LONDRES.- ¿Qué es el backstop que tanto irrita en Londres? ¿Quién inventó la palabra Brexit? ¿Por qué los británicos hablan ahora de la vía noruega? ¿Algún país se ha ido antes de la Unión Europea? La salida del Reino Unido del club tiene su propia y a veces nebulosa jerga. A continuación, un pequeño diccionario para no perderse.
BREXIT
A estas alturas pocos deben ignorar que Brexit es la suma de las palabras inglesas Britain (Gran Bretaña) y exit (salida). Lo que muchos quizá no saben es cuándo nació el término y quién lo acuñó. El diccionario Oxford atribuye el mérito a Peter Wilding,
director de la fundación europeísta British Influence, quien en mayo
del 2012 ya escribió sobre el peligro de un Brexit, “triste palabra”.
Faltaban ocho meses para que el primer ministro conservador, David
Cameron, anunciara el referéndum, celebrado en junio del 2016. Aunque el
propio Wilding ha restado importancia a su ingenio, ya que sólo copió
la palabra de moda entonces: Grexit, referente a la salida de Grecia de
la UE, que muchos analistas veían inminente. Pero seis años y medio
después, los griegos siguen en el club...
CEREZAS
Tras una humillante cumbre en Salzburgo, en la que los socios europeos tumbaron una propuesta de Theresa May, Donald Tusk,
presidente del Consejo Europeo, publicó una foto en Instagram en la que
se le veía ofreciendo a la premier una selección de pastelitos junto al
mensaje: “Lo siento, no hay cerezas”. La imagen, muy criticada en el
Reino Unido, aludía a la expresión inglesa “ cherry picking”, que
significa quedarse sólo con la parte más beneficiosa para uno mismo.
Es
lo que la UE insiste que no permitirá hacer a Londres: seguir
disfrutando de los beneficios del mercado único sin acatar ninguna de
las obligaciones que este conlleva, como contribuir a las arcas
europeas, aceptar la jurisdicción del Tribunal de Justicia de la UE o
aceptar tanto el libre movimiento de bienes, capital y servicios como el
de personas.
DÍA D
Para poner en marcha su salida de la UE el Reino Unido tuvo
que invocar el artículo 50 del tratado de Lisboa, que da a ambos bandos
un plazo de dos años para negociar los términos del divorcio. El reloj
comenzó a contar el 29 de marzo del 2017, por lo que el día D es
el 29 de marzo del 2019. Hasta entonces Londres podría cancelar
unilateralmente su salida, según acaba de dictaminar el Tribunal de
Justicia de la UE para satisfacción de los antiBrexit.
FACTURA
Abandonar la UE no sale gratis. Si el pacto del Brexit sale adelante, Londres tendrá que pagar a Bruselas alrededor de unos 45.000 millones de euros,
una cifra máxima orientativa aún por concretar. Esta cantidad (que es
la que pedía May y no los 60.000 que quería el negociador de la UE,
Michel Barnier) responde a los compromisos que Londres había adquirido y
están pendientes de pago y a la bolsa de pensiones de funcionarios
británicos de la UE que se retirarán en el futuro.
GROENLANDIA
El Reino Unido será el primer país que abandona la UE, pero
antes lo hizo una isla, la mayor del mundo. Groenlandia entró en la
entonces Comunidad Europea en 1973 como provincia de Dinamarca, pese a
que sus habitantes habían votado en contra. Pero en 1982, tras una
disputa por los derechos de pesca, un 53% de los habitantes de
Groenlandia, ya reconocida como región autónoma, votó a favor de la
salida, que se formalizó en 1985. El resto de Dinamarca siguió en el
club.
NORUEGA
La vía noruega sería una opción si el Parlamento
británico tumba el acuerdo. El Reino Unido saldría de la UE y de la
unión aduanera (lo que le permitiría negociar acuerdos de libre comercio
con terceros países) pero podría formar parte del Espacio Económico
Europeo (EEE), junto a Noruega, Islandia y Liechtenstein. Esto le daría
acceso al mercado único.
La contrapartida: los británicos deberían
aceptar los principios y la legislación europea, habiendo en cambio
perdido la posibilidad de participar en la toma de decisiones. El peor
escollo, sin embargo, es que los países miembros del EEE deberían
aceptar al Reino Unido y Noruega ya ha dicho que no. Este club funciona
por consenso y sus socios temen que Londres boicotee su relación con la
UE.
PORTAZO
Es el No Deal, la salida sin acuerdo. En este caso,
las exportaciones británicas a la UE quedarían sujetas a los mismos
controles y aranceles que tienen otros países. Aunque los brexiters duros
dicen que no hay nada que temer, el impacto puede ser terrible para las
empresas británicas. Habría caos en las fronteras y podría haber
problemas de abastecimiento.
REFERÉNDUM BIS
Los remainers (los contrarios al Brexit) suspiran con la posibilidad de un segundo referéndum
que corrija el error que, a su juicio, cometieron sus compatriotas el
23 de junio del 2016 cuando votaron, por 51,9% a 48,1%, a favor de
abandonar la UE. El último en defenderlo ha sido el ex primer ministro
Tony Blair, este mismo viernes. Theresa May, en cambio, siempre lo ha
descartado, a pesar de que ella hizo campaña a favor de la permanencia.
Según un sondeo de la campaña People’s Vote, un 55% de los británicos
votaría hoy a favor de quedarse.
SALVAGUARDA
La frontera de Irlanda del Norte ha sido el tema más
espinoso. Londres y la UE están de acuerdo en que hay que preservar la
ausencia de una frontera dura entre Irlanda y el Ulster, una de las
bases del acuerdo de paz que puso fin a la violencia. Para el Reino
Unido, preservar su integridad territorial es innegociable.
La
(enrevesada) solución pactada en el acuerdo de salida es el backstop, es
decir, una salvaguarda. Establece que mientras no haya una solución
definitiva todo el Reino Unido se mantendrá en la unión aduanera y
tendrá que acatar que Irlanda del Norte se rija bajo reglas del mercado
común europeo “más profundas”.
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