SANTIAGO.- Los gigantescos daños
sufridos por el Metro de Santiago tras la serie de protestas sociales
superan los 300 millones de dólares y habrá estaciones y líneas que
tardarán meses en volver a quedar operativas, afirmó este domingo el
presidente de la compañía.
Eje del transporte público de la
capital chilena, con casi tres millones de pasajeros por día, sufrió
"una destrucción brutal", según afirmó a Canal 13 Louis de Grange,
presidente de la compañía estatal, foco de las violentas manifestaciones
callejeras que estallaron el viernes debido al alza de las tarifas en
el horario punta.
Al menos 78 estaciones del ferrocarril metropolitano
sufrieron destrozos y algunas de ellas resultaron completamente
destruidas. Tres vagones fueron completamente quemados, mientras que
otros tres presentan severos daños. Los costos económicos de la
destrucción "están superando los 300 millones de dólares", agregó de
Grange este domingo.
Las líneas 4 y 4-A, que van hacia el sur
oriente de Santiago, son las más afectadas y podrían tardar meses en
quedar nuevamente operativas.
El ferrocarril metropolitano cerró
todas sus operaciones la tarde del viernes, cuando varias de sus
estaciones ardían en medio de las protestas sociales. Este fin de semana
permaneció cerrado y aun no está claro si volverá a operar
-parcialmente- a partir de este lunes.
La prioridad, de acuerdo a
de Grange, es volver a hacer funcionar la Línea 1, que cruza de este a
oeste Santiago y moviliza cada día al 40% de los pasajeros.
Un veintena de autobuses también fueron quemados en las manifestaciones.
Las
movilizaciones estallaron tras el alza de 800 a 830 pesos en el pasaje
de horario punta del Metro, un incremento que fue congelado la tarde del
sábado por el presidente Sebastián Piñera.
Tres muertos pese al toque de queda
Las violentas manifestaciones en varias ciudades de Chile dejaron al
menos tres muertos en la madrugada del domingo, pese al toque de queda
impuesto por los militares en Santiago y otros dos polos urbanos para
contener protestas por el alza del transporte, que derivaron en saqueos
masivos y enfrentamientos.
El presidente chileno, Sebastián Piñera, suspendió el sábado un alza
del pasaje del tren subterráneo que detonó las manifestaciones en la
capital que luego se esparcieron a otras ciudades del país.
La
restricción de movimiento y reunión, que se aplicó en Santiago por
primera vez desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet, no detuvo
las acciones de fuerza durante la noche con nuevos incendios y saqueos
de establecimientos comerciales.
Los militares recorrieron las
calles en tanquetas y otros vehículos pesados, sobrevolados por
helicópteros, tratando de evitar nuevos incendios en la red de trenes
subterráneos, la más moderna de América Latina, que podría tener algunas
líneas paralizadas por hasta cuatro meses, dijo Louis de Grange,
presidente de directorio de metro.
En una populosa localidad del sur de Santiago, tres personas murieron por un incendio tras el saqueo de un supermercado.
“Lamentablemente
tenemos que informar que tenemos tres fallecidos en ese incendio que
claramente nos duele muchísimo”, dijo la gobernadora de la capital,
Karla Rubilar.
La dirigente informó también que LATAM Airlines y
Sky Airline tuvieron que suspender vuelos debido a que su personal no
logró llegar al aeropuerto, generando congestión en la terminal que
sirve a la capital.
La capital no contaba con transporte público
el domingo, ya que además de la suspensión total del metro, el sistema
de buses en superficie detuvo su operación casi por completo tras la
quema de decenas de vehículos en las calles.
Walmart Chile confirmó que cerraría sus tiendas en todo el país tras
sufrir daños en 60 establecimientos en Santiago y sus alrededores,
Valparaíso, Antofagasta, Calama, Concepción, San Antonio y Temuco.
Varios
centros comerciales, cines y teatros de la capital anunciaron la
suspensión de actividades durante el domingo para garantizar la
seguridad de trabajadores y público.
Cuatro muertos más
El peor estallido social
desde el retorno de la democracia en Chile hace casi tres décadas se
intensificó este domingo con violentos enfrentamientos entre
manifestantes y fuerzas de seguridad y saqueos que dejaron al menos
siete muertos y casi 1.500 detenidos.
"No nos engañemos. Estamos
enfrentando una verdadera escalada que sin duda es organizada para
causar un grave daño a nuestro país y a la vida de cada uno de los
ciudadanos", dijo el ministro del Interior, Andrés Chadwick, en un
mensaje en el palacio presidencial de La Moneda la noche del domingo
El ministro confirmó la muerte de siete personas el
domingo, todas en saqueos: dos en el incendio de un supermercado y cinco
en el de una fábrica téxtil.
El caos se extendió al aeropuerto
de Santiago, donde cientos de vuelos fueron cancelados. Miles de
personas esperaban en las terminales la reprogramación de sus vuelos,
durmiendo en los pasillos, a los que empezaron a sumarse quienes
llegaban a la capital y preferían no trasladarse a sus alojamientos en
pleno toque de queda.
"No hay autos para ir a Santiago y se
acabaron las bebidas de máquinas expendedoras. El hotel se llenó y se
acabó la comida", explicó el usuario @renenaranjo en Twitter.
Los
estudiantes llamaron a nuevas movilizaciones para el lunes y se prevé
una gran dificultad en los traslados, al mantenerse gran parte del metro
cerrado por los daños sufridos en 78 de sus estaciones y vagones, en
destrozos valorados en más de 300 millones de dólares por el presidente
de esta empresa estatal, Louis de Grange.
El centro de Santiago
ofrecía imágenes dantescas de destrucción, con semáforos en el suelo,
restos de autobuses quemados, comercios saqueados y miles de piedras y
palos sobre las calles.
"Es muy triste todo lo que está pasando,
pero la gente está indignada porque no la escuchan", dijo
Antonia, de 26 años, en el corazón de la capital.
El saldo de
estas revueltas sociales sin precedentes desde el retorno a la
democracia en Chile, en 1990, sumaba este domingo 70 hechos de violencia
graves, entre ellos 40 saqueos, según Chadwick, que obligaron a los
vecinos a organizarse para proteger sus casas.
Dos personas fueron
también heridas graves a bala en un incidente con una patrulla militar
de madrugada y la Fiscalía informó de 1.462 detenidos en todo Chile.
Ante
la virulencia de las manifestaciones y el pillaje, las autoridades
decretaron por segundo día un toque de queda, aunque adelantaron el
inicio de la medida para las 19:00 locales (22:OO GMT), en medio del
"estado de emergencia" que fue extendido ahora tambien a ciudades del
norte y sur de Chile.
"Estén en calma y estén todos en sus casas", instó al
anunciar la medida el general Javier Iturriaga, jefe militar a cargo de
la seguridad tras la instauración del estado de emergencia en Santiago
tras el inicio de las protestas el viernes.
Las
manifestaciones estallaron por el aumento del precio del pasaje del
metro -medida que el gobierno luego revirtió- y eran inimaginables hasta
hace solo algunos días, cuando el mismo presidente Sebastián Piñera se
refería a su país como un "oasis" de estabilidad.
En ese contexto,
los tres poderes del Estado buscaron dar una señal de unidad con un
encuentro este domingo entre sus máximos exponentes en el palacio
presidencial de La Moneda.
"La democracia no solamente tiene el derecho, tiene la obligación de
defenderse usando todos los instrumentos que entrega la propia
democracia y el estado de derecho para combatir a aquellos que quieren
destruirla", dijo Piñera tras la reunión.
Manifestantes
encapuchados se enfrentaron durante casi todo el día con efectivos
policiales en la céntrica Plaza Italia de Santiago, fuertemente
resguardada por policías y militares.
"El pueblo unido jamás
será vencido", gritaban a coro los manifestantes aquí, rememorando una
consigna que se hizo popular durante las protestas contra la dictadura
de Augusto Pinochet (1973-1990).
En el barrio de Ñuñoa, unas 5.000
personas se manifestaron pacíficamente por varias horas, con cánticos
festivos y gritos en contra del gobierno de Piñera. Muchos incluso
desafiaron el toque de queda y sigueron manifestándose.
Pese a que el disparador fue el aumento de la tarifa del
metro, las protestas se fueron haciendo eco de otras reivindicaciones en
una sociedad que incuba desde hace años un gran descontento, y se
fueron extendiendo a otras ciudades como Valparaíso y Concepción.
Al grito de "basta de abusos" y con la consigna "ChileDespertó" en
las redes sociales, los manifestantes reclaman contra un modelo
económico en el que el acceso a la salud y a la educación es
prácticamente privado, con una alta desigualdad social, bajas pensiones y
un alza de los servicios básicos.
En el pequeño comercio que decidió abrir y en algunas gasolineras
habían extensas filas para abastecerse de víveres y combustible ante el
temor de que se genere un desabastecimiento y un mayor caos.
Los
taxis y las diversas aplicaciones móviles de transporte -cuyas tarifas
estaban por las nubes- eran por lo pronto prácticamente la única forma
de movilizarse en esta ciudad de siete millones de habitantes y que
tiene previsto acoger a mediados de noviembre la cumbre de líderes del
Foro de Cooperación del Asia Pacífico (APEC) y en diciembre la cumbre
del clima de la ONU COP 25.