NUEVA YORK.- El presidente Donald
Trump celebró este martes la buena salud de la economía estadounidense,
coincidiendo con la publicación de un estudio sobre el impacto negativo
de la guerra comercial emprendida por Washington sobre el empleo y la
actividad económica de Estados Unidos.
La economía "superó
ampliamente nuestras expectativas", declaró el mandatario en Nueva York,
durante un discurso en el que defendió la imposición de aranceles
punitivos a otros países, sobre todo a China. "El coste real habría sido
no hacer nada".
En un periodo de recesión para la industria manufacturera
estadounidense, Trump reconoció por primera vez que las compañías del
sector sufrían "tal vez una leve incertidumbre", antes de afirmar lo
contrario: "No hay incertidumbre" y las empresas "no han sido afectadas"
por la actual guerra comercial.
Trump hizo su discurso ante el
Club Económico de Nueva York (un centro de discusión), el mismo día en
que se publicó un estudio encargado por el puerto de Los Ángeles, el
primero del país y uno de los importantes del mundo, sobre los efectos
de la política comercial estadounidense.
Los aranceles aduaneros
impuestos por Washington a las importaciones, principalmente de China, y
las represalias contra los bienes estadounidenses amenazan la actividad
y cerca de 1,5 millones de empleos en Estados Unidos, según ese
estudio.
Según sus autores, la disputa comercial también afecta a
186.000 millones de dólares anuales en importaciones y exportaciones a
través de los puertos.
El estudio toma en consideración los
aranceles adicionales que Estados Unidos impone a bienes chinos
valorados en más de 360.000 millones de dólares, así como los que podría
añadir el 15 de diciembre a más productos del gigante asiático,
estimados en 160.000 millones de dólares.
El inquilino de la Casa
Blanca lanzó el año pasado su batalla comercial contra China, a la que
acusa de tratar de dominar la industrial mundial a través de una
intervención estatal en los mercados, de robo de propiedad intelectual y
otras prácticas.
Hasta ahora la administración ha insistido una y
otra vez en que la disputa comercial no tiene impacto sobre la economía
de su país.
Los economistas coinciden, sin embargo, en que el
crecimiento del Producto Interior Bruto estadounidense se ha frenado por
culpa de la incertidumbre creada por la guerra comercial, que
desalienta a los inversores.
"Todas las
zonas urbanas, suburbanas y rurales de nuestro país se benefician de las
importaciones y las exportaciones que transitan por los puertos de San
Pedro Bay", dice Gene Seroka, director ejecutivo del puerto de Los
Ángeles.
Las mercancías que pasan por el puerto californiano
están valoradas en más de 380.000 millones de dólares, y la actividad
económica que implican crea más de tres millones de empleos
estadounidenses, según un comunicado del puerto.
Seroka afirma que algunas regiones e industrias ya notan "los daños causados a los empleos y los ingresos".
El
estudio muestra que los aranceles impuestos desde marzo de 2018 podrían
provocar costes adicionales de entre 31.000 y 35.000 millones de
dólares, que afectan a los consumidores y a los fabricantes
estadounidenses que necesitan materias primas importadas o algunos
componentes para elaborar sus productos.
Los autores del informe
recuerdan que China, el país al que Washington ha impuesto la mayoría de
sus aranceles adicionales, es la principal fuente extranjera de
suministro y representa el 54% de las importaciones estadounidenses.
Trump anunció el mes pasado un acuerdo comercial con el país asiático, que aún debe ser ratificado.
"Si
no alcanzamos un acuerdo, aumentaremos de forma significativa los
aranceles", volvió a amenazar este martes. "Y haremos lo mismo con los
demás países que nos maltratan", añadió, señalando así a los europeos,
cuyas "barreras aduaneras son terribles".
El presidente no reveló
su decisión sobre la posible aplicación de aranceles aduaneros en el
sector automotor, que tiene pendiente anunciar esta semana.
El
estudio publicado este martes muestra, por último, que los estados
agrícolas más vulnerables ante la guerra de aranceles incluyen bastiones
republicanos como Kansas, Texas y Luisiana, así como estados más
disputados con los demócratas como Ohio y Arizona.
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