BUDAPEST.- Diputados de la oposición
irrumpieron el lunes en la sede de la televisión pública húngara en
Budapest para exigir la difusión de sus reivindicaciones, que según
ellos están censuradas, en el sexto día de protestas contra el primer
ministro Viktor Orban.
Tras casi 24 horas en el edificio, la
docena de parlamentarios que se habían introducido en los locales de la
televisión pública MTVA aceptaron salir a petición de la policía, aunque
no habían obtenido lo que reclamaban.
"Pisaron la democracia", declaró a la salida uno de ellos,
Péter Niedermüller, del partido liberal DK. "Pero vamos a seguir
movilizados", aseguró ante las 3.000 personas que se desplazaron para
apoyarlos.
Las protestas empezaron el miércoles, con la adopción
de una polémica ley laboral, que ha cristalizado el descontento de una
parte de la opinión contra el gobierno nacional-conservador de Orban. El
domingo estas manifestaciones congregaron hasta 15.000 personas.
Esta
ley autoriza a que los empleadores puedan pedir a sus asalariados hasta
400 horas extras al año —el equivalente de dos meses de trabajo— y
pagarlas en un plazo de tres años. La oposición y los sindicatos
denuncian "una ley esclavista".
Considerada como un punto
neurálgico del poder, la MTVA es acusada de estar manipulada por el
partido Fidesz de Orban y de presentar una información sesgada.
La
MTVA "no es la televisión privada del Fidesz, sino la televisión del
pueblo húngaro, financiada con sus impuestos", afirmaron los
parlamentarios que habían irrumpido en los locales.
"Queremos
hablar de la libertad de prensa y transmitir las demandas de miles y
miles de manifestantes contra la ley esclavista", explicó el diputado y
líder socialista Bertalan Toth.
Por primera vez desde la llegada
al poder de Orban, en 2010, toda la oposición, desde la extrema derecha
hasta los socialistas, pasando por los liberales, se manifestó junta el
domingo, y siguió en bloque el lunes.
A menudo criticado por la
Unión Europea por su estilo autoritario y sus ataques a la independencia
de la justicia y a los medios, Orban no había enfrentado unas protestas
de este alcance desde abril de 2017, cuando unas 40.000 personas se
manifestaron contra una ley dirigida contra la Universidad de Europa
Central, financiada por el magnate liberal estadounidense George Soros.
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