martes, 2 de junio de 2020

Japón reabre sus lugares turísticos con medidas para evitar un rebrote

TOKIO.- Japón está abriendo sus principales enclaves turísticos aplicando medidas para evitar un incremento descontrolado de casos de COVID-19, como la limitación de aforo adoptada desde este martes por los jardines del palacio imperial de Tokio. 

Estos jardines tokiotas abrieron sus puertas tras dos meses cerrados por la pandemia de coronavirus, aunque por el momento se limitará el acceso a 100 personas al día y se les exigirá llevar mascarilla y se tomará al público la temperatura antes de entrar, según detalles facilitados por la Agencia de la Casa Imperial.


La apertura de los icónicos jardines de la capital japonesa se produce un día después de que la ciudad entrara en la segunda fase de alivio de restricciones para prevenir contagios de coronavirus y en torno a una semana después de que el estado de emergencia sanitaria quedara levantado en todo el archipiélago nipón.
En la víspera ya quedaron abiertos otros populares enclaves turísticos del país, como la torre Skytree de Tokio, que ha reducido horario de visitas y el uso de ascensores; el templo Todaiji de Nara, famoso por su estatua de Buda de 15 metros de altura; o el Museo de la Paz de Hiroshima, todo aplicando controles de temperatura y con un llamamiento a los visitantes para que ejerzan distanciamiento.
Mientras que el operador del parque de atracciones Disneyland Tokyo ha anunciado que sus instalaciones permanecerán cerradas por el momento pese al levantamiento de la alerta sanitaria, Universal Studios Japan, en Osaka, ha señalado que abrirá sus puertas el próximo 8 de junio, aunque con restrictivas medidas de acceso.
Sólo los residentes de la prefectura de Osaka que tengan un bono anual o especial para el parque podrán entrar, dentro de un aforo limitado, mientras que a partir del 19 de junio se ampliará el acceso a los visitantes que residan en las otras seis prefecturas de la región de Kansai.
La reapertura de estos lugares comienza mientras Japón mantiene un veto migratorio sobre más de 110 países por la pandemia, que podría empezar a levantar progresivamente este mismo mes. 

La pandemia atrapa obras de Picasso, Miró o Dalí de un museo español

La mayor colección itinerante actual del Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC) —entre las que se incluyen obras de Picasso, Miró o Dalí— se encuentra confinada en un almacén de Tokio después de la cancelación de su exposición en la capital japonesa por la pandemia de coronavirus.
Debido a la falta de vuelos por la situación sanitaria global, ni los organizadores japoneses de la exposición pueden devolver las obras a España ni los técnicos de la MNAC pueden verificar en persona el buen estado de estas.


La jefa de Registro y Exposiciones de este museo de Barcelona, Susana López, explicó en una entrevista telefónica que desde Japón les han dado todas las garantías de seguridad y climatización para certificar el bienestar de las obras.
“Cada semana, la empresa que la tiene guardada nos envía los registros de la temperatura y la humedad. Nosotros los pasamos a nuestro departamento de conservación preventiva para que revisen que todo es correcto y las obras están en unas condiciones adecuadas. No se han olvidado de ellas”, indicó López.
La colección formaba parte de la exposición “Barcelona, la ciudad de los milagros artísticos”, que se inauguró en la Galería de la Estación de Tokio el 8 de febrero y fue suspendida veinte días después por la indicación del gobierno nipón de clausurar espacios de gran afluencia para evitar contagios.
La galería se mantuvo cerrada hasta pasar la fecha prevista de cierre de la muestra, el 5 de abril, por lo que los organizadores japoneses desmontaron esta exposición y la guardaron en un almacén.
“Les ofrecimos ampliar el préstamo más tiempo, como ya hemos hecho con otras obras que tenemos en préstamos en otros lugares. No fue posible. Nosotros no sabemos si fue una cuestión económica o si por los compromisos que ya tenían después”, destacó López.
Para el desmontaje de una exposición de este calibre, el MNAC envía habitualmente a dos supervisores de su equipo para comprobar que el proceso es el correcto, pero en esta ocasión fue imposible y certificaron el estado de las obras mediante fotografías de alta calidad que les remitían desde la galería.
“Hay obras que son muy fáciles de desmontar, pero esta exposición tiene lámparas, cerámicas o muebles. Tienen puntos más frágiles que otros, hay que saber por dónde cogerlas”, detalló López, que sin embargo afirmó que estaban “muy tranquilos” por la profesionalidad de los japoneses.

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