jueves, 12 de diciembre de 2019

Según Chile, "no hay excusas" para no llegar a acuerdos en Madrid

MADRID.- Carolina Schmidt, ministra del Medio Ambiente de Chile y presidenta de la cumbre sobre cambio climático de las Naciones Unidas, dijo el jueves que no había excusas para no alcanzar un acuerdo en Madrid ahora que las negociaciones del encuentro entraron a su etapa final. 

“No puede haber ninguna excusa para no llegar a un acuerdo”, dijo Schmidt a los delegados del evento de dos semanas que concluyen el viernes.
“Les llamo a trabajar juntos para dar una respuesta positiva mañana (viernes)”, afirmó la funcionaria.
Chile desistió de ser sede de la cumbre del clima de la ONU este año después de semanas de masivas protestas y turbulencias que afectaron infraestructura pública en sus principales ciudades. Tras el anuncio, España acogió a las delegaciones del encuentro anual que busca establecer acciones concretas para afrontar el calentamiento global.

Las negociaciones se atascan

Las viejas tensiones entre los países sobre el ritmo que se debe imprimir a la lucha contra la emergencia climática y la necesidad de afrontar una reducción más ambiciosa de las emisiones más contaminantes han resurgido hoy, en vísperas de la clausura de la cumbre de Madrid.
Esas diferencias, que amenazan incluso con prolongar la cumbre hasta el sábado para tratar de cerrar un acuerdo que satisfaga a todas las partes, se centran en la futura regulación de los mercados de carbono o las medidas que se deben impulsar para ayudar a los países a diversificar su economía, en aquellos casos en los ésta depende casi exclusivamente de los combustibles fósiles.
Aunque estaba prevista inicialmente como una cumbre “de transición”, ya que la conferencia no tiene que aprobar ningún documento imprescindible para que el Acuerdo de París entre plenamente en vigor en 2020, la cita sí ha cobrado una especial repercusión ante el cada vez más contundente mensaje de los científicos y la sonora demanda social de una acción más ambiciosa.
Los países discuten sobre cómo ayudar a aquellos que tienen una alta dependencia del petróleo a diversificar su economía, pero algunas partes insisten en que no es lo mismo activar mecanismos de asistencia a Estados como Nigeria o Ecuador que hacerlo a otros con un elevado PIB y renta per cápita como Arabia Saudí.
El Acuerdo de París de 2015 compromete a los países a adoptar medidas para que la temperatura del planeta no aumente por encima de 1,5 grados, y las Contribuciones Nacionales Determinadas (los compromisos específicos de cada país) deberían ser revisadas al alza para cumplir esos objetivos.
Pero los países tampoco se han puesto de acuerdo sobre si esa revisión al alza debe completarse en 2020 o si hay plazo hasta 2023 para hacerlo, y las reticencias de algunos a agilizar esa revisión dificulta hoy el acuerdo.
Entre los Estados que más reticencias están mostrando a la hora de agilizar esas Contribuciones Nacionales figuran algunos, como la India, que son especialmente vulnerables a los efectos del cambio climático y que precisamente están padeciendo con severidad sus impactos.
Tampoco hay consenso todavía en los asuntos relacionados con los mecanismos internacionales de “pérdidas y daños” para ayudar a los países más vulnerables frente a la emergencia climática y con escasa capacidad de actuación para afrontarla solos, como pueden ser algunos pequeños Estados insulares, muchas islas caribeñas, Bangladesh o numerosos lugares de África.
Aumentar la ambición climática para dar respuesta a las evidencias científicas y a las demandas sociales es el eje sobre el que pivotan las negociaciones en la cumbre de Madrid, pero cómo se refleja eso en los acuerdos formales y cuándo deben formalizarse los compromisos más ambiciosos distancian a las partes.

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