LONDRES.- El Reino Unido se encamina hacia unas elecciones el próximo 12 de diciembre en las que los británicos decidirán la composición del Gobierno que se encargará de dirigir el desenlace del tortuoso proceso del "brexit".
La Cámara de los Comunes
respaldó este martes el adelanto electoral que buscaba el primer
ministro, el conservador Boris Johson, que parte con ventaja en las
encuestas y tratará de recuperar la mayoría parlamentaria para ratificar
el acuerdo de salida que ha pactado con la Unión Europea (UE).
Aunque la propuesta todavía debe pasar por la Cámara de los Lores, se espera que supere todos los trámites y reciba el asentimiento de la reina Isabel II antes del 6 de noviembre, cuando el Parlamento debe quedar disuelto para cumplir con los plazos que marca la legislación electoral.
El
Partido Laborista, que ha dudado durante semanas si respaldar unos
comicios, se sumó finalmente al resto de las principales fuerzas de la
oposición y apoyó la llamada a las urnas, a pesar de que algunos de sus
diputados habían expresado reservas sobre ese plan.
Estas serán las terceras elecciones generales
en menos de cinco años en el Reino Unido y las primeras que se
celebrarán en pleno invierno desde 1923, en un país que suele convocar
sus votaciones en mayo o junio para que el buen tiempo favorezca la
participación.
La posición de partida favorece a Johnson, que según un sondeo publicado esta semana por la firma YouGov obtendría el 36 % de los votos, frente al 23 % los laboristas, el 18 % los liberaldemócratas y el 12 % el Partido del Brexit.
Con
el país en una encrucijada política sin precedentes en las últimas
décadas, la campaña electoral se prevé sin embargo disputada y compleja.
El eurófobo Partido del Brexit amenaza con restarle terreno a los conservadores con el mensaje de que dos primeros ministros "tories" consecutivos han sido incapaces hasta ahora de cumplir con el mandato del referéndum de junio de 2016, en el que el 51,9 % de los votantes optó por el "brexit".
Johnson,
por su parte, tratará de aglutinar el voto de los partidarios de la
salida de la UE con el compromiso de ratificar un acuerdo en el
Parlamento y materializar la ruptura el 31 de enero, al término de la última prórroga que ha concedido Bruselas, sin permitir más extensiones.
"Los
retrasos están comenzando a dañar seriamente los intereses nacionales.
Las familias y las empresas no pueden hacer planes y el clima de
incertidumbre está corroyendo la confianza en la política", sostuvo el
jefe de Gobierno durante el debate de hoy en el Parlamento.
El
primer ministro ha insistido desde que llegó al poder, el pasado julio,
en que no retrasaría bajo ninguna circunstancia la salida más allá de
octubre y llegó a decir que preferiría estar "muerto en una zanja" antes
que aceptar una extensión.
El
Parlamento, sin embargo, le forzó a enviar a regañadientes una carta a
Bruselas en la que pedía una nueva prórroga, un paso que algunos de sus
rivales tratarán de utilizar previsiblemente en su contra.
El
Partido Laborista, por su parte, defiende la necesidad de negociar su
propio acuerdo de salida con Bruselas y someterlo a un referéndum de
confirmación.
El líder laborista, Jeremy Corbyn,
ha mantenido cierta ambigüedad sobre el "brexit" en los últimos
tiempos, al considerar que en torno a un 30 % de sus votantes son
partidarios de abandonar el bloque comunitario.
La
formación tratará de llevar su campaña más allá del debate sobre la UE,
hacia asuntos sociales, una estrategia con la que en las anteriores
generales, en 2017, logró superar los resultados que pronosticaban las
encuestas.
El Partido Liberal Demócrata
defiende por su parte revocar por completo la salida de la Unión
Europea, así como un segundo referéndum, y espera mejorar con ese
mensaje los resultados de 2017, cuando sumó el 7,4 % de los votos.
En
Escocia, el Partido Nacionalista Escocés (SNP) confía asimismo en ganar
terreno con su propuesta de celebrar dos nuevos plebiscitos, uno sobre
el "brexit" y otro sobre la independencia de la región británica.
Los
partidos de la oposición trataron de aprobar hoy una ampliación de la
franquicia electoral para permitir a los europeos residentes en el Reino
Unido y a los mayores de 16 años que pudieran participar en los
próximos comicios, pero la vicepresidenta de la Cámara de los Comunes,
Lindsay Hoyle, no llegó a someter a votación sus propuestas.
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