RIJEKA.-
Rijeka abrió este sábado su año como Capital Cultural de Europa con un
gran espectáculo que celebra su diversidad y con la esperanza de que la
creatividad y el turismo ayuden a la ciudad adriática a reinventarse.
El
espectáculo que inaugura la capitalidad lleva por título Ópera
Industrial y en él participan 150 artistas, incluida una orquesta obrera
y el conocido coro finlandés de gritos "Mieskuoro Huutajat", entre
otros.
La
función, el mayor de los 70 eventos con los que hoy se inaugura la
capitalidad cultural -compartida con la irlandesa Galway- termina con
una estruendosa danza de "campaneros".
Estas figuras carnavalescas pretenden espantar el invierno y traer la primavera y el optimismo a Rijeka y a toda Europa.
"Queremos
mostrar que somos una ciudad abierta, tolerante, europea, con una
historia muy interesante, que en solo 90 años ha estado en seis estados
diferentes", explica el alcalde socialdemócrata Vojko Obersnel.
La
tercera ciudad croata con 130.000 habitantes ha formado parte a lo
largo de su turbulento siglo XX del Imperio Austro-Húngaro, el Estado
Libre de Rijeka, Italia, la Alemania nazi, Yugoslavia y finalmente
Croacia.
Esta
historia, muchas veces traumática, y su carácter portuario y abierto al
mundo, es una de las características de la ciudad que se recoge en el
programa. La capitalidad europea -la primera de Croacia- coincide además
con la primera presidencia semestral croata de la Unión Europea.
"Somos una mezcla de culturas y diferencias y estamos orgullosos de ello", recalca Obersnel, alcalde desde el año 2000.
El
espectáculo inaugural -afirma el regidor- es un homenaje a los obreros
que crearon la ciudad, y con sus juegos de luces y su música punk y rock
típica de Rijeka muestra su carácter rebelde.
Rijeka
-que en croata significa "río" y en italiano tiene el nombre de Fiume-
se muestra orgullosa de sus semáforos con figuras femeninas y sus
paneles de dirección multilingües, los primeros en Croacia. El primer
grupo de rock en la Yugoslavia comunista surgió aquí y su ambiente
alternativo sigue siendo una de sus señas de identidad.
Dentro
de Croacia es conocida por sus carnavales, parte de su legado
veneciano, pero también por sus proyectos artísticos provocadores que
contrastan con el conservadurismo que rige en un país en el que la
Iglesia católica tiene una gran influencia.
Otra
muestra de su diversidad es que cuenta con el santuario mariano croata
más antiguo, Trsat, así como con la mezquita más bella de Croacia y una
de las tres únicas del país.
Durante
la Segunda Guerra Mundial Rijeka fue un foco de resistencia
antifascista y desde la independencia de Croacia (1991) nunca ha sido
gobernada por la conservadora y nacionalista Unión Democrática Croata
(HDZ), que domina la política del país.
Tras
el derrumbe de sus industria naviera a final del siglo pasado y la
caída del comercio en el puerto por la guerra en Yugoslavia, la
población de Rijeka disminuyo de unos 180.000 a 130.000.
Ahora
la ciudad se ha orientado al turismo, los servicios y la tecnología. Y
espera que esta capitalidad cultural suponga un impulso.
El
programa del año cultural abarca más de 650 eventos con la
participación de artistas de 55 países, resume la directora de
"Rijeka2020", Emina Visnjic.
"Si
viene a Rijeka, en cualquier momento del año tendrá la oportunidad de
ver al menos dos exposiciones, probablemente una obra de teatro o un
concierto y muchas otras cosas", afirma.
Los
proyectos han sido ideados para incluir la participación ciudadana y,
en este aspecto, destaca el programa "Las 27 vecindades", que une a
localidades de las islas, la costa y la franja del interior con otros
lugares de países europeos.
Así,
Malinska, de la isla de Krk, abrumada por una urbanización y un turismo
excesivos, cooperara en la búsqueda de respuestas creativas con la
compañía Úbiqa, de Bilbao.
La
Universidad de Rijeka en cooperación con la de Barcelona ha presentado
en su campus la exposición titulada "La cultura del recuerdo y la Guerra
civil española". Numerosos brigadistas de la antigua Yugoslavia
lucharon por la República española.
Entre
los proyectos mas llamativos figura una exposición de obras poco
conocidas del pintor modernista austríaco Gustav Klimt, incluidas
algunas creadas por el artista para el teatro de Rijeka.
Entre
los conciertos destaca el de la primera banda de rock de robots en el
mundo, "Compressorhead", de Berlin, y de la diva de opera letona Elina
Garanca.
A
los ciudadanos les ha alegrado especialmente la renovación de un
antiguo complejo industrial abandonado en el casco antiguo y su
conversión en un centro cultural con una gran biblioteca y varios
museos.
"Las
rutas de los Frankopani" prevé también la renovación de una veintena de
antiguos palacios y monumentos de esa familia de nobles croatas de la
Edad Media.
Y
no hay que olvidar que se celebrarán diversos festivales gastronómicos
en este puerto ya conocido por sus sabrosos platos de pescado.
Antes
de la capitalidad europea, la última gran inversión en cultura fue en
1976 para un museo. Muchos ciudadanos muestran su ilusión de que este
evento sirva para modernizar y traer aire fresco.
Uno
de los símbolos de la ciudad, el gran astillero "3.maj", que en el
pasado empleaba a mas de 7.000 obreros, hoy languidece con unos 700 que
luchan para evitar el cierre este año.
"Hace
unos decenios ante este puerto se veían siempre anclados 30 o 40 barcos
en espera de la carga o descarga, y hoy, mire: ¡ninguno!", lamenta Ivan Gianni Vuljanic, de 72 años, técnico en la antigua fábrica de
torpedos.
En
el melodioso croata italianizado local Vuljanic cuenta que la
capitalidad cultural ha sido bien acogida y que muchos ciudadanos han
participado activamente.
"Al
comienzo se contemplaba con escepticismo, la gente no se lo podía
creer. Estamos acostumbrados a que el Estado nos trate mal, nos
considera la "Rijeka roja". Si no fuera por la UE nunca habríamos ganado
esta capitalidad", sostiene el jubilado.
Precisamente,
varios proyectos del año cultural han despertado protestas de la
derecha. Entre ellas la reinstalación temporal en mayo de una estrella
roja en un céntrico edificio -en recuerdo de los partisanos- por la
liberación de la ciudad de la ocupación fascista italo-alemana.
"No
comprendo que el recuerdo de los que dieron su vida por la libertad de
Rijeka sea tomado como una 'provocación izquierdista', declara el
alcalde Obersnel.
También
se ha criticado la reconstrucción del barco "Galeb" (Gaviota) del
exlider comunista yugoslavo Josip Broz "Tito" como museo flotante, con
restaurante y hostal, para finales de 2020.
La
directora de "Rijeka2020", Emina Visnjic, prevé que Galeb ilustre la
historia de Rijeka y que sea "una de sus principales atracciones
turísticas" cuando se abra al público.
El
barco primero fue una nave comercial italiana, luego paso a ser un
crucero del régimen fascista y fue hundido ante Rijeka en los bombardeos
de los aliados en 1944, más tarde se reflotó para servir a la armada
yugoslava y después se convirtió en un yate de lujo con el que Tito
recorrió entre 1953 y 1979 casi una veintena de países.
La
agitada historia de este barco, hundido, reflotado y ahora en proceso
de renovación, es una metáfora de los avatares de Rijeka y sus ansias
por modernizarse.