PARÍS.- Tras
una semana de movilización del frente sindical contra la reforma de las
pensiones presentada por el Gobierno francés, el primer ministro,
Édouard Philippe, abrió este jueves vías de diálogo para distender una
situación que mantiene el país en parálisis parcial.
A
través de un mensaje en la red social Twitter, el jefe del Gobierno
anunció contactos con todos los responsables sindicales, poco después
que desde Bruselas, donde participaba en la cumbre europea, el
presidente, Emmanuel Macron, pidiera "concertación".
La
mano tendida aparece como la única salida al bloqueo actual, que se
encarna sobre todo en los transportes, el sector más afectado por los
paros, y cuyo efecto de parálisis afecta a millones de personas todos
los días.
El
Gobierno busca una salida al conflicto y, aunque no está dispuesto a
renunciar a lo esencial, considera que hay materia para el diálogo con
los sindicatos.
Un
día después de que Philippe anunciara los detalles de la reforma,
ningún sindicato se mostró satisfecho y todos participarán en la jornada
de manifestaciones del próximo martes.
Pero
esa unidad sindical de fachada esconde importantes divisiones internas
que pueden permitir al Ejecutivo abrir grietas entre los opositores a la
reforma.
Mientras
que la CGT, el sindicato mayoritario entre los trabajadores de los
transportes públicos, pide la retirada total de la reforma como
condición para sentarse con el Gobierno, la CFDT, el más importante en
el sector privado, se muestra abierto a la concertación.
El
líder de la CFDT, Laurent Berger, que no se sumó a la protesta hasta el
miércoles tras conocer los detalles de la reforma por boca de Philippe,
aseguró en la televisión "BFMTV" que aprueba buena parte del proyecto
del Ejecutivo, como la supresión de los regímenes especiales que tienen
los trabajadores de los transportes públicos, pero no que se aumente, en
la práctica, la edad de jubilación a 64 años al fijarse ahí la llamada
"edad de referencia", que es uno de los aspectos clave de la reforma y
el que más oposición ha despertado.
El
Gobierno lo presenta como una garantía para que el sistema de pensiones
sea sostenible desde el punto de vista financiero, pero los sindicatos
consideran que, de facto, oculta una elevación de la jubilación desde la
edad mínima de 62 años, que no cambiará.
"En
toda Europa han entendido que para preservar el sistema hay que
trabajar un poco más. Con nuestro sistema de incitación, podemos
equilibrarlo sin retrasar la edad de jubilación", señaló Philippe.
Para
Berger, eso traspasa la "línea roja" que su sindicato se había fijado.
Pero en ese punto, Gobierno y sindicato mayoritario pueden encontrar
terreno de entendimiento para desatascar la situación.
En
cualquier caso, esa "edad de equilibrio" está muy cerca de la actual
media de jubilación de los franceses en el sector privado, por lo que el
margen de negociación es evidente.
El
diálogo que parece menos probable con la CGT, que tiene en su manga la
carta de los transportes públicos y su poder de bloqueo.
De
hecho, su responsable de la federación ferroviaria, Laurent Brun,
advirtió en la emisora "France Info" de que no tiene previsto relajar la
presión ni siquiera durante las fiestas navideñas: "Preferimos algunas
semanas de caos antes que toda una vida de miseria".
Esa
es otra línea de falla del frente sindical, puesto que otras centrales,
sobre todo la poderosa CFDT, piden una "tregua navideña".
"Creo que durante las fiestas (...) hay que dejar a la gente la posibilidad de circular", señaló Berger.
Los
ciudadanos aguantan la respiración, al tiempo que se dividen entre el
hartazgo por los problemas derivados de la parálisis del transporte
público y el apoyo a las reivindicaciones de los huelguistas que revelan
las encuestas.
Algunos
empiezan a pensar ya en cómo pasarán la Navidad con sus familias si
persisten los paros. Por ahora, la situación sigue siendo poco
halagüeña, al menos, hasta el próximo martes, cuando los sindicatos
mostrarán su músculo y quedarán más claras las fuerzas de cada uno.
Para
mañana viernes, el transporte ferroviario seguirá fuertemente afectado
por los paros, advierte la empresa pública de trenes SNCF, que prevé
solo un cuarto de los trenes de larga distancia, tanto de alta velocidad
como convencionales, un 40 % de los regionales y muchas anulaciones en
los internacionales.
Como desde que comenzó la huelga, permanecen suspendidos todos los trenes con dirección a España.
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