BRUSELAS.- Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea comienzan este jueves la negociación sobre el fondo de recuperación que aspira a movilizar alrededor de 1,6 billones de euros para relanzar la economía una vez superada la crisis sanitaria del Covid-19. Será en una nueva cumbre por videoconferencia de la que no se esperan grandes decisiones en forma de acuerdo sino un primer intercambio sobre las líneas generales de esta estrategia.
La intención del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel,
es que los líderes europeos consensúen las características más básicas
del fondo y encarguen a la Comisión Europea la tarea de elaborar tanto
los detalles de dicho plan de relanzamiento como el nuevo presupuesto de la UE para los próximos siete años (MFF) en el que quedaría integrado.
Aunque
fuentes europeas señalan que todavía es pronto para fijar el tamaño de
este plan, Bruselas ha avanzado en las últimas fechas que debería
alcanzar los 1,6 billones de euros. Según un borrador al que ha tenido
acceso 'Bloomberg', la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, sugerirá a los líderes que el Ejecutivo comunitario salga a los mercados a captar 320.000 millones.
En
cualquier caso, la discusión de este jueves será sólo la primera antes
de que los Veintisiete puedan acordar todos los detalles de este fondo,
algo que fuentes europeas no esperan que suceda al menos hasta junio, a pesar de que los líderes sean "perfectamente conscientes" de que deben actuar "rápido".
A la mesa de los líderes llegan varias propuestas que las capitales han publicitado en las últimas semanas, entre ellas la del Gobierno de Pedro Sánchez que plantea un fondo de hasta 1,5 billones financiado con emisiones de deuda perpetua
que emita la Comisión Europea. Pero esta última idea, y el hecho de que
sea transferida a los gobiernos vía subvenciones y no préstamos, no
cuenta con todos los apoyos necesarios.
El
plan de Sánchez es "extremadamente interesante", según lo ha calificado
un alto funcionario europeo porque recoge "elementos de consenso" entre
los gobiernos europeos en cuanto a que la recuperación "no debe ser asimétrica" y la necesidad de evitar una fragmentación del mercado único.
Sin
embargo, la mutualización de la deuda sigue siendo un asunto
"controvertido" y lo mismo sucede con la idea de que tenga un carácter
perpetuo. "Hay palabras que son difíciles de tragar para algunos Estados miembros", reconocen fuentes comunitarias.
Al igual que Alemania, Países Bajos
no se opone a que Bruselas emita bonos, pero sí a que esta deuda
carezca de vencimientos. "Que la Comisión tenga deuda hasta la eternidad
es un fenómeno extraño, no es el papel de la Comisión", dicen fuentes
holandesas, que se remiten al carácter "tecnocrático" del Ejecutivo
comunitario y defiende que sólo los Estados miembros pueden emitir este
tipo de deuda.
De esta forma, parece claro que la Comisión será la institución encargada de emitir bonos comunes
para financiar el fondo de recuperación, pero el debate radica entonces
en cómo trasferir el dinero a los Estados. España apuesta por
transferencias directas, pero los países del Norte prefieren préstamos
que los países tengan que devolver tras realizar las inversiones
necesarias.
"La mayoría piensa
en el fondo de recuperación en términos de préstamos", explican fuentes
europeas, que prácticamente descartan el planteamiento español de que
los gobiernos no tengan que devolver el dinero a la UE.
España sigue defendiendo la importancia de poner en marcha un mecanismo que permita inversiones masivas y
cuyo gasto "no se traslade a las deudas nacionales de forma
insostenible", destacan fuentes diplomáticas. Para ello es necesario un
"instrumento con potencia de subvención", aunque los préstamos tienen
"otra dinámica de endeudamiento que también puede ser de interés".