LOS ÁNGELES.- Los bomberos en
California apresuraban sus esfuerzos para contener los incendios que
azotan el estado, antes de que una nueva ola de fuertes vientos de casi
100 km/h golpee la región y avive muy probablemente el fuego.
Miles
de efectivos combaten sin descanso varios focos en el norte y el sur,
aprovechando antes de que cambien las condiciones climáticas al caer la
noche.
El llamado incendio Kincade ya arrasó 30.519 hectáreas, o
305,19 km2, en el condado vinícola de Sonoma, al norte de San Francisco,
donde las llamas están contenidas en un 15%.
El otro gran incendio, el
Getty, se registra en Los Ángeles, cerca de un exclusiva zona
residencial, donde figuras como la estrella de baloncesto LeBron James y
el actor Arnold Schwarzenegger tuvieron que abandonar sus casas y donde
hubo que evacuar el importante museo que le da su nombre a ese fuego.
Hasta ahora ese segundo incendio consumió 265,4 hectáreas y, a lo largo del martes, los bomberos avanzaron en su contención.
"Podemos anunciar que hemos avanzado y que el fuego está
contenido en un 15%", dijo el alcalde Eric Garcetti en una rueda de
prensa. "Estamos 100% seguros que no se expandirá más en terreno".
"No tenemos una llama
viva ahora mismo (...), pero, y es un gran pero, tenemos la situación de
vientos más importante del año en Los Ángeles" con ráfagas de entre 80 y
96 km/h.
El Servicio Meteorológico Nacional emitió alertas de
vientos tanto en el norte como en el sur de California, que combinados
con la baja humedad es el cóctel ideal para alimentar el fuego.
"Solo se necesita una brasa en el viento para comenzar
otro incendio", dijo el jefe de bomberos de Los Ángeles, Ralph Terrazas,
al frente de un equipo de 1.165 efectivos con 170 camiones y 11
helicópteros.
Más de 7.000 residentes están en el área de evacuación del Getty, que ya destruyó 12 edificios y afectó cinco.
Kincade ha destruido 124
inmuebles, incluidos 57 hogares, en tanto 23 fueron afectados. Con los
vientos del martes por la noche, los más de 4.500 bomberos que le hacen
frente se preparan para otra batalla con el fin de evitar que se
expandan las llamas.
Unas 180.000 personas fueron obligadas a
abandonar sus casas en la región de Sonoma, donde el gobernador Gavin
Newsom declaró estado de emergencia. Y las autoridades esperan nuevas
evacuaciones por este fenómeno de viento, que debe durar 24 horas, y
puede empujar el fuego hacia el oeste.
Wade Hoefer, un artista plástico de 71 años, vio su vida
convertida en cenizas luego que el Kincade arrasara con una bodega de
vino donde tenía su estudio y residencia.
"Toda mi vida se perdió
ahí", dijo apuntando con la mano temblorosa la montaña de escombros.
"Solo me queda la ropa que llevo puesta".
Con todo, Newsom destacó que los incendios de este año han sido "relativamente modestos en comparación con años anteriores".
Diez incendios están activos, según el sitio de los bomberos de California (Calfire).
En un intento por reducir el riesgo de incendios, varias
compañías eléctricas, incluida Pacific Gas & Electric (PG&E), la
mayor del estado, vienen implementando cortes del suministro a casi un
millón de usuarios en el norte y el centro de California.
"Hasta 300.000 usuarios
deben estar aún sin luz, lo que significa una semana sin servicio, algo
inaceptable", zanjó Newsom. "Y tiene que ver con codicia, mala gestión y
décadas de una empresa que no se centró en usted y la seguridad
pública, sino en los accionistas".
"¿Pueden estas empresas
resolver este desastre y hacer el maldito trabajo que tenía que hacerse
desde hace tiempo?", siguió el gobernador. "Centrarse en la
modernización, en el soterramiento de la red".
PG&E, declarada en quiebra, ha sido objeto de un
intenso escrutinio pues se sospecha que una de sus líneas de transmisión
pudo haber desatado Kincade. Lo mismo ocurrió en 2018, cuando el mismo
tipo de línea causó Camp, el más incendio mortífero de la historia de
California, con 86 muertos.
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