PARÍS.- La
pandemia de coronavirus está fragmentando la economía mundial y su
impacto en las empresas y los más vulnerables requerirá medidas
extraordinarias de los Gobiernos, advirtió la OCDE.
La
organización presentó la sombría evaluación en su pronóstico
trimestral, donde anticipó una caída mundial del 6% este año, mayor a la
estimación del Banco Mundial de esta semana. Las cifras se basan en un
supuesto en el que el virus continúa retrocediendo. Una segunda ola, que
según la OCDE es un escenario igualmente probable, podría resultar en
una contracción del 7,6%.
Dado
el impacto ya claro de las restricciones y medidas de aislamiento
relacionadas con el virus, el panorama no es sorprendente. Pero la OCDE
también destacó una profundización de las diferencias creadas por el
virus, que incluye amplias divergencias económicas entre países en
función de la gravedad del brote, los sistemas de salud y la capacidad
fiscal de los Gobiernos para responder. Están emergiendo más
restricciones comerciales, y las medidas de aislamiento han agravado las
desigualdades entre los trabajadores. Los más jóvenes y menos
cualificados se encuentran en primera línea del impacto.
Algunos
sectores se enfrentan a daños a largo plazo -las aerolíneas ya han
anunciado recortes de miles de empleos- por lo que la OCDE también
advirtió que es probable un aumento de las bancarrotas y un período
sostenido de desempleo. Los Gobiernos deben adaptar el apoyo para ayudar
en esa transición y ofrecer protección.
“Para
finales de 2021, la pérdida de ingresos excede la de cualquier recesión
previa en los últimos 100 años excluyendo los tiempos de guerra, con
consecuencias nefastas y duraderas”, dijo la economista jefa de la OCDE,
Laurence Boone.
“La pandemia ha acelerado el cambio desde la ‘gran
integración’ a la ‘gran fragmentación’”.
En
la previsión, la organización anticipa que EE.UU. se contraerá más del
7% en 2020 en un “supuesto de un solo golpe”, mientras que la zona euro
sufriría un golpe del 9%. Italia, Francia y el Reino Unido se contraerán
más del 11%.
Ello
representa un desafío sin precedentes para los Gobiernos, que ya han
gastado miles de millones para mantener a flote las empresas y el empleo
de los trabajadores hasta que se reanude la actividad de sus economías.
La OCDE dijo que los responsables de política tendrán que caminar por
una “cuerda floja” entre continuar proporcionando redes de seguridad
excepcionales y costosas y no quedar atrapados en la restricción de la
actividad durante un largo período.
“Nunca
hemos visto tanta incertidumbre”, dijo Boone. “Eso es lo más difícil en
esta crisis: las cosas tienen que evolucionar semana a semana porque la
situación puede cambiar drásticamente”.
Los
Gobiernos deben prestar especial atención a los más vulnerables, según
el informe. Los jóvenes y los trabajadores de bajos salarios representan
la mayor parte de la fuerza laboral en los sectores más expuestos a
pérdidas de empleo y riesgos para la salud, mientras que los
trabajadores altamente cualificados han podido trabajar en su hogar con
mayor frecuencia.
“En todas partes, las medidas de aislamiento también ha exacerbado la desigualdad entre los trabajadores”, dijo Boone.
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