BUENOS AIRES.- Con alta inflación, recesión y tensiones cambiarias, la
"olla a presión" de la economía de Argentina se ve cada vez más atizada
por la desconfianza respecto de la efectividad del plan económico y la
incertidumbre sobre el resultado de las próximas elecciones
presidenciales.
La actitud cada vez más recelosa de
inversores extranjeros y locales da cuenta de los crecientes problemas
de credibilidad que acechan a Argentina: la economía, golpeada desde
hace un año, no anda bien y muchos temen que vaya a peor.
Cuando el río suena, agua trae y son aguas turbulentas,
con recurrentes períodos de salto en el tipo de cambio que, más temprano
que tarde, se trasladan a los precios de productos y servicios en un
ciclo que no parece tener fin desde abril del año pasado.
El último de estos episodios de febriles compras de dólares en la plaza
cambiaria local ha sido este miércoles, cuando la divisa estadounidense
cerró en un máximo de 44,90 pesos por unidad, en una jornada en la que
otros indicadores dejaron en claro que los inversores dudan de todo y
buscan protegerse, refugiándose en el dólar y deshaciéndose de activos
argentinos.
Así, el índice S&P Merval de las
acciones líderes de la Bolsa de Buenos Aires cayó un 3,82 %, hasta los
29.746,60 puntos, el nivel más bajo del año, mientras que los bonos
argentinos sufrieron bajadas generalizadas, con descensos promedio del
2,5 % en sus cotizaciones en dólares.
En tanto, el
índice de prima de riesgo elaborado por el banco JP Morgan se disparó
este miércoles y superó los 950 puntos básicos, un nivel que no
alcanzaba desde marzo de 2014.
"La crisis de
confianza inversora, con epicentro en los crecientes temores políticos y
los desafíos económicos, sigue castigando con fuerza las cotizaciones
de los activos locales", observó el economista Gustavo Ber, al analizar
cómo los inversores del exterior siguen operando en "modo pánico".
El ruido político en pleno año electoral no ayuda: mientras la
oposición acusa al Gobierno de haber fracasado con el plan económico
puesto en marcha a finales de 2015, el presidente Mauricio Macri asegura
que lo que los inversores temen es que los argentinos opten en octubre
próximo por dar un paso atrás, es decir, volver al un kirchnerismo de
complejísima relación con los mercados.
Aunque los
sondeos no hacen más que medir intenciones de votos divididos entre
Macri y su antecesora, la senadora Cristina Fernández (2007-2015), ni
ésta ha confirmado que competirá en las presidenciales ni ya está tan
claro que el actual mandatario, cuyos niveles de popularidad van en
bajada, buscará la reelección.
Menos claro aún está
en qué estado recibirá la economía quien gobierne Argentina desde
diciembre próximo y qué hará para sacarla de la recesión -el PIB cayó
2,6 % en 2018 y se contraería un 1,2 % en 2019- y bajar la inflación,
que, tras acumular un 47 % en 2018, sigue en niveles altísimos.
El "cono de sombra" incluye además qué hará el próximo Gobierno con el
acuerdo a tres años que en 2018 firmó Macri con el Fondo Monetario
Internacional para conseguir asistencia financiera por 56.300 millones
de dólares y si Argentina tendrá capacidad para afrontar sus compromisos
de deuda en los próximos años.
Demasiadas dudas para
un país con historial de "defaulteador serial" por sus recurrentes y
multimillonarios ceses de pagos y con crisis económicas cíclicas que
espantan inversores y cansan a los argentinos.
Los
economistas esperan más tensiones en los mercados como la de este
miércoles a medida que se acerque el tiempo de las definiciones
políticas: el 22 de junio se sabrá quiénes competirán en las primarias
de agosto y en éstas se definirán los candidatos de las presidenciales
de octubre.
"Si el 22 de junio se confirma finalmente
que la contienda electoral es entre CFK (Cristina Fernández de
Kirchner) y Macri, hay que tener presente que estaríamos eligiendo entre
dos ex mandatarios con pésima reputación y nula credibilidad", afirmó
en un informe Economía & Regiones.
Según esta
consultora privada, "el 70 % de imagen negativa que Macri y CFK tienen
muestra que ambos gobernantes no tienen ni reputación ni credibilidad,
lo cual anticipa que los agentes económicos formen expectativas muy
negativas en relación al futuro".
El humor social
ante el deprimente escenario económico -que incluye pérdida del poder
adquisitivo, desempleo en alza y un nivel de pobreza del 32 %- también
atiza el fuego en el que se cocina un año crucial para Argentina: crecen
las protestas en las calles de las organizaciones sociales y los
sindicatos han convocado a una huelga general para el próximo martes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario