuda, por primera vez sin utilizar estimaciones, en más de 3 billones de dólares al cambio actual —con interés compuesto pactado del 5%— (o en más de medio billón de dólares con interés simple). Cifra no definitiva, calculada por Lancho y el auditor Antonio Granero, muy moderada por no incluir pagos directos desde La Habana y tener en cuenta algunas compensaciones.
No está en la intención del investigador que sus hallazgos supongan un ajuste de cuentas entre gobiernos que nos sacaría de la crisis, pero sí que sirva para que EE.UU. valore con nuevos ojos «la aportación hispana a su cultura desde el minuto cero de su historia» y para «derribar leyendas negras que aún se alimentan contra lo hispano allí». Así lo ha comprobado Lancho, por ejemplo, en el juicio contra los cazatesoros de Odyssey, que dio un vuelco gracias a su investigación de las indemnizaciones españolas del XIX.
España no se expuso tanto como Francia en su ayuda a la rebelión americana. El rey francés estaba resuelto a debilitar al inglés hasta la aniquilación, pero España se movió con más cautela ante un problema que podía venírsele en contra en sus propias colonias. Aun así, los nombres de Benjamin Franklin, Baumarchais, John Jay, Jefferson, Carlos III, Floridablanca, Gálvez... permiten entrever un tablero donde jugaban las mejores mentes del siglo.
Franklin llegó a París con la intención de financiar la rebelion. Reunió voluntades y el Tesoro francés acabó sufriendo tal mella que la ayuda contribuyó no poco a extenuar la Hacienda (y por tanto a convocar los Estados Generales). Esto es conocido, pero no lo son tanto los pasos en España de su sucesor, el plenipotenciario John Jay, joven abogado de Nueva York. Con dificultades trató de conseguir lo mismo de la Corte española. Apoyado por el embajador de Francia construyó su propia red de intereses desde Madrid, ciudad en la que nunca se encontró cómodo. Aquí murió una de sus hijas y no consiguió el éxito en la Corte que Franklin lograba en París. Aún así trató con el secretario de Estado, el conde de Floridablanca, otro abogado murciano con el que pudo entenderse, convencido de que había que fortalecer la posición española contra Londres.
Por la puerta de servicio
Pero España trata con él por puertas de servicio, para no ofender a Inglaterra ni provocar el enfrentamiento directo. Jay emite letras y recaba fondos sin dejar rastro. Por eso ha sido hasta ahora tan difícil cuantificar el monto total de una ayuda «sin la que no habría tenido éxito la empresa colectiva cuya consecución ha transformado la historia en los últimos siglos: el nacimiento de EE.UU», según Lancho.
Repasando la importantísima historiografía, a la que debe mucho, y sumando sus aportaciones documentales, el abogado ha rastreado el devenir de la deuda que, en el primer tercio del siglo XX, se daba por pagada, aunque sin remitir a documento alguno. Desde el siglo XVIII los tratadistas afirman que no cabe la prescripción extintiva. Y en su estudio Lancho analiza el devenir del asunto en derecho internacional hasta nuestros días. EE.UU. no la otorga efectividad entre Estados. Por ello mantiene «la posiblidad jurídica de la vigencia de esta deuda».
Materiales
Lancho ha manejado los listados de materiales enviados por barco desde Bilbao y Cádiz, y desde alguna ciudad europea, a cargo del Real Tesoro. Barcos cargados de uniformes, armas, pertrechos o medicinas que partieron igualmente desde Nueva Orleans y La Habana, y el dinero contante que fue entregado según las pruebas en París, Bilbao, Nueva Orleans así como fuertes sumas a John Jay por letras que emitía él o por encargo del Congreso.
El rastro, meticulosamente perseguido, ha permitido a este abogado demostrar la existencia de algunas partidas, cuantificar cabalmente otras o computar entregas que no eran consideradas ayuda. Documentalmente sostiene que se minimizó la ayuda (España no podía protestar en alto por la discreción con la que camufló este empeño antibritánico). «Los plenipotenciarios americanos en París deliberadamente alteraron las cifras que habían pasado por sus propias manos», afirma. Lancho.
Kentucky
En resumidas cuentas, gracias a la ayuda española los colonos pudieron mantener su lucha hasta la decisiva batalla de Yorktown en 1781, donde aún eran pagados y pertrechados los combatientes franceses (había más que americanos) con pecunio extranjero. Lafayette había escrito a su ministro Vergennes en 1780: «El ejército americano, señor conde, es poco numeroso, está mal vestido, medianamente artillado, y todos estos inconvenientes son debidos a la depreciación del papel».
La plata española valía más: 3,5 millones de pesos. América estaba en quiebra y no podía pagar si pretendía salir adelante, tanto que Kentucky, que entonces englobaba mucho territorio, se planteó abandonar la Unión y —dato poco conocido— incorporarse a la Corona española. Por demás, pagar la deuda significaba alentar a los partidarios del Rey Luis XVI, pronto apresado y con España tratando de rescatarlo por todos los medios, incluso el soborno.
 

El euro, una moneda que pierde crédito

PARÍS.- El euro y la zona monetaria europea son víctimas del mismo cáncer que ya dinamitó el difunto Sistema Monetario Europeo (SME, 1979– 1993): la anemia económica, el incumplimiento masivo de todas las promesas de «convergencia» y «saneamiento», la irresponsabilidad de gobernantes que han utilizado la retórica del «rigor» para vender la indisciplina de vivir a crédito, que los grandes inversores internacionales castigan con su implacable desconfianza.

La moneda oficial de 16 de los 27 estados miembros de la UE nació (1995/2001) tras la «voladura» del SME con un escudo conceptual que debía asegurar la convergencia económica de países tan distintos como Alemania y España, el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC, 1997), que preveía dos tipos de dispositivos de control: «vigilancia mutua y preventiva» de los presupuestos nacionales, para evitar déficits nocivos para la credibilidad de la moneda europea; y «procedimientos de castigo» para los Estados que violasen las normas de comportamiento común...
El PEC fue concebido en Alemania para intentar evitar el rosario de catástrofes monetarias que había precipitado el hundimiento del SME: las divergencias presupuestarias, las diferencias de competitividad e inflación que dinamitaron aquella difunta zona de estabilidad monetaria.
Los estrategas alemanes imaginaron un Pacto de disciplina y convergencia que Alemania (Schroeder) y Francia (Chirac) comenzaron violando y desacreditando. El primer PEC apenas duró siete u ocho años, hasta que fue necesario acelerar una «gran reforma» (2005) para intentar sanear el abismo que separaba la retórica del «rigor» y la irresponsabilidad de los gobiernos.
El nuevo PEC apenas ha durado cinco años, víctima de los mismos desequilibrios, promesas incumplidas, mentiras masivas, corrupciones diversas, «ingenierías contables» y un largo rosario de falsedades de Estado, apenas maquilladas. La crisis financiera del verano del 2007 agravó todos esos indicadores negativos, convirtiendo la zona euro en un campo de minas incendiarias, que no han dejado de estallar, desde entonces.
La Estrategia de Lisboa (2000) proyectaba y prometió «convertir la economía de la Unión en la economía del conocimiento más competitiva y dinámica del mundo, antes de 2010, capaz de un crecimiento duradero acompañado por una mejora cuantitativa y cualitativa del empleo y mayor cohesión social». Ni un solo Estado ha cumplido las promesas. Bien al contrario: España continuó viviendo de especulación inmobiliaria y fondos de cohesión europeos, Grecia llegó a maquillar las cuentas del Estado para recibir más fondos europeos, Francia siguió «chutándose» con deuda pública, etcétera.
Solamente Alemania y algunos de los países de su área continuaron reformando y mejorando su competitividad, inscrita en su Constitución la imperiosa necesidad del saneamiento permanente de las cuentas del Estado.
Así las cosas, cuando Grecia terminó precipitándose en la bancarrota, los contribuyentes alemanes pusieron el grito en el cielo: «¡No queremos seguir pagando impuestos para subvencionar a un país que no se impone la disciplina que nosotros aceptamos y sufrimos...!». Desde Alemania es evidente que la indisciplina de los países periféricos (Grecia, Irlanda, Portugal y España) sigue siendo una amenaza para la estabilidad del euro, víctima de la modesta o nula convergencia entre la competitividad alemana y los arcaísmos mediterráneos y periféricos.
Crisis en solo seis meses
La expulsión de Grecia de la zona euro hubiese sido una decisión tan dolorosa e imprevisible que Angela Merkel decidió aceptar la creación de una «malla de seguridad», el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), con un objetivo muy «modesto»: prestar dinero a los estados incapaces de cumplir la disciplina del PEC, víctimas de su falta de credibilidad, agravada por la ausencia de reformas, la baja competitividad, las modestísimas perspectivas de crecimiento, imprescindibles para poder hacer frente deudas crecientes.
Seis meses después de su creación, el FEEF está en crisis, víctima de las mismas evidencias, incertidumbres y desconfianzas que ya volaron el SME y confirmaron el abandono por incumplimiento de la Estrategia de Lisboa y el PEC .
Hace seis meses, el FEEF fue concebido como un arma estratégica, disuasiva: la UE y el FMI se comprometían a movilizar 750.000 millones, para salvar de la bancarrota a este o aquel Estado víctima de la falta de credibilidad, desconfianza o desequilibrios de sus cuentas públicas. De entrada, con una gran «ingenuidad», los inversores se creyeron la retórica parda del Fondo. Tras la pausa veraniega, los inversores internacionales advirtieron la evidencia: Grecia sigue sin convencer, Irlanda está al borde de la bancarrota, Portugal no sale del hoyo, y España sigue aplazando las reformas.
Detalle más grave, los inversores han advertido que, en verdad, nadie tiene tampoco muy claro de donde saldrán los 750.000 millones del fondo de rescate para los periféricos. Nadie duda de la solvencia del FMI, cuya aportación a ese fondo común está cifrada en 250.000 millones. Los 60.000 millones de la Comisión están mal que bien presupuestados. Pero... hay muchas dudas sobre los 440.000 prometidos por los estados.
No se pone en duda la credibilidad de Alemania, cuya participación en el Fondo es de 119.390 millones. Francia prometió 89.657 millones: pero nadie olvida que París sigue viviendo a crédito, habituada a la morfina de la deuda. Los 78.784 millones italianos y los 52.352 millones prometidos por España suscitan las más vivas reservas. Si Portugal o España necesitasen el socorro urgente, los recursos del Fondo pudieran quedarse cortos...
Grecia ya recibió o está recibiendo 110.000 millones del Fondo. Irlanda recibirá otros 85.000 millones. En un trimestre de descontrol y nubes tóxicas políticas, el fondo original ha disminuido espectacularmente, cuando continúan creciendo las reservas.
Angela Merkel y Nicolas Sarkozy intentan negociar un acuerdo para prolongar indefinidamente el FEEF, concebido como mecanismo provisional hasta 2013, pero Berlín y París buscan promesas de saneamiento, ayuda y convergencia. Esa es la negociación en curso, que deja en suspenso el problema capital. El euro está amenazado por el endeudamiento y la solvencia: un fondo de rescate puede ayudar a salir del paso, pero, finalmente, alguien tendrá que pagar las deudas millonarias y las perspectivas de crecimientoson muy débiles y volátiles.

España no necesita rescate pero puede acabar siendo rescatada

MADRID.- España no necesita rescate. Pero puede acabar siendo rescatada. Es tanto como decir que no todo está perdido pero todo puede perderse, se escribe en 'Abc'. Se han orquestado auxilios financieros en Europa por dos problemas, y España no adolece de ninguno de ellos. No hay bloqueo a la financiación pública a corto plazo, como le sucedió a Grecia en primavera, puesto que las necesidades del Estado están cubiertas. 

En Atenas, el índice de riesgo país, que mide la confianza en la capacidad de pago, se disparó hasta superar los mil puntos básicos sobre Alemania. A Dublín, los mercados le asignan más de 600. En Madrid, desbocada,ha marcado 264. Cuando Felipe González dejaba La Moncloa en 1996, este indicador marcaba cerca de 350 puntos. Esa es la España que puede esperarnos.
Tampoco el sector financiero del país está quebrado como el de Irlanda. De entre todos los bancos del Tigre Celta, solo el Bank of Ireland aguanta hoy sin mayoría de capital público, y no resistirá mucho más.
El de España, sin embargo, es uno de los sectores financieros más robustos de Europa. A diferencia del resto de sus vecinos, que aprobó de media al 60%, nuestro país examinó en julio al 96% de sus entidades durante los test de estrés, en el escenario más adverso entre los ideados por los bancos centrales de Europa. Solo cinco cajas, de menor tamaño, no superaron el listón. A igual examen que el de sus vecinos, todas las entidades españolas hubieran aprobado con nota. Hay que auditar a cerca del 75% del sector financiero español para encontrar el primer suspenso. En Alemania, con menos (examinó al 71% de su banca), apareció el primer cate. Irlanda solo examinó a dos entidades.
Así pues, si no hay agujero, de nada sirve el dinero para taparlo. El problema de España es otro.
Los mercados, un negocio, se mueven a golpe de datos objetivos y de percepciones, con la especulación como característica de su naturaleza. ¿Datos objetivos? Un país muy líquido y con el peso suficiente para arrastrar al euro en su caída. Un crecimiento que no despega. Una reforma laboral pendiente de desarrollo. Una reestructuración financiera dilatada por la complejidad del Estado autonómico. Una reforma de pensiones que no se resolverá hasta primavera, —Francia, en la suya, tardó cinco meses, y Grecia, dos—. Unas administraciones territoriales que incumplen sistemáticamente los objetivos de déficit. Un Estado central que controla menos de la mitad del presupuesto...
¿Percepción de España? Una economía gripada, guiada por un Gobierno converso —pero no convencido— a la salubridad presupuestaria, que promete pero no cumple, y con poca capacidad para controlar a los territorios. En suma, un Ejecutivo en crisis de credibilidad al frente de una economía debilitada y fácilmente atacable que permite apostar en dobles: contra el país y contra el euro.
Hay salida
Entendiendo por rescate el mecanismo creado por Bruselas, el auxilio comunitario no es un regalo, sino un préstamo multimillonario muy caro en ajustes y, por tanto, una ayuda envenenad. Desestabiliza la situación política y social Bast recordar las manifestaciones griegas, con tres muertos, y la caída del Gobierno irlandés. Y también ahoga el crecimiento, deriva en rebajas de «rating», aument las tensiones en los tipos de interés, la retirada de líneas de crédito, agrava el temido efecto «crowding out», en el que el sector público expulsa al sector privado del mercado. Solo es asumible si no hay otra salida.
Las fortalezas de nuestro país aún le permiten enderezar el rumbo. Estamos a tiempo de cambiar el sino que se cierne, en lugar de abandonarnos a la suerte de los mercados internacionales bajo el eslogan «ya se calmarán», porque nunca lo hacen. Su negocio va en ello. Pero no hay tiempo que perder.
La experiencia recomienda concluir las reformas que echaron a andar tibiamente meses atrás. Después, fusilar los desequilibrios presupuestarios en los segundos niveles de la administración —autonomías y ayuntamientos—. Con consenso o sin él. Cuando esperar un acuerdo, siempre deseable, daña los intereses del país, la responsabilidad obliga al Gobierno a gobernar. Porque no somos Grecia ni Irlanda. Tampoco Portugal. Y no necesitamos un rescate, pero hay que demostrarlo.

¿Es Merkel demasiado alemana para el euro?

BERLÍN.- No hay semana de crisis sin opinión de la canciller, ni sin caída de valores, bonos y bolsa... entre los socios más desfavorecidos. La Unión Europea echa de menos un liderazgo; pero que no sólo hable, o que no hable sólo en alemán y para sus electores. El presidente del Eurogrupo —de ministros de Hacienda— Jean Claude Juncker, ha dicho claramente que Alemania estaría «lentamente perdiendo de vista el interés común europeo», recuerda Abc.

Después de los griegos, ya están los irlandeses odiando a Angela Merkel y talvez aguarden ya en fila portugueses, o belgas o españoles. A los mercados financieros tampoco les sienta mejor. Que las cuentas de la eurozona estén desequilibradas, no pide que su mayor accionista lo airee fuera del consejo de administración a cada rato: la situación del euro es «excepcionalmente seria», proclama la canciller; «el euro es una moneda estable» le ha reprochado de inmediato el comisario Ollie Rehn.
En los últimos días la canciller federal ha enervado primero, e intentar tranquilizar después, a los mercados, de nuevo, un par de veces: el jueves se esforzaba por clarificar que, el riesgo de los bonos en la zona del euro, está cubierto al menos hasta 2013, por el fondo de rescate: No hay necesidad de huir, «todo se mantiene como está acordado».
Su exigencia, de que los acreedores privados participen en el riesgo de la inversión, y en el mecanismo de protección de futuras crisis, sería para después. Pero el después ha sido ya para los irlandeses, que creen que estas declaraciones han auyentado a los inversores depreciando sus bonos y precipitando la crisis.
Sólo luego ha reconocido la canciller que su insistencia, unilateral para enfado de Bruselas, podría haber azuzado el nerviosismo. Tampoco su propio ministro de Hacienda lo ha entendido mejor. Ahora se dice confiada en que, en un futuro, «los mecanismos del mercado, es decir los tipos de interés, impondrán la disciplina».
Analistas consultados ven que su propuesta «suena razonable». Merkel pide que los políticos tengan el coraje de exigir compartir responsabilidades a los agentes y sociedades privadas de inversión, «los que ganan dinero», a fin de «demostrar a los mercados financieros quiénes están al frente». «¿O es que negociar con deuda pública es el único negocio en el mundo que no implica riesgos?», se ha preguntado Merkel ante el Bundestag.
Pero aunque el discurso «suene» a justa reivindicación, para los países pequeños, o con dificultades presentes, la lógica de medir es demasiado alemana: ante la amenaza, los inversores huirán de Irlanda para, en cualquier caso, refugiarse siempre en el bono alemán. Merkel protesta. Todo el mercado se beneficiaría de un mecanismo permanente, de riesgos compartidos, y su ministro de Exteriores la ha respaldado con su homóloga francesa: «en esto, Berlín y París son muy coincidentes».
La líder alemana ha recibido un alud de críticas de todos los rincones y estamentos de la UE, que desde la crisis griega en invierno pasado ven un problema en la locuacidad germana; por más que, en aparente contradicción, se invoca un mayor liderazgo dentro de la Unión que, hasta este año, todos decían esperar sólo de Merkel.
Pero frente a la era Kohl, los socios resienten que el liderazgo alemán no es ya el de todos los europeos. Juncker ha dicho en Berlín que echa de menos a su «amigo paternal» Kohl, que daba la cara «siempre por los pequeños Estados» de la UE, mientras Merkel no habría hecho las cosas más fáciles ni a griegos ni a irlandeses, ni con sus opiniones ni con sus retrasos.
La dirigente democristiana insiste en que «no es necesariamente mejor europeo el más rápido en primer lugar ayuda a los demás países miembros, sino aquel que adopta medidas para fortalecer el euro a largo plazo». Por el «alto nerviosismo generado» la canciller ha querido descartar ante los inversores, «hoy por hoy», la posibilidad de nuevos casos similares a los de Grecia e Irlanda.
El ministro de Exteriores insisten en que Alemania busca «un euro protegido permanentemente de toda turbulencia a través de un mecanismo a prueba de cualquier inclemencia» y denuncia «los ataques especulativos contra Europa y el euro».
El ataque al euro, ¿sin éxito?
También el presidente del Bundesbank, Axel Weber, asegura que «el ataque contra el euro no tiene ninguna posibilidad de éxito». Pero el aspirante a suceder a Trichet no ha creado menos confusión al sugerir que se defenderá el euro «incluso ampliando el fondo de rescate». La Comisión Europea no ha tardado en distanciarse.
Numerosos expertos y dirigentes europeos, incluido el presidente del Banco Central Europeo, parecen hartos de que, desde un país como Alemania, efectivamente la canciller parezca confundir el euro con su país y no diferencie los problemas de países individuales de los de la propia moneda común.
Juncker ve en esta unilateralidad un ataque a la credibilidad europea, como los propios arreglos «entre los grandes» a espaldas de todos, como la reforma del pacto de Estabilidad, acordada en Deauville por París y Berlín, para forzar sanciones a los que incurran en dificultad.
El ministro de Hacienda advierte de nuevo al Bundestag que «nuestra moneda conjunta está en juego, quiero dejarlo claro, y tenemos que asumir nuestra responsabilidad en esta difícil situación». De no actuar de consuno para defender una moneda estable, las consecuencias económicas y sociales «serían incalculables». Europa está «rodeada por un entorno difícil», dice Wolfgang Schäuble, en referencia no velada a una crisis periférica
Entre tanta opinión contradictoria, lo excepcional es la resistencia del euro, que apenas ha perdido un 7% frente el dólar en estos meses. La segunda oleada de crisis ha venido a probar que las palabras grandes y los grandes paquetes de medidas no convencen, más allá de unos meses. Econo-pesimistas como Smallwood o Roubini vienen augurando el fin del euro en su estado actual.
Dos zonas euros, o eurozona «purgada»
Pero poco a poco surgen otras voces en el Financial Times, como Gideon Rachman, que hablan ya de la posibilidad de dos zonas euros o, cuando menos, una eurozona «purgada», en que Alemania podría forzar a Grecia fuera del euro, como dice Domenico Lombardi, presidente del Oxford Institute for Economic Policy.
Parte de los inversores han llegado a considerar a la euro zona un artificio de origen, con grandes diferencias de competitividad en su seno y que sólo una plena unión fiscal podría subsanar. Pero Alemania no va a entrar por esa puerta y prefiere presionar con recortes, reformas estructurales y una devaluación local por recorte salarial. En todo caso, tanto el presidente del Bundesbank como el jefe del fondo de rescate europeo, el alemán Klaus Regling, han coincidido esta semana en afirmar que «un fracaso del euro es inimaginable», «no hay vuelta atrás», «ningún país abandonará el euro voluntariamente...».

Las 50 veces que los socialistas españoles negaron la crisis

MADRID.- El diario Abc, de Madrid, ha recopilado a través de su hemeroteca una selección de las numerosas declaraciones de los miembros del Gobierno y representantes del PSOE en las que han negado la crisis durante más de tres años. Los cargos que se citan son los que ocupaban entonces los autores de cada declaración.

25 de abril de 2007. Pedro Solbes, vicepresidente segundo y ministro de Economía: «No veo para nada afectado al sector de la construcción específicamente. Sigue funcionando igual, con una ligera desaceleración que le permite ajustarse a una realidad».
3 de julio de 2007. José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno: «En la próxima legislatura lograremos el pleno empleo».
10 de agosto de 2007. David Vegara, secretario de Estado de Economía: «El problema (de la crisis hipotecaria) está focalizado en Estados Unidos» y el sistema financiero «de la potencia americana debería tener la capacidad de solucionarlo».
17 de agosto de 2007. Pedro Solbes: «Los efectos de la crisis hipotecaria estadounidense tendrán un impacto ‘relativamente pequeño’ en la economía española».
A la Bolsa «no hay que dar mayor importancia», porque «las cosas volverán a su normalidad» y los números «fundamentales» de la economía siguen siendo buenos.
6 de septiembre del 2007. José Luis Rodríguez Zapatero, tras su encuentro con el presidente de Banco Santander, Emilio Botín: «La solvencia de las familias españolas y de las empresas permite que la moderación del sector inmobiliario se esté produciendo de forma suave y, por tanto, garantizando la situación financiera de nuestra economía».
11 de septiembre de 2007. José Luis Rodríguez Zapatero: «España es la que más partidos gana, la que más goles mete en la Champions League de las grandes economías del mundo».
26 de octubre de 2007. Pedro Solbes: pese a que existe «incertidumbre» en los mercados financieros globales a causa de la crisis hipotecaria, la exposición del sistema financiero español a la misma «no es en absoluto significante».
11 de diciembre de 2007. Pedro Solbes: «España recibe el 10% de su PIB de recursos externos. Si es más difícil captar esos recursos, eso nos podrá afectar algo a nuestra capacidad crediticia».
15 de diciembre de 2007. Pedro Solbes: los precios suben más en España porque no se sabe utilizar el euro. Pone de ejemplo las propinas en los bares y dice que la gente «se pasa o no llega».
7 de enero de 2008. Diego López Garrido, portavoz del Grupo Socialista en el Congreso. Reconocía «una sana preocupación por la atenuación del crecimiento económico», pero negaba «que estemos ante una recesión grave».
4 de febrero de 2008. El PSOE presentaba sus eslóganes electorales: «Por el pleno empleo»; «Soñar con los pies en la tierra»; «Motivos para creer».
10 de enero de 2008. Pedro Solbes: «Estoy absolutamente tranquilo respecto al futuro. No hay crisis y España está en la mejor de las situaciones posibles para afrontar la desaceleración».
21 de enero de 2008. Pedro Solbes. Decía que «no había que exagerar» los efectos de la caída en la Bolsas. Le quitaba importancia al asunto y añadía que «el Gobierno sigue con interés, hora a hora, lo que está sucediendo para tener las cosas claras, por si fuera necesario tomar medidas».
22 de enero de 2008. José Luis Rodríguez Zapatero: «Vamos en un barco seguro, que es la economía española».
6 de febrero de 2008. José Luis Rodríguez Zapatero: «No hay razones objetivas, no hay ninguna razón objetiva y fundada que permita sostener con honestidad un mensaje pesimista, mucho menos catastrofista. Ni sobre la situación actual ni, aun con mayor fundamento, sobre el futuro».
6 de febrero de 2008. María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta primera del Gobierno. Pasaba por alto problemas como la inflación o el fin del ciclo inmobiliario, rechazaba que existieran motivos justificados para el «alarmismo», en contra de la percepción de los empresarios que la escuchaban. Tampoco hacía referencia a la pérdida de confianza de los españoles en la economía que ha desvelado el Instituto de Crédito Oficial (ICO).
11 de febrero de 2008. Pedro Solbes: «El mercado de trabajo español ha cambiado mucho en los últimos años, por lo que puede ser que ahora seamos capaces de crear empleo con crecimientos algo inferiores e incluso recortar el desempleo».
21 de febrero de 2008. Pedro Solbes, en el debate con Manuel Pizarro (PP) en Antena 3, durante la campaña para las elecciones generales:
-«Es prematuro hablar de crisis cuando la Unión Europea dice que crecemos al 2,7%»
-«El desempleo ha descendido del 11,5 por ciento al 8,5 en los últimos cuatro años»
-«¿Qué gastos va a recortar para pagar los 30.000 millones de su reforma fiscal?»
-«Quiero lanzar un mensaje de tranquilidad y confianza»
-«Dejamos una herencia mejor que la que recibimos. Hay problemas, sí, hay cierta desaceleración, hay factores externos que nos afectan y algunos problemas generados internamente que me preocupan». Acusaba al Partido Popular de «estar llamando a la crisis».
3 de marzo de 2008. José Luis Rodríguez Zapatero, en el debate en TVE con el líder del PP, Mariano Rajoy, durante la campaña para las elecciones generales.
-«¿Sabe lo que le ha importado la economía de las familias. Un bledo, señor Rajoy. Un bledo».
-«Los huevos con ustedes subieron tres veces más, las frutas también, y las patatas veintidós veces más con su Gobierno».
-«Mi objetivo en la próxima legislatura es el pleno empleo».
-«Quiero crear dos millones de puestos de trabajo»
3 de junio de 2008. Pedro Solbes volvía a rechazar la idea de que España estuviera inmersa en una crisis económica, aunque reconocía que nuestro país atravesaba una situación «grave y preocupante» a la que habrá que prestar atención. En una entrevista a RNE, el ministro aseguraba que la economía española podría crecer en el entorno del 2% este año, aunque indicaba que podría alcanzar el 2,1%, el 2,2% o el 2,3% que ha previsto el Gobierno y que, a su juicio, seguía siendo la cifra más realista.
3 de junio de 2008. Miguel Ángel Fernández Ordóñez: «El sistema financiero español no es inmune si persiste la actual situación económica internacional». Hasta ese momento había mantenido que las turbulencias macroeconómicas no iban a afectar al sistema financiero español.
6 de junio de 2008. María Teresa Fernández de la Vega: «Saldremos todos juntos delante de esta situación».
10 de junio de 2008. José Antonio Alonso, portavoz del Grupo Socialista en el Congreso: «En España no hay crisis económica».
12 de junio de 2008. Pedro Solbes: «Ayer (por el miércoles), lo único que hablé fue que había que prepararnos para la crisis, pero en ningún momento hablé de crisis».
16 de julio de 2008. Pedro Solbes: «Es la crisis más compleja de la historia». «Para mí, que he vivido la crisis del 93-94 y algunas otras indirectamente, esta es posiblemente la crisis más compleja por la cantidad de factores que están encima de la mesa». «Hay luz a final del túnel». «El Ejecutivo nunca había ocultado información a los españoles sobre la situación de la economía».
22 de julio de 2008. Celestino Corbacho, ministro de Trabajo: «Nos tendremos que apretar el cinturón y vendrán tiempos de turbulencias».
23 de julio de 2008. José Luis Rodríguez Zapatero: Comentando la propuesta de limitar al 2% el crecimiento del gasto público, hecha por el PP “El gobierno no es partidario de esa constricción del gasto porque afectaría a la subida de la retribución de los empleados públicos, a la capacidad y necesidad para las pensiones mínimas y al desarrollo y aplicación de la Ley de Dependencia».
24 de julio de 2008. Pedro Solbes: «No llegaremos a recesión en ningún caso y tampoco a crecimiento negativo».
3 de agosto de 2008. Pedro Solbes: «La situación de la economía es peor de lo que preveíamos todos».
27 de agosto de 2008. José Luis Rodríguez Zapatero: «Queremos recuperar el crecimiento del 3% cuanto antes, pero dependerá de factores internacionales».
23 de septiembre de 2008. Pedro Solbes, sobre la crisis económica: «Es la peor desde que tengo conocimiento, desde que tengo uso de razón, y tengo 66 años».
2 de septiembre de 2008. José Blanco, vicesecretario general del PSOE: «Los españoles viven mejor que nunca, aunque alguno tiene algún problema».
11 de septiembre de 2008. Pedro Solbes: «Si la recesión sirve para limpiar la economía, la situación no es tan grave».
24 de septiembre de 2008. Pedro Solbes: «Nosotros no hemos negado nunca la crisis».
2 de octubre de 2008. Leire Pajín, secretaria de Organización del PSOE: «Estamos en un sistema fuerte que nos permite mirar al futuro con paso firme y seguridad».
18 de diciembre de 2008. José Luis Rodríguez Zapatero: pese a los datos oficiales, sitúa en abril el repunte del empleo.
8 de abril de 2009. Pedro Solbes, tras su marcha del Gobierno, apuntaba que ponía fin a «cinco años en el Gobierno y más de 40 años de vida pública» con sentimientos encontrados, ya que por un lado se marchaba con «la satisfacción del deber cumplido» y la alegría por los aciertos y por haber contribuido a la modernización y la apertura de la economía española», pero «con el pesar por los errores cometidos» y por los que no se habían podido evitar.
6 de mayo de 2009. Elena Salgado: tras un Consejo de Ministros extraordinario, mostraba cierto optimismo sobre el futuro, ya que veía «algunos brotes verdes» en la evolución de la economía española.
3 de junio de 2009. Miguel Sebastián, ministro de Industria: «todo el mundo ve brotes verdes en la economía que podrían apuntar al principio del fin de la crisis, excepto los que no quieren verlos porque a lo mejor están acostumbrados a ver billetes verdes».
14 de agosto de 2009. Elena Salgado, vicepresidenta segundo del Gobierno y ministra de Economía: tras la peor caída del PIB desde que en 1970 se comenzaran a realizar las estadísticas de la Contabilidad Nacional, decía que la economía española «continúa mostrando un comportamiento comparativamente mejor que nuestro entorno».
3 de septiembre de 2009. Elena Salgado: «Lo más agudo de la crisis ha quedado atrás».
23 de noviembre de 2009. José Luis Rodríguez Zapatero: «La recuperación ya se ha iniciado» y confía en que su ley de Economía Sostenible «acabe con la recesión».
30 de diciembre de 2009. José Luis Rodríguez Zapatero. Se agarra al informe hecho público por el Banco de España, que pone de relieve un frenazo en la caída productiva, para augurar empleo «neto» en el «último tramo» de 2010, aunque en el primer semestre sigamos viendo una «moderada».
11 de febrero de 2010. José Luis Rodríguez Zapatero: «No estamos peor que hace seis meses».
20 de febrero de 2010. José Luis Rodríguez Zapatero, tras su encuentro con Brown en Londres: «No vamos a caer en la trampa de las ideas de aquellos que provocaron la crisis».
12 de mayo de 2010. José Luis Rodríguez Zapatero, dos años después de que la oposición le advirtiera sobre la gravedad de la crisis:
-«La situación es difícil y sería insensato ocultarlo».
-«Se ha iniciado la recuperación económica».
14 de mayo de 2010. Elena Salgado: «No hemos tenido otra elección que recortar el salario a los funcionarios». El 25 de febrero de 2010 había dicho: «El acuerdo salarial con los funcionarios se va a respetar absolutamente»
María Teresa Fernández de la Vega: «El Gobierno es consciente de que las medidas son duras, difíciles y dolorosas». El 2 de marzo había dicho: «Este gobierno cumple siempre todos sus compromisos, todos, asbsolutamente».
22 de Julio de 2010. José Luis Rodríguez Zapatero: «Estamos mucho mejor de lo que parece».
13 de octubre de 2010. Celestino Corbacho: «Los puestos de trabajo no los crea ni los destruye el Ministerio de Trabajo».
24 de noviembre de 2010. Elena Salgado: «Hay que mantener la cabeza fría, dar mensajes claros y emprender acciones efectivas».

La Bolsa española busca sobreponerse a la crisis de confianza

MADRID.- La Bolsa española busca sobre ponerse a la crisis de confianza que impera en la zona euro tras cerrar la semana pasada con una caída del 7%, la mayor desde el pasado mes de mayo, cuando retrocedió un 14% tras el rescate de Grecia. 

Los ministros de Economía de la eurozona llegaron ayer a un acuerdo para crear un fondo de rescate permanente para después de 2013 que contemplará la participación de los bancos privados "caso por caso" y no de forma automática cuando haya que asistir financieramente a algún país. Esta medida podría afectar positivamente a los mercados.
El parqué madrileño cerró la sesión del viernes con un descenso del 1,8%, que situó al Ibex-35 en la cota de los 9.547,2 puntos, el nivel más bajo desde el pasado mes de julio. En Europa, los principales indicadores también cerraron el viernes en negativo, aunque con caídas más moderadas que Madrid, incluso que Portugal, que perdió un 0,61%. 
Por su parte, París cayó un 0,84%, por delante de Londres (-0,53%) y Francfort (-0,45%). Al otro lado del Atlántico, la Bolsa de Nueva York registró descensos durante toda la última sesión de la semana, que duró menos de lo habitual, y el Dow Jones de Industriales terminó con una caída del 0,85%, pese al buen arranque de la temporada de rebajas en Estados Unidos.

Crisis y futuro del euro / Pedro Solbes *

Desde que se propuso la idea de una moneda única en Europa se suscitó la polémica sobre su viabilidad. Para sus defensores, entre los que me encuentro, era un paso fundamental en el proceso de construcción europea, exigiría esfuerzos pero era posible. Para sus detractores plantea problemas insolubles. A los euro escépticos políticos, por la cesión de soberanía que implica. Para los más técnicos, por considerar que una sola política monetaria no puede aplicarse en países con diferentes políticas económicas.
 
Con la crisis el debate se ha avivado. Los anti-euro han reaccionado como se esperaba: «ya lo decíamos, no es viable una moneda única sin una integración política»; los episodios de Grecia e Irlanda no son más que el inicio de un proceso que dará al traste con el euro; el euro ha agravado la crisis en algunos países. Mi apreciación de la realidad es muy distinta: el euro ha jugado un papel claramente positivo durante la crisis. Ha evitado devaluaciones competitivas, y por tanto políticas de empobrecimiento de los vecinos facilitando volver al crecimiento. También ha sido un ancla monetaria a nivel global y ha evitado problemas de proteccionismo o marcha atrás en el proceso de globalización. 
 
Pero hay más. Basta referirse a la mejor coordinación de los europeos para pactar y actuar conjuntamente con las otras grandes economías mundiales las medidas para salir de la crisis o las innovaciones puestas en marcha por el Banco Central Europeo para facilitar la liquidez imprescindible durante la crisis. Sin el euro entraríamos en un proceso de confrontación entre países que hubiera podido dar al traste con el proceso de construcción europea.
 
¿Por qué entonces hay dudas sobre su futuro? Una moneda única exige una mayor coordinación de políticas económicas especialmente fiscales, lo que no se ha respetado, y se han detectado además claras insuficiencias en el acuerdo al que se llegó en Maastricht. Las políticas fiscales expansivas, dada la política monetaria aplicada, y las rigideces de ciertas economías, han generado burbujas o desequilibrios que no son sostenibles. Hemos aprendido además que las dificultades en un país pueden acabar afectando al conjunto de la zona euro por lo que el rígido principio del «no bail out» tiene que ser matizado. Tienen sentido las iniciativas tomadas por la Comisión y el Consejo europeos para reforzar y hacer más automático el pacto de estabilidad y aplicar a las economías en dificultades un mecanismo de rescate (temporal de momento y a sustituir por otro permanente desde 2013).
 
Pero estas decisiones todavía no se aplican plenamente. Mientras ello sucede los mercados siguen poniendo a prueba la consistencia de la zona euro y su capacidad de respuesta. En mi opinión lo hecho hasta ahora, por la Unión y por los países más afectados, va en la buena dirección, pero es prematuro afirmar que todo está hecho. Pero de lo que no tengo la menor duda es que sin el euro, todo hubiera sido más difícil. Corrijamos lo necesario, a pesar del precio político a pagar, pero no caigamos en la tentación de pensar que se puede salir del euro —salir no es aquí lo opuesto a entrar, sino mucho más— o que el euro puede desaparecer. Si la relevancia europea es ya hoy limitada, sin el euro pasaríamos a la irrelevancia total.
 
(*) Ex ministro español de Economía y Hacienda y ex comisario de la Comisión Europea

La mayoría de los irlandeses está a favor de no pagar la deuda

DUBLÍN.- La mayoría de los irlandeses desea que su gobierno deje de reembolsar sus enormes deudas, según un sondeo publicado este domingo por el diario Sunday Independent,  momentos  antes de concluirse un vasto plan de ayuda internacional con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI). 

El 57% de las 500 personas encuestadas estima que Irlanda debería no pagar la deuda y el 43% piensa lo contrario, indica el sondeo realizado por el instituto Quantum Research.

La reivindicación de no pagar la deuda era una de las expresadas en la manifestación que reunió el sábado a entre 50.000 y 150.000 irlandeses, según las estimaciones, en las calles de Dublín.

Según la encuesta, dos tercios de los irlandeses se oponen a las nuevas medidas de rigor anunciadas por el gobierno, entre las cuales está la reducción del salario mínimo.

La Unión Europea introducirá un mecanismo permanente anticrisis desde 2013

PARÍS.- A los Estados miembro de la zona euro se les solicitará agregar cláusulas de acción colectiva a nuevas deudas desde el 2013 a más tardar, como parte de un mecanismo permanente frente a crisis de deuda, dijo el domingo la oficina de la presidencia francesa. 

Las cláusulas de acción colectiva obligan a los tenedores de bonos minoritarios a aceptar cualquier término de reestructuración de deuda con los tenedores de bonos mayoritarios, acelerando el proceso de reestructuración de deuda.

Fuentes de la zona euro dijeron el domingo que Alemania y Francia llegaron a un acuerdo sobre cómo funcionará un futuro mecanismo permanente para resolver las crisis de deuda en la zona euro, una vez que éste sea implementado a mediados del 2013.

El nivel del mar amenaza Alejandría y el Delta del Nilo

EL CAIRO.- Hace 20 años, Taher Ibrahim corría junto a sus amigos por las playas de Alejandría, pero ahora el aumento del nivel del mar ha cubierto su lugar de juegos predilecto de la niñez. Alejandría, con cuatro millones de habitantes, es la segunda mayor ciudad de Egipto, un centro industrial y puerto que maneja cuatro quintos del comercio nacional.

También es una de las ciudades más amenazadas de Oriente Medio por el aumento del nivel del mar debido al calentamiento global.
"Hay playas a las que solía ir en el pasado, ahora esas playas han desaparecido. ¿No es eso prueba suficiente?", se preguntó Ibrahim, de más de 40 años y gerente de una cadena de supermercado.
Las inundaciones podrían desplazar a comunidades enteras en Alejandría y en el Delta del Nilo, el fértil interior agrícola de 79 millones de personas de Egipto.
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por su sigla en inglés) predice que el Mediterráneo crecerá entre 30 centímetros y un metro este siglo.
Más de la mitad de los habitantes de Egipto viven a menos de 100 kilómetros de la costa. Un estudio del Banco Mundial de 2007 estimó que un aumento del nivel del mar de un metro podría desplazar al 10 por ciento de la población.
Altos cargos dicen que el agua salada podría sumergir o empapar de un 10 a un 12 por ciento de la tierra de labranza del mayor importador de trigo del mundo.
"El cambio climático está dándose a un ritmo que no habíamos anticipado. Nuestros registros son claros y en mi línea de trabajo ya es una realidad", dijo a Reuters Suzan Kholeif del Instituto Nacional de Oceanografía y Pesca.
Pero los datos sobre los patrones climáticos locales son escasos y las respuestas oficiales lentas y con falta de coordinación, según los expertos.
Altos cargos egipcios no niegan que pueda haber riesgos, pero dudan de la escala de vulnerabilidad de Egipto, diciendo que se necesitan más estudios.
"Existen suposiciones a nivel internacional de que los niveles marítimos están en ascenso pero no está ocurriendo del modo en que lo plantean. Estamos estudiando todos estos escenarios para estar preparados", dijo el gobernador de Alejandría Adel Labib.
Más de 58 metros de costa han desaparecido cada año desde 1989 en Rasheed, también conocida como Rosetta, dijo Omran Frihy del Instituto de Investigación de la Costa.
"Hay punto álgidos, pero eso no significa que todo el Delta está en riesgo. Antes de empezar a hablar sobre fatalidades, necesitamos saber dónde están esos puntos álgidos y tomar medidas para protegerlos", dijo Frihy.
La mayor salinidad que se filtra en las aguas subterráneas degradará la tierra de labranza y disminuirá la producción, dicen los expertos, en un país donde los precios de los alimentos han provocado malestar en el pasado.
Sin embargo, Egipto no tiene una estrategia clara y unificada frente al cambio climático.
"Hay muchos planes pero no están integrados ni completos," dijo Mohamed Borhan, gerente de un proyecto apoyado por la ONU sobre cómo puede adaptarse el Delta del Nilo al cambio climático.
Algunos expertos sostienen que la incertidumbre sobre la escala del riesgo que enfrenta Egipto dificulta la implementación de estrategias.
"Todavía estamos evaluando nuestra vulnerabilidad. Hay opciones de adaptación pero necesitamos saber a qué nos enfrentamos primero", dijo Mohamed Abd Rabo, profesor de estudios ambientales en el Instituto de Estudios de Grado de Alejandría.
Las tormentas de invierno siempre han inundado las calles de Alejandría con agua de mar, pero ahora las olas rompen contra su palacio de justicia del lado interior de la cornisa, alarmando a algunos científicos que dicen que el agua se está infiltrando más profundamente que antes.
La municipalidad ha comenzado a levantar muros costeros para proteger la cornisa de la inundación, pero el agua salada que se mete en las reservas subterráneas podría ser una preocupación aún mayor para la ciudad fundada por Alejandro Magno en el 331 d.C.
"Tarde o temprano, ocurrirá un desastre pero cuándo, dónde y cómo, no estamos seguros. Pero no tenemos que esperar a que una catástrofe golpee nuestra puerta para entrar en acción", afirmó Kholeif.
Representantes de medioambiente han reforzado sus inspecciones de zonas industriales y presionado para reducir las emisiones de gases invernadero en Alejandría, dijo Mona Gamal El Din, directora de la sede de la Agencia de Asuntos Ambientales de la ciudad.
Pero incluso si las industrias obedecen las normas en Egipto, cuyas emisiones no superan el 0,6 por ciento del total global, esto haría poco por reducir los riesgos para la biodiversidad, agregó.
Esta bióloga, quien ha visto especies marinas desaparecer por el incremento en la acidez, dijo que Egipto era la nación árabe cuya biodiversidad estaba más en riesgo con 108 especies amenazadas.
"Me preocupa que el Gobierno no vaya a hacer nada hasta que una crisis nos golpee. Para entonces, puede que nos hayan llevado las olas," comentó el taxista Ahmed Fattah.

Los corales del Golfo Pérsico se adaptan a aguas más cálidas

DUBAI.- Hace veinte años, los buzos en Dubái podían nadar entre corales repletos de peces de vivos colores y tortugas marinas. Hoy, según el biólogo marino Tom Goreau, los arrecifes muertos perduran como las lápidas de una ciudad fantasma subacuática. 

En los Emiratos Árabes Unidos, algunos de los proyectos arquitectónicos más ostentosos del mundo, como las opulentas casas en una de las islas artificiales de Dubái con forma de palmera, se encuentran sobre estos cementerios de coral.
"Esas zonas que se suponía que debían estar protegidas fueron entregadas a los desarrolladores. Han desaparecido, fueron arrasadas," dijo Goreau, quien dirige Global Coral Reef Alliance con sede en Estados Unidos.
Los arrecifes supervivientes compiten con las plantas de desalinización, necesarias para abastecer de agua potable a los países desérticos a lo largo de la costa del Golfo. Las plantas vierten agua salada y químicos en el mar, calentando sus aguas circundantes e incrementando la salinidad.
Un veinte por ciento de los arrecifes del mundo están dañados sin posibilidad de recuperación. Los científicos no están seguros de la proporción de arrecifes del Golfo que han muerto.
Un equipo de buceo de Kuwait recientemente informó que un 90 por ciento de los corales cerca de la costa de Kuwait estaban muertos o severamente estresados. En Qatar también se ha visto la muerte de los corales.
A los científicos les preocupa que la contaminación y la construcción continúen a un ritmo que podría acabar con los arrecifes del Golfo, que habían resultado ser resistentes al aumento de temperaturas y al incremento en la salinidad oceánica.
Los arrecifes de coral mantienen un tercio de las poblaciones de peces del Golfo y a las economías locales.
"No protegemos a los corales sólo porque son hermosos. Los corales son una fuente de alimento, los pescadores van donde ellos están para pescar. El turismo también, lugares con buenos arrecifes que están protegidos tienen un crecimiento económico", dijo Rita Bento, bióloga marina de la Asociación de Buceo de los Emiratos.
EAU está tomando conciencia de los riesgos que el clima presenta y Abu Dabi auspicia el desarrollo de lo que denomina la primera ciudad de emisiones cero, Masdar.
La sobrepesca es otro problema, pero los científicos afirman que el daño que causa a los arrecifes, donde los peces se alimentan y procrean, podría estar también detrás de lo que los pescadores de Dubái dicen que es una caída del 20 por ciento de la pesca desde 1990.
Hamad al-Roomy, gerente general de la Cooperativa de Pescadores de Dubái, dice que en 2008 las aguas del Golfo estaban invadidas por una marea roja, o algas dañinas, a menudo causada por un repentino cambio en la temperatura.
"Nos golpeó como una bomba nuclear que mata todo a su alrededor. Uno podía ver la marea roja viniendo. Los peces estaban tratando de escapar. Saltaban directamente a la playa", comentó.
La marea roja absorbe oxígeno, sofocando a los peces. Cientos de miles de peces murieron en un solo día.
Meses más tarde, las algas restantes causaron la muerte de extensiones de corales sobre la costa este de los EAU.
Algunos científicos piensan que las mareas rojas podrían volverse más comunes debido al calentamiento del agua salada del Golfo, que está ocurriendo más rápido que en cualquier otra parte del mundo, probablemente acelerado por la contaminación.
Los estados del Golfo Árabe tienen algunas de las más altas emisiones de dióxido de carbono per cápita del mundo. Datos del Banco Mundial y otros organismos de 2006 y 2007 muestran a Qatar a la cabeza de la lista.
Puede tomar años eliminar los contaminantes del Golfo, el cual está casi completamente apartado del océano excepto por el angosto Estrecho de Hormuz, por el que pasa 40 por ciento del petróleo del mundo transportado por mar.
Sin embargo, los científicos afirman que no es la cantidad de corales muertos en el Golfo lo que los sorprende, sino cuántos han sobrevivido.
La mayoría de los corales no puede vivir en temperaturas por encima de los 28 grados, dijo Thabit Abdelsalaam, de la Agencia Ambiental del gobierno de Abu Dabi.
El Golfo difiere de la mayoría de los otros mares donde se encuentran corales porque con sólo 20.000 años de antigüedad es un recién llegado en términos evolutivos.
"Los corales no han tenido tiempo de transformarse en nuevas especies (...) pero aquí, ya se han adaptado a temperaturas más altas", dijo Keith Wilson, del Grupo Ambiental Marino de los Emiratos.
Los investigadores ven una oportunidad para aprender cómo se adaptaron estos corales y determinar si esto podría repetirse en otros lugares.
Reducir la contaminación no será tarea fácil en países del Golfo como EAU.
El crecimiento en el Golfo significa una mayor desalinización. EAU produce 9 millones de metros cúbicos de agua a diario y tiene previsto construir seis plantas más para añadir otros 4 millones de metros cúbicos.
"No podemos detener el desarrollo. Pero podemos asegurarnos de que haya un equilibrio entre el desarrollo y la conservación del medio ambiente," dijo Abdelsalaam.
El estudiante Richard Wagner realizó un estudio de cómo ven los residentes de EAU la amenaza a los arrecifes de coral. A la mayoría no le importa.
"Les dije que si los arrecifes mueren, la mayoría de sus peces morirían. Y contestaron: 'podemos importar más pescados'".