LOS ÁNGELES.- La diferencia entre moda rápida y moda lenta ha perdido validez, porque ahora todo se ha parado en seco. Montañas de ropa se han ido amontonando en tiendas, centros de
distribución, almacenes e incluso contenedores de transporte durante los
meses de confinamiento por la enfermedad COVID-19 y grupos minoristas
de todo el mundo tratan de averiguar cómo deshacerse de las mercancías
acumuladas cuando vuelvan a abrir sus puertas.
Sus principales
opciones son: guardar las existencias en el almacén, intentar venderlas,
pasárselas a cadenas de precios bajos como TJ Maxx, que venden
productos de marca con fuertes descuentos, o trasladarlas a páginas de
reventa en línea.
Ninguna de las opciones es ideal y todas sirven únicamente para limitar los daños.
Según
dijo el grupo inmobiliario Knight Frank, el exceso de
existencias ocupa una superficie de alquiler a corto plazo para
almacenamiento en Reino Unido de más de 557.500 metros cuadrados desde
que la pandemia golpeó al país en marzo.
Sin
embargo, el almacenamiento sólo es una opción realista para los
llamados productos “básicos” no perecederos, que son más atemporales y
podrían venderse en fechas posteriores si el consumo se recupera. Aquí
se incluirían artículos como ropa interior, camisetas, pantalones chinos
y zapatillas deportivas de estilo clásico.
Las cadenas textiles,
entre ellas el minorista británico Next o la marca alemana de ropa
deportiva Adidas, dijeron que habían apartado estos artículos “básicos”
no colocados con vistas a intentar venderlos el año que viene.
Sin embargo, almacenar montañas de inventarios es arriesgado.
“Esto
no es como el vino que mejora con los años. Tus inventarios empeoran”,
dijo Emanuel Chirico, consejero delegado de PVH Corp, el grupo dueño de
marcas como Calvin Klein y Tommy Hilfiger, en una reciente
teleconferencia sobre sus resultados financieros.
En Estados
Unidos, las ventas de ropa cayeron un 89% en abril con respecto al mismo
mes de 2019, mientras que en Reino Unido se redujeron en un 50% en
comparación con un marzo en el que ya habían sido flojas.
Los
minoristas esperan que con la relajación de las medidas de
confinamiento los compradores regresen a las tiendas y liberen el
consumo. Pero no hay garantías de que las ventas vayan a recuperarse
pronto.
Es probable que la estrategia
de muchas tiendas combine el intento de vender sus productos al público
y también la venta de existencias a grupos de descuento. Esta
combinación dependerá del apetito del consumidor, de la cantidad de
mercancía que las tiendas tengan que mover y de la rapidez con que deban
liberar espacio para las nuevas colecciones.
Los descuentos en
tienda suelen ser una mejor opción, ya que volcar las existencias al por
mayor a grupos de descuento apenas aporta a los minoristas unos
centavos por cada dólar.
El grupo minorista TJX, que comenzó a
abrir sus tiendas TJ Maxx y Marshalls este mes, dijo en mayo que había
una “increíble disponibilidad” de existencias en el mercado.
El
grupo británico Parker Lane, que ayuda a las empresas a gestionar el
exceso de existencias y las asesora sobre la venta de productos a
precios reducidos, procesa ahora al menos el doble de un volumen
habitual de hasta 1,5 millones de prendas al mes, dijosu
fundador Raffy Kassardjian.
“Algunos de nuestros clientes están esperando a que el comercio
minorista abra para medir su rendimiento antes de comprometerse con la
cantidad de existencias que quieren amortizar”, dijo, refiriéndose tanto
a las rebajas en tienda como a la venta de inventario a grupos de
descuento.
Potencialmente es más
lucrativo llevar la mercancía a mercados de reventa en internet, que
cobran una comisión por las ventas, aunque esta opción solo está abierta
en gran medida a las marcas de gama alta.
Tradesy, una
plataforma de reventa de lujo con sede en California, abrió una nueva
unidad de negocio en abril para hacer frente al aumento de las marcas
que buscan vender sus existencias después de que los grandes almacenes
cancelasen pedidos al por mayor, dijo su consejera delegada, Tracy
DiNunzio.
“Varias de estas marcas están dispuestas a dar el salto
en los próximos meses”, dijo, añadiendo que algunas podrían crear su
propia página en Tradesy mientras que otras venderían más discretamente.
La ropa sigue siendo lo primero en lo que los consumidores
estadounidense se aprietan el cinturón según una encuesta de Coresight
Research publicada el 20 de mayo. Los grupos de distribución no
esenciales tienen prevista la reapertura el 8 de junio en Nueva York y
el 15 de junio en Reino Unido.
Hay compradores que incluso están pensando en beneficios rápidos con los sitios web de reventa.
“Vamos
a ver unas rebajas de locura”, dijo Melissa McAvoy, fundadora de la
empresa de eventos Luxury Experience & Co, que vive en la famosa
zona residencial de Calabasas en Los Ángeles.
Esta mujer de 43
años dijo que planeaba comprar mercancía con descuento para luego
revenderla a un precio más alto en internet en páginas como Poshmark,
con sede en California, que también gana dinero cobrando una comisión
por las ventas.
“Voy a comprar una tonelada de cosas que usaré una vez o las pondré en Poshmark”, dijo.
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