CHICAGO.- Estadounidenses: disfruten ese champán francés ahora, porque está a punto de ser más caro. Un
fallo de la Organización Mundial del Comercio a principios de este mes
dio luz verde a EE.UU. para imponer aranceles por 7.500 millones de dólares a
los productos de la Unión Europea. Entre las víctimas se encuentran
algunos productos agrícolas, incluidos vinos de Francia, España,
Alemania y el Reino Unido.
El
impuesto de 25% sobre los vinos significará un aumento de los precios
minoristas en EE.UU. de hasta 15%, según analistas de Rabobank liderados
por Stephen Rannekleiv, estratega mundial de bebidas.
Los
aumentos de precios son “definitivamente lo suficientemente
significativos como para alentar a algunos compradores a considerar
otras opciones”, según el informe, aunque en última instancia los vinos
solo representan 13% del volumen total consumido en EE.UU. Los vinos
nacionales podrían beneficiarse de los consumidores que busquen precios
más bajos, así como los vinos italianos, que escaparon a los aranceles.
En
última instancia, los exportadores afectados pueden aumentar el
contenido de alcohol de sus productos para evitar los aranceles, o
reevaluar sus modelos de negocios para considerar el envío a granel y el
embotellado en el extranjero, según el informe.
Las
guerras comerciales entre EE.UU. y otros países en los últimos dos años
han contribuido a la volatilidad de los productos agrícolas y los
precios de los alimentos al por menor, así como a patrones cambiantes en
el comercio mundial. Los aranceles chinos a la soja estadounidense y
los aranceles mexicanos a la carne de cerdo han contribuido a excesos en
EE.UU., y las tensiones han afectado todo, desde el queso hasta los
tomates.
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