WASHINGTON.- La decisión del Gobierno estadounidense de este viernes
de aplazar durante seis meses la posible imposición de aranceles a los
vehículos europeos y japoneses ha dado un respiro al comercio global,
que se veía amenazado por las hipotéticas consecuencias de la amenaza de
Washington.
En una maniobra anticipada, el
presidente Donald Trump dio 180 días más a los negociadores de su
Ejecutivo con la Unión Europea (UE) y Japón para alcanzar un acuerdo
antes de cumplir su amenaza de imponer gravámenes a la importación de
vehículos de sus socios.
"El proceso de negociación será dirigido por el
representante de Comercio Exterior de Estados Unidos, Robert Lighthizer,
y, si no se alcanzan los acuerdos dentro de los próximos 180 días, el
presidente determinará si se deben tomar medidas adicionales y cuáles",
señaló la Casa Blanca en un comunicado.
Trump, anunciaba este viernes que aplazará por hasta seis meses su decisión sobre los aranceles para los automóviles, una política que podría afectar a importantes socios como Canadá, México, la Unión Europea y Japón.
Trump, anunciaba este viernes que aplazará por hasta seis meses su decisión sobre los aranceles para los automóviles, una política que podría afectar a importantes socios como Canadá, México, la Unión Europea y Japón.
Trump
tenía hasta el sábado para anunciar si decidía avanzar con su amenaza
de fijar cargas arancelarias de 25% a los autos importados, un escenario
que preocupa a sus socios comerciales.
Para el presidente estadounidense, el tema del déficit comercial plantea un problema de seguridad nacional.
"La
superioridad militar y en materia de defensa de Estados Unidos depende
de la competitividad de su industria automotriz y de la investigación y
desarrollo que esta industria genera", dijo el ejecutivo en el
comunicado.
Establecer
nuevos aranceles podría perjudicar los ya deteriorados vínculos
comerciales de Washington con sus más importantes socios, ya lastrados
por la decisión del año pasado de imponer aranceles para el acero y el
aluminio.
Desde su
llegada al poder, Trump ha defendido la imposición de gravámenes como
una estrategia efectiva para ganar influencia sobre sus socios durante
las negociaciones en curso sobre tratados comerciales.
Pero el mandatario ha sido alertado por expertos y por la propia
industria automotriz de su país de que corre el riesgo de provocar
nuevos enfrentamientos en el comercio global, tal como ha ocurrido con
su disputa con China.
Sin ir más lejos, la UE ha
anunciado que tiene confeccionada una lista de gravámenes que puede
imponer a la importación de productos estadounidenses como represalia si
Trump aplica su incremento de aranceles a la entrada en el país de
vehículos europeos.
La Comisión Europea ha calculado
que un arancel del 25 por ciento sobre la importación de vehículos
añadiría unos 11.200 dólares al precio de los automóviles europeos en
Estados Unidos.
Sin embargo, el Gobierno de Japón
confía en que Estados Unidos no aplicará limitaciones a la importación
de automóviles nipones, en medio de las fricciones entre ambos países
durante sus negociaciones para alcanzar un futuro acuerdo comercial.
Washington condiciona la firma del acuerdo a que el flujo comercial
automotriz entre ambas potencias esté diseñado para aumentar la
producción y los empleos en las industrias estadounidenses.
Como era de esperar, el Gobierno de EE.UU. ha justificado la
posibilidad de aplicar aranceles a vehículos y componentes de
fabricación europeos y japoneses en que "la defensa y la superioridad
militar" del país dependen de la competitividad de la industria
automotriz y de la investigación y desarrollo que genera.
Ese argumento se desprende de un informe del Departamento de Comercio
que concluyó que las importaciones de automóviles y ciertos componentes
amenazan con perjudicar la seguridad nacional de Estados Unidos, por lo
que el Gobierno decidió estudiar si sancionar esas transacciones.
Además de críticas de la propia industria, estos aranceles han
encontrado una fuerte oposición en el Congreso, incluso dentro del
oficialista Partido Republicano.
La Casa Blanca se ha
negado a suministrar al presidente del Comité de Finanzas del Senado,
el republicano Chuck Grassley, el análisis del Departamento de Comercio
que apoya estas medidas.
"Me alegro de que Trump haya
postergado los aranceles a los vehículos por seis meses pero aún tengo
preguntas sobre la legitimidad de la seguridad nacional como base para
los aranceles a aliados como Japón y la UE", reaccionó este viernes en
Twitter Grassley, que es uno de los senadores republicanos más
influyentes.
El Departamento de Comercio ya aludió a
esas mismas razones de seguridad nacional cuando el año pasado optó por
gravar aranceles sobre las importaciones de acero y aluminio de la UE,
China, Canadá, México, Rusia y otros países.
Además
de ciertos legisladores republicanos y demócratas, la Alianza de
Fabricantes de Vehículos Automotores de EE.UU. ha señalado que "la
imposición de gravámenes sobre los vehículos y repuestos importados
sería un error con consecuencias significativas", tanto para la
industria como para los trabajadores del sector.
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