viernes, 1 de marzo de 2019

Los suburbios de Argel a pie de calle contra la "injusticia"

ARGEL.- Nasredin, de 28 años, está desempleado y vive con 40 familiares en una vivienda de tres habitaciones de un suburbio de Argel. Este viernes, como ya hizo la semana pasada, se manifestó con sus amigos del barrio contra "este sistema y la injusticia".

En un suburbio de paredes pintadas con grafitis, el "Barrio de las 500 viviendas", a una decena de kilómetros del centro de la capital, fue construido hace 22 años, sin espacios de ocio para los jóvenes en un país donde la mitad de la población es menor de 30 años.
Nasredin y sus amigos pasan los ratos libres en las redes sociales, donde los llamamientos a manifestarse se han multiplicado desde que se anunció en febrero la candidatura del presidente Abdelaziz Buteflika a un quinto mandato en las presidenciales del 18 de abril.
Como decenas de miles de otros argelinos, ellos se echaron a las calle la semana pasada. Fueron manifestaciones multitudinarias, algo nunca visto desde que fue elegido hace 20 años.
Nasredin y su pandilla de amigos se oponen a un quinto mandato pero también "al sistema" en su conjunto. Protestan equipados con la bandera nacional, y con agua y vinagre contra los gases lacrimógenos.
Hijo menor de una familia de 12 hermanos, Nasredin vive con sus padres, sus hermanos y hermanas, los esposos de éstos y sus propios hijos.
En su casa se duerme "como en prisión, alineados los unos junto a los otros, sin ninguna intimidad". Él sabe de lo que habla. Estuvo dos veces encarcelado (por un total de 8 meses) por, como muchos desempleados, ejercer de "aparcacoches" irregular.
Es una actividad muy frecuente en las calles de Argel. Los "aparcacoches" se apropian de una parte de una calle en la que para poder aparcar los conductores deben darle unas monedas. A cambio prometen vigilar el vehículo.
"Si te expresas vas a la cárcel. Si intentas apañártelas haciendo pequeños trabajos ocasionales, vas a la cárcel. No lo aguantamos más", protesta.
Tras muchos años desempleado, su amigo Yusef, de 34 años, tiene un empleo como agente de seguridad. Pero le falta una vivienda. Su esposa, sus dos hijos y él comparten una habitación en la casa familiar en la que residen otros 16 parientes.
La crisis de la vivienda causa estragos en Argelia pese a los numerosos proyectos inmobiliarios sociales lanzados hace 20 años por el gobierno. Sin sobornos no hay quien consiga un alojamiento de este tipo, denuncian estos jóvenes.
A sus 29 años, Abdenur, un peluquero, corta el pelo a sus amigos aunque por ahora no puedan pagárselo. Lamenta que Buteflika "haya hecho construir para presumir la mayor mezquita del mundo (en Argel)", después de las de La Meca y Medina, en Arabia Saudita.
Un dinero que hubiera sido más útil para "construir hospitales", dicen, porque los dirigentes acuden al extranjero para recibir atención médica. Desde hace cinco días, el presidente Buteflika está hospitalizado en Suiza.
Buteflika ha hecho apariciones públicas en contadas ocasiones desde el ataque cerebrovascular que sufrió en 2013 y que lo dejó en silla de ruedas.
"No estamos en contra de él, está enfermo, que descanse. Estamos en contra del sistema", precisa Yusef.
Para ellos, "lo peor es escuchar" a algunos dirigentes "decir que el pueblo es feliz y que quiere que Buteflika se quede". 
"¡Es falso!", afirman Nasredin y sus amigos al mismo tiempo.
"Por falta de esperanza, muchos jóvenes optan por la harraga (emigración clandestina), la droga o el salafismo", explica el sociólogo Nacer Djabi.
Amin, de 23 años, un soldador desempleado desde hace cuatro años, lo tiene claro: "a la primera ocasión" se lanzará a la "harraga", la travesía por el Mediterráneo en embarcaciones precarias.
"Porque en Argelia no hay futuro", a no ser que "se rompa todo el sistema, en ese caso tendré un poco de esperanza y podré quedarme".

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