JERUSALÉN.- Al menos 21 militares israelíes murieron el lunes en una zona situada
en el centro de la Franja de Gaza tras un ataque con granada propulsada
con cohete contra un carro de combate que protegía a un grupo de
soldados que estaban colocando explosivos en dos edificios para su
demolición y el posterior derrumbe de estas estructuras.
El
portavoz del Ejército israelí, Daniel Hagari, ha explicado hoy martes que "las
fuerzas estaban operando en un espacio que separa localidades israelíes
de Gaza, cerca de Kisufim" y ha agregado que se encontraban "a unos 600
metros de la frontera".
Así, ha sostenido que estas fuerzas
estaban encargadas de "eliminar edificios e infraestructura terrorista"
en el área para "crear las condiciones de seguridad adecuadas para el
retorno a sus hogares de los residentes del sur (de Israel)", según un
comunicado publicado por el Ejército a través de su página web.
Hagari ha manifestado que, según las informaciones disponibles en estos
momentos, "una granada propulsada por cohete fue disparada por
terroristas contra un carro de combate que daba seguridad a las fuerzas
y, al mismo tiempo, tuvo lugar una explosión en dos edificios que se
derrumbaron a consecuencia de ello".
"La mayoría de los
militares estaban dentro y cerca de los edificios", ha detallado Hagari,
que ha añadido que "los edificios se derrumbaron aparentemente a causa
de las minas colocadas por nuestras fuerzas en su interior para derribar
los edificios".
"Aún estamos investigando los detalles del
incidente y la causa de la explosión", ha apuntado, antes de añadir que
las fuerzas desplegadas en la zona han participado durante las últimas
horas en esfuerzos para rescatar a los presentes y localizar y evacuar a
las víctimas, en una operación "muy complicada".
Hagari ha
desvelado además los nombres de diez de los muertos en el incidente, una
vez que sus familias han sido notificadas. "Quiero dejar claro que
publicamos información verificada sólo después de informar a las
familias. Detrás de los rumores hay familias que atraviesan sus momentos
más difíciles", ha argüido.
"La guerra tiene un coste muy
grande y doloroso. Estos reservistas, que dieron un paso al frente por
la bandera, sacrificaron lo más valioso de todo por la seguridad del
Estado de Israel y para que todos podamos vivir aquí de forma segura",
ha remachado el portavoz del Ejército de Israel.
Por el momento
ningún grupo ha reclamado la autoría del ataque, si bien las Brigadas
Ezzeldín al Qassam, brazo armado del Movimiento de Resistencia Islámica
(Hamás), han publicado en su cuenta en Telegram un montaje en el que se
puede ver un número 20 explotando y numerosos cascos militares en el
suelo.
Tras el anuncio de Hagari, el
ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, ha hablado de "una mañana
difícil y dolorosa".
"Nuestros corazones están con las familias en su
momento más difícil", ha sostenido en un mensaje publicado en su cuenta
en la red social X.
"Esta es una guerra que determinará el futuro de
Israel durante las próximas décadas. Nuestros soldados caídos nos
obligan a lograr los objetivos de la guerra", ha dicho, antes de
trasladar sus condolencias a los familiares de los militares fallecidos.
Asimismo, el presidente de Israel, Isaac Herzog, ha dicho que se
trata de "una mañana insoportablemente difícil" y ha lamentado que "cada
vez más nombres de los mejores hijos (de Israel) se añadan a las
tumbas de los héroes, en una guerra en la que no hay justicia".
"Las
intensas batallas están teniendo lugar en un espacio extremadamente
desafiante y enviamos fortaleza a los soldados y a las fuerzas de
seguridad, que trabajan con determinación interminable para materializar
los objetivos de la batalla", ha manifestado.
Herzog ha
trasladado igualmente sus condolencias a las familias de los fallecidos,
algo que también ha hecho Benjamin Gantz, miembro del gabinete de
guerra creado en Israel tras los ataques ejecutados el 7 de octubre por
Hamás.
En este sentido, Gantz ha hablado de "una mañana
difícil" y ha pedido "permanecer unidos, recordar el alto precio que
Israel está forzado a pagar por una guerra justa y el noble objetivo por
el que han caído los héroes: asegurar el futuro, lograr la vuelta de
nuestras hijas e hijos y cuidar de Israel para siempre".
Por su
parte, el ministro de Seguridad Nacional, el ultraderechista Itamar Ben
Gvir, ha hablado igualmente de una "mañana difícil y dolorosa" y ha
reseñado que el suceso "deja más claro que nunca" que el Ejército no
debe reducir la intensidad de sus operaciones en la Franja de Gaza.
"Debemos seguir cometiendo, aplastando y arrasando al enemigo nazi en
Gaza, con todo nuestro poder", ha dicho. "La sangre de cientos de
nuestros mejores hijos no fue derramada en vano", ha señalado Ben Gvir,
quien ha abogado por "aplastar y destruir a Hamás y lograr la vuelta de
todos los rehenes", según ha informado el diario 'The Times of Israel'.
De esta forma, ascienden a cerca de 220 los militares de Israel
muertos desde el inicio de la ofensiva contra Gaza, lanzada tras los
ataques perpetrados por Hamás, que dejaron cerca de 1.200 muertos y unos
240 secuestrados --130 de los cuales siguen retenidos--, según los
balances de las autoridades israelíes.
Las autoridades de Gaza,
controladas por el grupo islamista, han denunciado hasta la fecha cerca
de 25.300 muertos por los ataques de Israel, a los que se suman unos
360 palestinos muertos en Cisjordania y Jerusalén Este a manos de las
fuerzas de seguridad israelíes y en ataques por parte de colonos desde
el 7 de octubre.