LONDRES.- Boris Johnson llegó al
poder garantizando que cumpliría con el Brexit y se encamina a la
reelección con la promesa de poner fin a las divisiones que fracturan al
Reino Unido, pese a ser una de las figuras más polarizantes del país.
Alimentando
su imagen de jovialidad y desenfado, durante la campaña electoral
cambió neumáticos de Fórmula 1, esquiló ovejas y cató whisky en Escocia.
Pero aunque es uno de los políticos más populares, este
hombre de 55 años e indisciplinada cabellera rubia atrae también
nutridas críticas por una retórica populista que le valió la comparación
con Donald Trump y una falta de rigor que muchos denuncian como
mentiras.
"¿Importa la verdad?", le preguntó la moderadora durante
un debate electoral. "Creo que sí", contestó Johnson... desatando una
risotada del público.
Pese a todo, los sondeos a pie de urna
señalan que su Partido Conservador se dispone a lograr la mayoría
absoluta necesaria para dar un giro a la situación adversa que vivió
desde su elección en julio en reemplazo de Theresa May.
En sus
primeros meses en el poder encajó numerosos reveses: 21 diputados
conservadores se rebelaron contra él, la justicia anuló por "ilegal" su
suspensión de las labores parlamentarias, perdió moción tras moción y
acabó obligado a pedir un tercer aplazamiento del Brexit pese a haber
dicho que prefería "estar muerto en una zanja".
En
el referéndum de 2016 este gran admirador de Winston Churchill -sobre
el que escribió una biografía- surgió como uno de los principales
defensores del Brexit, pero solo tras realizar un inusual ejercicio.
Columnista del diario
conservador The Daily Telegraph, había preparado un artículo anunciando
que apoyaba la permanencia en el bloque y otro afirmando lo contrario,
lo que alimentó la impresión de que su decisión escondía un cálculo
político.
"Lo único en lo que Boris Johnson cree es en Boris
Johnson", dijo el exdirector general de la Organización Mundial
del Comercio (OMC) Pascal Lamy que conoce a la familia Johnson desde
que Boris era un muchacho que estudiaba en la Escuela Europea de
Bruselas, donde su padre fue eurodiputado.
Conocido popularmente como "BoJo", Alexander Boris de
Pfeffel Johnson nació en 1964 en Nueva York, en el seno de una familia
de políticos, periodistas y celebridades mediáticas.
Uno de sus bisabuelos era turco y fue ministro del último Imperio Otomano.
Y
él siempre lo recuerda cuando se lo acusa de islamofobia. Como cuando
comparó a las mujeres vestidas con burka con buzones de correos, unas
declaraciones que junto a otras le valieron también ser acusado de
misoginia, aunque sus partidarios lo califiquen de simples bromas.
Según su hermana Rachel, de niño quería ser "rey del mundo".
Siguiendo el recorrido clásico de las élites británicas, estudió en las prestigiosas Eton y Oxford.
En
1987 comenzó una carrera de periodista en The Times, que lo despidió un
año después por inventar unas declaraciones. Entre 1989 y 1994, fue
corresponsal del Telegraph en Bruselas, donde escribió artículos que
ridiculizaban las regulaciones europeas.
"No inventaba las
historias pero siempre caía en la exageración", recuerda Christian
Spillmann, periodista de la AFP en Bruselas en esos años.
Elegido
diputado en 2001, perdió un puesto en la cúpula conservadora tres años
después por mentir sobre una aventura extramatrimonial. Uno de los
varios escándalos personales de un político que no quiere decir cuántos
hijos tiene... además de los cuatro reconocidos.
Divorciado dos veces, ahora vive en Downing Street con su novia, Carrie Symonds, de 31 años.
Adquirió
rango de estrella tras ser elegido alcalde de Londres en 2008 y, aunque
se le achacan algunos proyectos desastrosos, brilló por los exitosos
Juegos Olímpicos de 2012.
En la mente de todos quedó una imagen
del alcalde Johnson, atascado en una tirolina durante los Juegos y
agitando una banderita mientras esperaba que le descolgaran, una
situación ridícula que gracias a su carisma logró transformar a su
favor.
Fue nombrado ministro de Relaciones Exteriores por May en
julio de 2016. Se lo acusa de haber cometidos graves errores
diplomáticos antes de dimitir dos años después por sus desacuerdos sobre
la estrategia de Brexit.
No hay comentarios:
Publicar un comentario