domingo, 19 de julio de 2020

Las posiciones "diametralmente opuestas" de los líderes europeos retrasan el acuerdo sobre el plan de recuperación


BRUSELAS.- Las posiciones "diametralmente opuestas" que mantienen los líderes de la Unión Europea (UE) sobre diferentes puntos del plan de recuperación económica tras la pandemia de coronavirus obligan a continuar con las consultas y retrasar la reanudación del Consejo Europeo hasta al menos las 17.30 horas (15.30 GMT) de este domingo.

"(El presidente del Consejo Europeo, Charles) Michel no tiene una tarea fácil. Raramente he visto en siete años posiciones tan diametralmente opuestas en muchos puntos", reconoció el primer ministro de Luxemburgo, Xavier Bettel, durante el receso, que dura ya desde las 13.00 horas del sábado (11.00 GMT), cuando el político belga suspendió la sesión plenaria para iniciar consultas.
Éstas continuaron durante la jornada del sábado, la madrugada y a lo largo del domingo, cuando la idea era retomar la cumbre a Veintisiete a mediodía.
"La sesión plenaria no empezará antes de las 17.30 horas (15.30 GMT)", advirtió el portavoz de Michel, Barend Leyts, en Twitter.
Explicó que Michel continúa sus consultas junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, con el primer ministro letón, Krisjanis Karins; el presidente lituano, Gitanas Nauseda, y el primer ministro estonio, Jüri Ratas, a los que seguirán la primera ministra belga, Sophie Wilmès; el primer ministro irlandés, Micheál Martin, y Bettel.
Entre otros, antes había visto a la canciller alemana, Angela Merkel; al presidente francés, Emmanuel Macron; al primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis; al primer ministro portugués, António Costa; al primer ministro italiano, Giuseppe Conte, y al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.
Con Sánchez mantuvo Michel esta mañana una "extensa discusión" sobre la nueva propuesta que ha presentado a los líderes para tratar de limar diferencias, señalaron fuentes comunitarias.
Al término del segundo día de cumbre, los puntos de bloqueo seguían siendo el volumen del fondo de recuperación (de 750.000 millones de euros) y el equilibrio entre subvenciones y préstamos, las condiciones para aprobar las ayudas y los descuentos que reciben algunos países en su aportación al presupuesto comunitario.
Los autodenominados países "frugales" -Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca- reclaman más recortes al plan y más control sobre las ayudas.
Bettel señaló que "todavía hay tres puntos principales que hay que aclarar sobre el montante".
"Necesitamos un presupuesto y, sobre todo, una ayuda, que respondan a las expectativas y las necesidades de esta crisis. Es un momento de solidaridad para todos, porque si unos países caen, eso puede tener una repercusión en otros países", enfatizó.
En cambio, dijo que "los que son grandes contribuyentes no quieren dar un cheque en blanco, sino tener la posibilidad de tener derecho a mirar, a decir que no".
Otro obstáculo que mencionó fue el Estado de Derecho al que muchos quieren vincular las ayudas y con lo que no están de acuerdo países como Hungría.
"Es triste recordar en 2020 que en la UE tenemos todos derechos y valores y que son muy importantes. Si hoy podemos vincularlo a cuestiones presupuestarias, habrá que ver si es jurídicamente posible, será una primera etapa, y si no, necesitamos una cláusula de reunión para hablar de ello", apuntó.
Michel se reunió esta tarde también con los líderes del llamado grupo de Visegrado: Hungría, la República Checa, Polonia y Eslovaquia, según su portavoz.
Por su parte, el canciller austríaco, Sebastian Kurz, advirtió según la agencia APA que aún falta por recorrer "un largo camino" y que todos deben moverse de sus posiciones.
"Personalmente, me daría pena si se produjera una interrupción (de las negociaciones)", dijo Kurz.

Los países 'frugales' plantean un acuerdo de mínimos sobre el fondo europeo que el resto de socios rechaza

Las negociaciones del fondo europeo de recuperación y el presupuesto comunitario para los próximos siete años siguen estancadas tras una maratoniana jornada de reuniones para intentar desbloquear el acuerdo. Encuentros que han retrasado varias horas, hasta las 19.20 horas, el inicio formal de la tercera jornada de la cumbre, que estaba previsto para las 12.00 horas de este domingo. 

Tras la suspensión este sábado de la segunda jornada ante la falta de avances, la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Emmanuel Macron han reconocido este domingo que la cumbre europea podría acabar sin acuerdo ante las dificultades y las posturas diferentes entre los bloques. 
En las últimas horas, los paises 'frugales' han planteado al resto de socios una nueva propuesta que pasaría por reducir el fondo europeo de recuperación hasta los 700.000 millones de euros y distribuir esta cantidad a partes iguales entre transferencias no reembolsables y préstamos. Una propuesta que resulta inaceptable para el resto de socios, que reclaman, como mínimo, 400.000 millones de euros en subsidios.
Los líderes de la UE siguen negociando durante las últimas horas el presupuesto comunitario del periodo 2021-2027 y el fondo de recuperación tras la pandemia de coronavirus, para tratar de acercar posiciones y cerrar un acuerdo. De hecho, ya en la mañana de este domingo, Angela Merkel y Emmanuel Macron se reunieron con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
La canciller alemana y el presidente francés han sido de los primeros en llegar al edificio Europa de Bruselas. En declaraciones sin preguntas ha su llegada, Merkel ha mostrado sus dudas acerca de la posibilidad de que los líderes europeos logren un acuerdo en la jornada "decisiva" de este domingo porque sigue habiendo "muchas posiciones" diferentes entre las capitales. 
"Haré mi parte, pero también es posible que no haya hoy un resultado", ha expresado. El francés, Macron, a su vez, ha asegurado que "aún es posible" que los jefes de Estado y de Gobierno lleguen a "compromisos", pero ha añadido "claramente" que en cualquier caso "no se harán a costa de la ambición europea".
Las posiciones muy enfrentadas este domingo y la última propuesta de los 'frugales' -Holanda, Suecia, Dinamarca y Austria- consiste en que el fondo de recuperación  incluya solo 350.000 millones de euros en ayudas directas y otros 350.000 millones en créditos, con lo que su volumen total se reduciría hasta los 700.000 millones, confirmaron este domingo  fuentes diplomáticas. La propuesta original de la Comisión Europea (CE) proponía que ese fondo estuviera dotado con 750.000 millones de euros, 500.000 millones en ayudas directas y otros 250.000 millones en préstamos. Merkel y Macron habían descartado anteriormente reducir el volumen de transferencias directas a menos de 400.000 millones de euros.
Para tratar de acercar posiciones, el presidente del Consejo Europeo había propuesto el sábado mantener el tamaño del fondo en 750.000 millones de euros, pero recortar en 50.000 millones las subvenciones, hasta 450.000 millones de euros, y sumarlos a los préstamos, que ascenderían así a 300.000 millones. Aumentaba, sin embargo, en 15.000 millones, hasta los 325.000 millones, el Instrumento para la Recuperación y la Resiliencia, el núcleo del fondo destinado a financiar reformas e inversiones en los países más afectados, como España e Italia.
En un intento de ganar el apoyo de Holanda, que defiende en solitario poder vetar las reformas o inversiones que quieran hacer los beneficiarios del fondo, Michel planteó introducir el llamado "freno de emergencia". 
Esto permitiría que si algún Estado tiene reservas sobre un plan, pueda pedir en un plazo de tres días que se paralice la aprobación hasta que los líderes de la UE o los ministros de Economía y Finanzas (Ecofin) aborden la cuestión y den luz verde.
Al mismo tiempo, Holanda, Dinamarca, Austria y Suecia insisten en los descuentos para sus aportes al presupuesto comunitario para el período 2021-2027.
Otro obstáculo es la propuesta de vincular la recepción de fondos del presupuesto comunitario 2021-2027 al respeto del Estado de Derecho.
Durante la tarde del domingo, los Veintisiete tratan de dilucidar si todavía es posible lograr un acuerdo en esta cita y, de ser el caso, no se descarta que la cumbre se prolongue durante el lunes, indicó la primera ministra finlandesa, Sanna Marin. 
"Si es posible encontrar un acuerdo, entonces creo que las negociaciones tendrán lugar hasta el lunes", dijo en declaraciones a medios finlandeses. "Raramente he visto en siete años posiciones tan diametralmente opuestas en muchos puntos", reconocía por su parte el primer ministro luxemburgués, Xavier Bettel.

Los líderes elevan la presión sobre Países Bajos y Austria al acusarles de "instrumentalizar" la negociación

BRUSELAS.- Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE han elevado la presión sobre Países Bajos y Austria, acusándoles de "instrumentalizar" la negociación sobre el fondo europeo para bloquear cualquier posible avance, según diversas fuentes diplomáticas y europeas.
Después de una cena tensa de cuatro horas, el presidente del Consejo europeo, Charles Michel, ha suspendido la sesión antes poco de la medianoche para un breve receso que ya supera las dos horas con el objetivo de aclarar si hay margen para lograr un acuerdo o se cancelan las negociaciones.

En concreto, la mayoría de los líderes acusan a La Haya y Viena de utilizar el debate sobre vincular los fondos europeos al respeto del Estado de derecho, algo que irrita a socios del Este como Hungría y Polonia, para cerrar el paso a progresos sobre el tamaño del plan de recuperación.

Varias fuentes diplomáticas han lanzado este mensaje de manera coordinada en un intento por reaccionar a la falta de claridad en los debates por parte de los países del Norte (Países Bajos, Austria, Dinamarca, Suecia y Finlandia).

Las mismas fuentes comunican que Finlandia, Dinamarca y Suecia tienen una posición más flexible y están "dispuestos a dar un paso adelante". Por contra, Países Bajos y Austria, utilizan la controversia sobre el Estado de derecho para bloquear la cumbre.

Alguna delegación también ha subrayado que el llamado 'grupo de los frugales' nunca llegó a poner sobre la mesa de los líderes su oferta de un fondo de 700.000 millones dividido a partes iguales entre préstamos y transferencias. Sólo lo hicieron, añaden, en un momento en el que las negociaciones estaban a punto de descarrilar.

El presidente del Consejo europeo, Charles Michel, ha planteado a los líderes que el fondo de reconstrucción tenga un tamaño de 750.000 millones, de los cuales 400.000 millones serían subvenciones a fondo perdido y el resto préstamos a devolver.

Los países del norte siguen enrocados y se niegan a llegar a un montante de transferencias de 400.000 millones. Sin embargo, fuentes comunitarias defienden que pactar una cifra por debajo de este nivel tendría un impacto económico insuficiente.

Macron ve "aún posible" el acuerdo pero avisa de que "no será a costa de la ambición europea"

BRUSELAS.- El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha asegurado este domingo a su llegada a la tercera jornada de negociaciones de líderes de la UE que hará todo lo que esté en su mano para lograr un acuerdo para el plan de recuperación post-Covid, si bien ha avisado de que no será "a costa de la ambición europea" para contar con los recursos necesarios para afrontar la crisis "inédita" que afronta el bloque.

"Hay que encontrar buenos compromisos en las próximas horas, creo que aún es posible pero esos compromisos, y lo digo claramente, no se harán a costa de la ambición europea", ha subrayado Macron, en una declaración a la prensa sin preguntas, a su llegada a la sede del Consejo europeo en Bruselas, donde los jefes de Estado y de Gobierno se reúnen por tercer día consecutivo.
"La voluntad de acuerdo no nos hará renunciar a la ambición legítima que debemos tener, y veremos en las próximas horas si ambas cosas son compatibles", ha zanjado Macron, quien ha avisado de que el consenso para superar la grave crisis económica, sanitaria y social que atraviesa la UE es algo que la "unidad" de Europa "también necesita".
El mandatario galo ha recordado cuáles son los principales escollos para el acuerdo, entre los que destacan las diferencias sobre la gobernanza y el monto del fondo de recuperación, para el que Países Bajos y el resto de países llamados 'frugales' (Suecia, Dinamarca y Austria) reclaman que se imponga la unanimidad para la aprobación de las ayudas y que se recorte su volumen.
También sigue alejando a los líderes del acuerdo las reservas de países como Hungría y Polonia a la nueva condicionalidad ligada al respeto del Estado de derecho que una mayoría quiere introducir en el próximo marco presupuestario.
Macron ha sido de los primeros en llegar a la cumbre para participar junto a la canciller alemana, Angela Merkel, en una reunión previa de formato reducido con el presidente del Consejo europeo, Charles Michel, para tratar de avanzar en las fórmulas de consenso.
Ya la víspera, la reunión a Veintisiete acabó poco antes de la medianoche con la voluntad de dar espacio a la negociación en bilateral durante la noche y retomar este domingo a mediodía la sesión plenaria, con una nueva propuesta de acuerdo sobre la mesa.
El primero de los encuentros de la madrugada contó con el propio Macron, la canciller Merkel, Michel y los líderes de Países Bajos, Suecia, Dinamarca, Austria y Finlandia, pero "tras varios intentos de acuerdo, el presidente francés y la canciller abandonaron juntos la reunión", según han revelado fuentes diplomáticas.
Macron y Merkel rechazan de plano los fuertes recortes que reclaman los 'frugales' para el fondo de recuperación, y tras constatar las fuertes divergencias en el encuentro continuaron los contactos, ya en el hotel, con otros interlocutores como el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, o la jefa del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, de acuerdo a diversas fuentes.

Manifestantes tailandeses piden la dimisión del gobierno

BANGKOK.- Unos 2.500 manifestantes tailandeses exigieron la dimisión del gobierno y la disolución del parlamento, desafiando la prohibición de reunión, impuesta por el coronavirus, en una de las mayores manifestaciones callejeras que se recuerdan desde el golpe militar en 2014. 

En un mitin organizado por los estudiantes cerca del Monumento a la Democracia de Bangkok, los asistentes citaron una letanía de quejas contra el gobierno civil del primer ministro Prayuth Chan-ocha, exoficial del ejército tailandés que derrocó a un gobierno elegido hace seis años.
Los organizadores emitieron tres demandas: la disolución del parlamento, el fin del acoso a los que se oponen al gobierno, y enmiendas a la constitución escrita por los militares que los críticos dicen que virtualmente garantizó la victoria del partido de Prayuth en las elecciones del año pasado.
“¿Cómo podemos estar de acuerdo con una falta de democracia como esta?” dijo el activista estudiantil, Tattep Ruangprapaikit, a las multitudes.
También hubo algunas referencias públicas encubiertas en la protesta a la poderosa monarquía tailandesa, a pesar de la ley que prohíbe las críticas al rey. Tales referencias habrían sido impensables en otro momento.
La policía estaba estuvo en alerta pero no se movilizó para detener la protesta. El monumento fue acordonado con carteles que decían: “No se puede entrar sin permiso. Mantenimiento en curso”.
Las protestas comenzaron con grupos de estudiantes, pero durante la noche cientos de personas más llegaron para unirse, aumentando el número a cerca de los 2.500 asistentes, según los organizadores y las estimaciones de los periodistas presentes en el lugar.
La manifestación se dispersó alrededor de la medianoche, pero los organizadores dijeron que volverían a las calles en dos semanas si no se cumplían sus demandas.
La oposición pública contra Prayuth ha ido creciendo en los últimos meses.
Desde las elecciones del año pasado, un tribunal ha disuelto el segundo mayor partido de la oposición, dando a su coalición gobernante un control más firme en el parlamento.
El jueves, varios miembros del gabinete de Prayuth renunciaron por disputas internas.
El Partido Palang Pracharat de Prayuth hizo campaña sobre una visión de la cultura tradicional tailandesa y la lealtad al rey Maha Vajiralongkorn.
Tailandia es oficialmente una monarquía constitucional, pero insultar al rey se castiga con hasta 15 años de prisión, y muchos conservadores consideran que la monarquía es sacrosanta.

Kaczynski prepara un nuevo plan para reestructurar el Gobierno polaco

VARSOVIA.- Jaroslaw Kaczynski, el ex primer ministro y líder del partido del Gobierno de Polonia, Ley y Justicia (PiS), ha anunciado este domingo que está preparando un nuevo plan para realizar una profunda reestructuración del Gobierno polaco "poco después del verano".

Kaczynski ha sostenido que habrá cambios y que también se estudiarán las áreas solapadas de responsabilidad ministerial. Por ello, ha señalado que los grandes variaciones no se realizarán solo en el Ejecutivo, sino también en el PiS, aunque no ha precisado a qué personas o puestos afectará.
Sin embargo, ha confirmado que el primer ministro, Mateusz Morawiecki, permanecerá en su puesto, según informaciones de la agencia polaca PAP.
Se trata de un movimiento del líder que se ha relacionado con la victoria por un estrecho margen del candidato del PiS en las elecciones presidenciales de la semana pasada.
El actual mandatario del país, Andrzej Duda, logró imponerse en la segunda vuelta con el 51,21 por ciento de los sufragios, frente a Rafal Trzaskowski, alcalde de Varsovia, que obtuvo el 48,79 por ciento de los votos.
El líder del PiS ha asegurado además que seguirá con su plan de "repolonizar" los medios de comunicación, lo que conlleva que se restringirá la presencia de participantes extranjeros en los medios polacos.
Durante la campaña de las elecciones presidenciales, el Gobierno conservador criticó la acción de los medios de comunicación, especialmente de propietarios alemanas, al considerar que eran parciales en sus informaciones.

Los contactos bilaterales retrasan el inicio normal del tercer día de cumbre sobre el fondo europeo

BRUSELAS.- Las reuniones bilaterales para intentar desbloquear las negociaciones del fondo europeo de recuperación y el presupuesto comunitario para los próximos siete años han retrasado el inicio formal de la tercera jornada de la cumbre, que estaba previsto para las 12.00 horas de este domingo pero no se retomará al menos hasta las 16.00 horas.

El presidente del Consejo europeo, Charles Michel, suspendió anoche el encuentro y convocó a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE a una nueva reunión plenaria a veintisiete a mediodía. El inicio de este encuentro, sin embargo, ha sido retrasado sin nueva hora para dejar espacio a más contactos entre los líderes en grupos pequeños.
La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, han sido de los primeros en llegar al edificio Europa de Bruselas, donde tiene lugar la cumbre, para mantener una reunión privada con Michel y la presidenta del Consejo europeo.
En declaraciones sin preguntas a su llegada, Merkel ha mostrado sus dudas acerca de la posibilidad de que los líderes europeos logren un acuerdo en la jornada "decisiva" de este domingo porque sigue habiendo "muchas posiciones" diferentes entre las capitales. "Haré mi parte, pero también es posible que no haya hoy un resultado", ha expresado.
El francés Macron, a su vez, ha asegurado que "aún es posible" que los jefes de Estado y de Gobierno lleguen a "compromisos", pero ha añadido "claramente" que en cualquier caso "no se harán a costa de la ambición europea".
Un mensaje similar ha compartido el primer ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis, al reconocer que todas las partes deben hacer "concesiones" pero no a costa de "diluir" a ambición del fondo europeo de recuperación. "Simplemente no podemos permitirnos aparecer divididos o débiles", ha advertido.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha llegado al edificio del Consejo europeo minutos después de las 10.30 horas pero no ha hecho declaraciones. España, no obstante, se mostró dispuesta a aceptar que Países Bajos pueda retrasar el desembolso de las ayudas si considera que no se han adoptado reformas adecuadas, pero no a vetar en última instancia el pago de las mismas.
Una de las cuestiones que bloquea la cumbre es precisamente la firme exigencia del primer ministro holandés, Mark Rutte, sobre la condicionalidad para acceder al fondo de recuperación. La Haya quiere, en concreto, que los desembolsos sean aprobados por unanimidad entre los Veintisiete.
Países Bajos está sólo en esta reclamación pero cuenta con el apoyo de Suecia, Dinamarca, Austria y Finlandia en su demanda para recortar el tamaño del fondo y reducir la cifra de subvenciones a fondo perdido.
"Continúa la negociación. De un lado la enorme mayoría de países, incluidos los más grandes: Alemania, Francia, España e Italia, que defienden las instituciones europeas y el proyecto europeo y, del otro lado, unos pocos países, llamados 'frugales'", ha resumido sobre las divergencias el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, en un mensaje publicado a través de las redes sociales.
El mensaje de Conte va acompañado por una imagen en la que se le ve en una sala de reuniones con Von der Leyen, Merkel, Macron y Sánchez. Fuentes de Moncloa han apuntado que ha sido una larga reunión después de la cual el presidente del Gobierno se ha visto en bilateral con el portugués, Antònio Costa, ha conversado por teléfono con Michel y más tarde ha vuelto a verse con Merkel.
El último encuentro en el que ha participado Sánchez, según se puede ver en las imágenes compartidas por el Consejo, ha reunido a los socios del Sur (España, Italia, Grecia y Portugal) con Michel, Von der Leyen y Merkel y Macron.
Con las posiciones divergentes claras, explican las fuentes consultadas, los contactos se centran por el momento no tanto en el volumen y reparto de las ayudas, sobre lo que también hay diferencias, como en aclarar si hay margen para alcanzar un acuerdo en esta cita en la que varios mandatarios han dejado ver ya en sus declaraciones la tensión entre las partes.
Otro de los grandes escollos para el acuerdo es la condicionalidad al respeto del Estado de derecho que, según ha dicho Macron, la mayoría de países apoya. Sin embargo, este principio choca con el rechazo formal de Polonia y Hungría, cuyo primer ministro, Viktor Orbán, ha retado a los socios europeos al defender que si se demuestra que un Estado miembro viola los valores fundamentales "debe abandonar inmediatamente la UE".
"Macron ha dicho que el Estado de derecho es una cuestión existencial, es correcto. Así que si alguien no está dispuesto a aceptarlo debe dejar la Unión Europea inmediatamente. No debe ser castigado con dinero u otra cosa, hay que decirle 'adiós'", ha defendido Orbán en respuesta a preguntas de los periodistas cuando llegaba a la cumbre.
El líder húngaro ha acusado "al tipo holandés", en referencia a Rutte, del bloqueo en las negociaciones por pedir más control sobre las ayudas del fondo y también por exigir más severidad en la condicionalidad sobre el Estado de derecho.
Del primer ministro holandés, Orbán ha dicho que desconoce la razón por la que le "odia" a él y a Hungría, pero que ha defendido en la reunión que viola el Estado de derecho y por ello debe ser castigado.
"Eso es inaceptable", ha continuado Orbán, quien ha recordado que los 27 no han tomado ninguna decisión en contra de Hungría --el procedimiento sobre Estado de derecho está paralizado desde hace un año-- y les ha emplazado a "negociar y tomar una decisión".

Siete de cada diez japoneses creen que los Juegos de Tokio deberían aplazarse de nuevo o suspenderse

TOKIO.- Siete de cada diez japoneses consultados por una macroencuesta de la agencia oficial de noticias Kiodo creen que los Juegos Olímpicos, aplazados a 2021, deberían posponerse de nuevo o quedar definitivamente suspendidos.

De hecho, apenas un 24 por ciento de los japoneses están a favor de celebrar los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio mientras más de la mitad de la población han criticado la decisión del Gobierno de levantar cuanto antes el estado de emergencia para revitalizar la economía.
Este sábado el país ha registrado 622 contagios, la cifra más alta de casos diarios desde el fin del estado de alarma, el pasado mes de mayo.
Un 36,4 por ciento de los encuestados creen que los JJOO deberían aplazarse de nuevo y un 33,7 por ciento apuesta por su cancelación definitiva, hasta conformar un 75,3 por ciento del total de los encuestados, por el motivo principal de que consideran que el virus no puede ser contenido a corto plazo.
Otro 12,7 por ciento cree que el Gobierno debería dar prioridad a su lucha contra la propagación del virus en Japón y el 5,9 por ciento critica los enormes costes adicionales que implicaría albergar el gran espectáculo deportivo un año después de la fecha inicialmente prevista.
Los organizadores de los Juegos de Tokio y el Comité Olímpico Internacional acordaron simplificar el evento, que ahora comenzará el 23 de julio del próximo año, para garantizar la seguridad contra el virus.
En cuanto a lo que se podría hacer para reducir el tamaño de los juegos, el 44,1 por ciento dijo que deberían celebrarse sin espectadores o con un número limitado en cada lugar.
Japón está considerando reducir las restricciones de viaje para los atletas extranjeros de países incluso sujetos a su prohibición de entrada si no están infectados con el virus.
Por otro lado, un 59,1 por ciento de los consultados cree que el Gobierno del primer ministro, Shinzo Abe, ha gestionado mal la epidemia. Aunque la tasa de aprobación del gabinete ha subido en el último mes -- un 38,8 por ciento frente al 36,7 por ciento -- un 66.4 por ciento piensa que el gobierno debería declarar nuevamente un estado de emergencia en respuesta a un aumento reciente en el número de nuevos casos de virus en Tokio y otros lugares.
Desde que el gobierno levantó por completo el estado de emergencia a nivel nacional el 25 de mayo, Tokio y algunas otras áreas urbanas, incluidas sus áreas vecinas y la región occidental de Kansai, han marcado récords diarios de nuevas infecciones.
A pesar del resurgimiento de la epidemia en Tokio, que reportó un registro de 293 casos del virus en un solo día el viernes, y en otras partes de Japón, la administración de Abe decidió seguir adelante con el lanzamiento el miércoles de un programa de subsidios destinado a estimular el viaje doméstico.
La encuesta, en este sentido, revela que un 62,7 por ciento de los japoneses cree que la inciativa debería aplazarse.

Las pérdidas del turismo podrían superar los 40.000 millones de euros este verano en España

MADRID.- El sector turístico español podría cerrar el verano con una caída de ingresos superior a los 40.000 millones de euros respecto al año anterior, sobre todo por el previsible descenso de las llegadas internacionales, aunque también el turismo nacional se resentirá por el temor a contagios del coronavirus y por el efecto de la crisis económica.

Usando como referencia los datos de 2019, en los meses centrales de la temporada turística (junio-septiembre) llegaron a España 37,7 millones de turistas extranjeros, que dejaron 43.147 millones de euros, según las encuestas de entradas por fronteras y gasto turístico del Instituto Nacional de Estadística (INE).
En esos cuatro meses de 2019 se registró casi el 47 % de los ingresos por turismo extranjero de todo el año (92.278 millones), cifra que no se volverá a repetir en 2020.
El sector hotelero calcula que la ocupación se situará en torno al 30 %, tal como dijo a Efe esta semana el presidente de Exceltur y CEO de Meliá, Gabriel Escarrer. Esta es la referencia de cómo se puede mover el verano, dado que este tipo de establecimientos son la opción elegida por la mayoría (alrededor del 65 %) de los extranjeros que vienen a España de vacaciones.
La campaña de verano representa, con carácter general, en torno al 60-70 % de la facturación anual del sector. En la hipótesis, muy optimista, de que este año se venda algo menos de la mitad que el pasado, la factura podría situarse en torno a los 40.000 millones de euros si a los ingresos dejados de percibir de los extranjeros se suman los menores gastos de los nacionales.
Los datos de turismo de los nacionales que registra el INE (en este caso las cifras son trimestrales) indican que entre julio y septiembre del año pasado se registraron 61,16 millones de viajes, que indujeron un gasto de 19.297 millones de euros.
De esta última cantidad, 12.762 millones se gastaron en viajes en España y los 6.534 restantes, en desplazamientos al extranjero. Esta segunda partida quedará este año, con toda probabilidad, reducida a la mínima expresión y la primera se verá también mermada, porque aunque se primará el turismo nacional, el temor a los rebrotes del coronavirus y los efectos de la crisis económica se dejarán sentir en la propensión a viajar.
Si a las pérdidas calculadas para el verano se suman los más de 30.000 millones que ha dejado de ingresar el sector hasta mayo por la prohibición de entrada de turistas extranjeros y de movimientos de los nacionales, la factura se dispara por encima de los 70.000 millones de euros.
Habrá que esperar la evolución del cuarto trimestre -cuando los operadores creen que podría empezar a reactivarse con más fuerza el turismo internacional- para ver cómo se cierra el ejercicio, pero Exceltur cree que las pérdidas anuales superarán los 83.000 millones.
Eso significa que se evaporarán en torno a un 60 % de los 140.300 millones que se consignaron el año pasado como ingresos del turismo tanto nacional como exterior: 48.066 millones de gasto de los nacionales y los 92.278 millones de los extranjeros que vienen a España.
Atrás quedará también la racha de siete récords anuales consecutivos de llegadas de turistas extranjeros, que se cerró en 2019 con 83,7 millones de entradas. Nadie en el sector se aventura a dar una cifra de cierre del año, pero a finales de mayo las llegadas seguían estabilizadas en 10,6 millones de cierre de marzo (en abril y mayo no hubo entradas por el cierre de fronteras), casi 20 millones menos que un año antes.
En los cinco primeros meses del año los ingresos de los extranjeros que hacen turismo en España habían caído en 18.977 millones de euros y se situaban en tan solo 11.707 millones.

Junio quedará en cifras testimoniales

Las cifras de junio no se conocen todavía, pero quedarán en números testimoniales y lejos de los 9.696 millones de ese mes del año pasado porque hasta el día 21 de ese mes las fronteras siguieron cerradas. Tampoco se alcanzarán ni de lejos los casi 12.000 millones mensuales en julio y agosto ni los 9.700 millones de septiembre.
Para los nacionales, la caída del gasto podría situarse en torno a los 10.000 millones, porque encuestas elaboradas por diversas consultoras coinciden en que el descenso podría situarse en el 50 %. Un sondeo de EY-Parthenon constata que los españoles viajarán menos y, entre los que viajen, la mayoría gastará menos.
Las comunidades autónomas más castigadas por la caída del turismo extranjero serán, lógicamente, las que más visitantes reciben: Cataluña ha perdido hasta marzo pasado (en abril y mayo no hubo entradas por el cierre de fronteras) casi 4,5 millones de turistas respecto a enero-mayo de 2019 y 3.650 millones de euros.
Le siguen Canarias, que computa casi tres millones de turistas menos y 3.663 millones de menores ingresos, y Andalucía, con 2,9 millones de visitantes menos y 2.190 millones de euros dejados de percibir.
Con todo, el descenso más fuerte en términos de impacto en la economía es el de Baleares, que de 3,47 millones de turistas entre enero y mayo de 2019 pasó a poco más de 400.000 a cierre de marzo último, lo que se traduce en menores ingresos por 2.875 millones de euros.
En las islas Baleares, en torno a un 45 % de su PIB depende del sector turístico, cuatro veces más que la media nacional. En el caso de Canarias, el PIB turístico está en torno al 35 %.

El Papa advierte que «la pandemia no muestra signos de pararse»


CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Francisco ha advertido este domingo que «la pandemia no muestra signos de pararse», y ha mostrado su preocupación no solo por los enfermos sino también «por las consecuencias económicas y sociales», tanto más graves en la medida en que no se atajen los contagios.

El Santo Padre está pasando las «vacaciones en casa» durante el mes de julio, y su única intervención pública cada semana es el rezo del Ángelus del domingo con los fieles que acuden, con mascarilla y convenientemente separados, a la plaza de San Pedro.
En el encuentro de hoy, marcado una vez más por la pandemia de coronavirus, Francisco ha dicho que «mi pensamiento va de modo especial a las poblaciones cuyo sufrimiento resulta agravado por las situaciones de conflicto».

El Vaticano ve la situación mundial con gran realismo. Hace tan solo doce días, el cardenal Peter Turkson, prefecto del departamento de Desarrollo Humano Integral, advertía que «las crisis interconectadas -sanitaria, económica y ecológica- están ampliando la brecha no sólo entre los ricos y los pobres, sino también entre las zonas de paz, prosperidad y justicia ambiental y las zonas de conflicto, privación y devastación ecológica».
Según Turkson, «esas crisis interconectadas -sanitaria, económica y ecológica- muestran la urgente necesidad de una globalización de la solidaridad que refleje nuestra interdependencia mundial».
Según el cardenal ghanés, los tres problemas encadenados son los ingredientes de «la tormenta perfecta», por lo que resulta urgente desactivarlos cuanto antes.

Europa hay que merecerla / Benito Arruñada *

Algunos lectores se han contrariado porque en una tribuna reciente apunté que nuestra "europeidad" era un regalo inmerecido. Me basaba tan sólo en que, si bien nos sentimos orgullosos de ser europeos y hasta nos mostramos más europeístas que nadie, algunos de nuestros valores se asemejan más a los de países como Argentina, México o Marruecos que a los de nuestros vecinos europeos; incluida esa Italia que se parece a nosotros menos de lo que nos gusta creer.

Un ejemplo relevante para la encrucijada actual es el que refleja la figura: somos más partidarios de la empresa pública y atribuimos más responsabilidad al estado que al individuo (tanta responsabilidad que hasta resulta lógico que la burocracia del idioma pretenda que escribamos “estado” con mayúscula).

Dado que nuestros valores son tan contrarios a la economía de mercado y la libertad contractual que le da vida, no deja de resultar anómalo que durante los últimos setenta años hayamos liberalizado la economía, acercándola así a los promedios europeos.

Entender esta contradicción nos ayudaría a manejar nuestra tesitura, porque, en esencia, la condicionalidad que nos exigen nuestros vecinos del Norte para seguir prestándonos dinero es que acometamos las reformas que por fin asienten nuestra economía en un mercado libre y competitivo, racionalizando el uso del dinero público y abandonando las pautas corporativistas, de origen franquista, que aún rigen en muchos sectores, empezando por nuestras relaciones laborales.

En esos setenta años nos hemos movido hacia la economía de mercado, pero arrastrando los pies. Ni élites ni masas creían en su superioridad productiva y, mucho menos, en su superioridad moral. Como mucho, la aceptaban como un mal menor.

Imitamos a Europa porque queríamos ser ricos y sentirnos superiores; pero nunca estuvimos convencidos de la bondad de sus métodos. Mucho europeísta incluso tergiversa el modelo europeo, exagerando su estatismo y menospreciando el papel del mercado y la competencia. Sucede así, de forma obvia con las caricaturas escandinavas que proclaman nuestros socialistas y neocomunistas. Luego se sorprenden cuando el Gobierno socialdemócrata sueco quiere que la ayuda europea consista en créditos en vez de transferencias.

Ciertamente, desde los años 1950, hemos hecho grandes esfuerzos para modernizarnos. Pero, en cierto sentido, no hemos tenido que decidir nada. Gracias al turismo y la inmigración, la diferencia de nivel de vida era tan visible que, pese a no creer en las condiciones que nos exigían, estábamos dispuestos a cumplirlas.

La historia confirma este reformismo a contrapelo. Hay que remontarse al Plan de Estabilización de 1957, una liberalización impuesta por la inminente quiebra de la Hacienda Pública, con circunstancias internas similares a las de la crisis de 2008. Como Franco, ZP reacciona mal. Y ambos, cual avestruces keynesianos, sólo corrigen el rumbo cuando no les queda un céntimo.

Más tarde, ya en los años 1980, el anhelo indiscutido de entrar en el Mercado Común nos convenció para hacer la reconversión industrial. Pero la hicimos sin reformar el mercado de trabajo. Incluso agravamos su corporativismo, lo que llevó al cierre a gran parte de la industria y ha impedido que se instalaran nuevas empresas. El de Nissan sólo es el lance postrero de una larga serie de empresas que huyen de España porque los precios de nuestros factores de producción están distorsionados, en gran parte por la vigencia fáctica del ordenamiento laboral franquista.

En los 1990, logramos alcanzar los criterios de convergencia de Maastricht y entrar en el Euro gracias en buena medida a que privatizamos varios monopolios públicos. Pero lo hicimos sin antes liberalizarlos, lo que ha lastrado hasta hoy esos mercados con un notorio déficit de competencia.

Por último, en 2012 capeamos de manera similar la crisis que arrastrábamos desde 2008, subiendo impuestos sin recortar el sector público más que de manera transitoria. Hicimos también las reformas que nos exigían, pero siempre en su versión minimalista. Salimos del paso sin apenas fortalecer los cimientos de la economía.

En todos esos episodios, las reformas se han hecho tarde y mal; pero, sobre todo, a regañadientes. Las hicimos porque lo exigían el FMI o Europa; pero sin estar convencidos de que eran, por sí mismas, beneficiosas. Han sido meras decisiones de supervivencia política, contrarias a las convicciones predominantes, tanto entre los gobernantes como en la ciudadanía.

En consecuencia, las reformas han desaprovechado así gran parte de su potencial. Eso cuando no hemos puesto en peligro sus frutos, sembrando dudas sobre su futuro o diluyéndolas, ya fuera mediante sentencias judiciales (como ocurrió con partes de la reforma laboral de 2012), manipulación de los órganos reguladores (el caso de las privatizaciones) o leyes autonómicas de espíritu gremial y feudalizante (unidad de mercado).

Ignoro qué fuerzas generan esta desconfianza respecto al modelo de mercado europeo. Quizá la pretensión de lograr el bienestar sin cambiar nuestro mitificado modo de vida. Quizá el deseo de preservar las rentas de los beneficiarios del statu quo (todo tipo de monopolistas, incluyendo a muchos trabajadores fijos y funcionarios). Quizá esas rentas son las que también gobiernan la demanda en nuestro estrecho “mercado de ideas”. Sea cual sea el motivo, tal parece que queramos la riqueza que produce el mercado sin tolerar la competencia que hace posible obtenerla.

Debemos preguntarnos si esta manera de proceder, además de limitar los beneficios de las reformas, nos ha infantilizado. En la medida en que no hemos tenido que elegir el rumbo, bien podría ser que nuestra “musculatura decisional” esté atrofiada. Somos como ese montañero que pretende ascender a una cima pero insiste en mojar los pies en cada arroyo del camino. Sólo anda cuando se lo exigen. Como era de esperar, el covid-19 nos ha pillado chapoteando, actividad en la que aún perseveraba estos días el más onanista de nuestros emperadores autonómicos.

Tampoco debiera sorprendernos que, tras la crisis del covid, estemos cometiendo los mismos errores. Queremos que Europa nos siga prestando dinero pero sin hacer las reformas imprescindibles para ser más productivos y estar en condiciones de devolver esos préstamos. Haremos las reformas mínimas que nos exijan, que serán justo las que nos permitan evitar la insolvencia. Incurriremos así en casi todos los costes de las reformas pero sin aprovechar, de nuevo, su potencial transformador.

Con franqueza: nuestra estrategia negociadora no existe. Ni existe ahora ni existió en 2012. Más bien es la resistencia propia de un adolescente confiado en que sus padres consientan que se equivoque, a sabiendas de que es él quien pagará las consecuencias. Lo pone bien en evidencia la insólita insinuación del Presidente del Gobierno de que pediría menos dinero para reducir la condicionalidad. Es de temer que para poder gastarlo a su antojo.

La reforma mínima, cuando no negativa, es, por tanto, la opción más probable. Daríamos así continuidad a nuestra conducta de las últimas siete décadas. La buena noticia es que, aunque parte de nuestro actual Gobierno quiera irse de Europa, ya no convencería ni a sus votantes. Por fortuna, los Pirineos nos aíslan menos que el Atlántico.


(*) Catedrático de Organización de Empresas en la Universidad Pompeu Fabra. Barcelona.




Sánchez rechaza lo que Europa le ofrece y se enfrenta al primer gran riesgo de su mandato / Francisco Rubiales *

Sánchez le tiene pánico a la fiscalización y la tutela de Europa porque sabe lo que Europa va a exigirle y porque le resultará imposible negar que existe una profunda desconfianza hacia su política de izquierdas. No quiere, bajo ningún motivo, que la ayuda llegue acompañada de los hombres de negro y que tenga toda la apariencia de un rescate, pero la Europa del norte no está dispuesta a regalar nada a un país cuya economía, duramente influida por el comunismo, es débil, caótica y ruinosa, víctima del capricho y del despilfarro, hostil a la empresa y al capital, cargada de instituciones inútiles, con leyes que espantan a la inversión y el emprendimiento y que tiene que mantener, por deseo de los políticos, un Estado desproporcionado, lleno de lastre inútil, cargado de privilegios para las clases dirigentes, sobre todo para los políticos, que en España tienen más fueros, poder y privilegios que los grandes señores feudales del medievo.

La batalla entre la "cigarra" cantarina española y la "hormiga" laboriosa europea se librará entre hoy y mañana, pero será larga y difícil porque España e Italia se resistirán al cambio, sobre todo España, líder de la opereta y el desastre del sur europeo. Sanchez ya está cediendo en sus arrogantes previsiones iniciales, que eran recibir el dinero sin condiciones, un mecanismo al que él llamaba "solidario", pero que en realidad era ridículo porque carece de sentido entregar dinero a un manirroto despilfarrador sin controlarlo previamente y asegurar a los ciudadanos europeos, que en realidad son los que pagan, que su dinero servirá para salvar un país, no para reforzar el poder de un sátrapa.

Ha bastado que Europa ponga la lupa sobre España y analice lo que ocurre detrás de los Pirineos para que el planteamiento español de dinero regalado sea rechazado con fuerza, como ya le han comunicado a Pedro Sánchez los dirigentes de los países del rigor, encabezados por Holanda y Suecia, que cuentan con el apoyo subterráneo de Alemania, que reprochan a España, entre otras cosas, el deterioro de la democracia y el tamaño del Estado, hipertrofiado, insostenible y lleno de enchufados inútiles y privilegios inmerecidos, además de carecer de rigor fiscal y de no haber sido previsora aprovechando los años de crecimiento y euforia económica para crear un colchón fiscal, reducir su peligrosa deuda y acumular fondos de reserva para situaciones de crisis.

En resumen y en román paladino: Europa quiere que España sea un país serio, democrático y decente, no la boñiga injusta, corrupta e inmoral que es hoy, por obra y gracia de un liderazgo político que no ha dado la talla ni sabido gobernar. Pero como no se fía de que el gobierno de Sánchez cambie y corrija su rumbo despilfarrador, caprichoso y enloquecido, quiere mandar a cambio de entregar dinero y obligar a los políticos españoles a que regeneren la pocilga.

La lista de cambios que Europa exigiría es temible, pero altamente benefciosa para España y su pueblo, aunque represente un durísimo golpe en el hígado a la clase dirigente, que tendrá que cambiar y renunciar a su comportamiento sátrapa si quiere ayuda.

Tendrá que combatir en serio la corrupción, reducir ministerios, agencias, empresas, fundaciones, observatorios, institutos y chiringuitos nacionales, autonómicos y locales, liquidar el clientelismo y eliminar la inmensa red de parásitos que ordeñan el Estado sin piedad, hasta el hartazgo, usando coches oficiales, dietas, dinero negro, ejércitos de secretarias y asesores, todo un abuso de poder protegido por aforamientos y tribunales especiales donde es casi imposible que la corrupción galopante sufra condenas.

Se calcula que hay más de un millón de enchufados de partidos políticos en todo el Estado, incluyendo, por supuesto, cada comunidad autónoma. En Europa creen con razón que esa organización es insostenible, ademas de antidemocrática, injusta e indecente.

El dinero sólo llegará si España se somete a un durísimo purgante Europeo de aceite de ricino, eliminando corruptos, privilegios, instituciones, municipios y miles de lujos y abusos sin sentido, además de fortalecer la democracia real dejando libre a la Justicia y retirando a los partidos ese monopolio obsceno que ejercen sobre el Estado, la sociedad civil y el país entero, hasta el punto de que la única manera de definir hoy a España con rigor es como una "Partitocracia abusiva e inmoral".

Después hay un segundo escalón de reformas que no son condiciones inamovibles y que pueden negociarse, aunque Europa las aconseja con gran interés, como son la unión de varios municipios en uno e incluso el rediseño de algunas autonomías para reducir sus desproporcionados gastos. Por ejemplo, Andalucía, Extremadura, Ceuta y Melilla podrían unirse e integrar una única autonomía. 

Habría que "jubilar" también a cientos de miles de políticos, servidores públicos y enchufados innecesarios, eliminar la financiación de partidos, sindicatos y la lluvia de subvenciones públicas que los políticos utilizan para reforzar su poder y beneficiar a sus amigos, además de un largo etcétera que mis fuentes europeas consideran que ocupan medio centenar de folios seriamente estudiados y redactados por los expertos europeos. 


(*) Periodista español