FRÁNCFORT.- La
presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde,
considera que las medidas monetarias que han adoptado para afrontar la
pandemia de COVID-19 sirven también para salvaguardar el atractivo del
euro.
Lagarde
instó a completar la Unión Económica y Monetaria para aumentar el
atractivo del euro, necesidad que ha quedado evidente en la pandemia.
El
BCE publicó este martes su último informe anual sobre la importancia
internacional del euro, en el que dice que "desde su introducción hace
20 años, el euro ha seguido indiscutiblemente como segunda divisa más
usada globalmente después del dólar estadounidense".
Su uso cayó después de la crisis financiera global, pero volvió a remontar en 2016.
La
importancia internacional del euro está apoyada principalmente por una
Unión Económica y Monetaria más profunda, que incluya avanzar en una
unión de mercados de capital con políticas económicas sanas en la zona
del euro.
"La
reciente pandemia de COVID-19 subraya la urgencia de estas políticas y
reformas, que son fundamentales para aumentar el atractivo del euro
globalmente", dijo Lagarde.
El
BCE ha aprobado compras de deuda y grandes inyecciones de liquidez en
euros para mantener los tipos de interés bajos en todos los países que
comparten la divisa porque al surgir la pandemia se dispararon las
primas de riesgo de algunos países.
"Estas
medidas deberían servir a su vez también para salvaguardar el atractivo
del euro globalmente", según la presidenta del BCE.
El
informe del BCE recuerda que el 13 de diciembre de 2019, los líderes de
los países que comparten el euro hicieron hincapié en que la función
internacional del euro "debería ser proporcional al peso económico y
financiero global de la Unión (Europea)".
La
cuota del euro en los préstamos internacionales subió a finales de 2019
un punto porcentual, hasta el 15,4 %, respecto a finales de 2018,
ajustados los efectos de los tipos de cambio.
La
cuota del euro en los títulos de deuda internacionales bajó (-0,3
puntos porcentuales, hasta el 22,1 %), aunque subió algo en las reservas
de divisas globales (+0,2 puntos porcentuales, hasta el 20,5 %).
El
dólar sigue siendo la divisa de reserva principal, aunque su cuota en
las reservas globales bajó el año pasado casi un punto porcentual, hasta
el 60,9 %, cifra que representa el mínimo desde hace veinte años, a
tipos de cambio constantes.
Esto se debe a que se mantiene la tendencia de "diversificación gradual" de las carteras de reservas.
La
cuota de otras divisas, que no son el euro y el dólar, en las reservas
ha aumentado en 0,7 puntos porcentuales en 2019 por las compras de
activos denominados en yenes, que se considera una divisa en la que se
refugian los inversores en momentos de tensiones, como las tensiones
comerciales que se vivieron el año pasado.
La cuota de yuanes o renminbis en las reservas subió sólo algo menos de 0,1 puntos porcentuales.
Desde
que el yuan se incluyó en la cesta del derecho especial de giro en
2016, el crecimiento de la cuota de renminbis en las reservas ha caído.
Las
reservas en euros del Banco Nacional Suizo aumentaron el año pasado en
20.000 millones de euros porque esta entidad intentó frenar la
apreciación del franco suizo, que también es una divisa en la que se
refugian los inversores en momentos de tensión.
El
valor de los activos denominados en euro mantenidos como reservas por
el Banco Central de Rusia subió en más de 20.000 millones de dólares.
Rusia
fue uno de los países que más vendió deuda del Tesoro estadounidense
entre marzo y diciembre de 2018 para reequilibrar la composición de sus
reservas.
China
y Rusia vendieron juntos en 2018 deuda del Tesoro estadounidense por
valor de 204.000 millones de dólares por la preocupación por las
sanciones unilaterales y las tensiones comerciales, según el BCE.
China
continuó vendiendo deuda del Tesoro estadounidense en 2019, alrededor
de 54.000 millones de dólares, pero Rusia sólo vendió 3.000 millones de
dólares el año pasado.
Japón
y algunos países de la zona del euro aumentaron en 2019 su exposición a
la deuda del Tesoro estadounidense, que sigue manteniendo su atractivo
como activo seguro.
Las compras de oro de los bancos centrales continuaron sin cesar en 2019 porque exploran alternativas a las principales divisas.
El
valor de las tenencias de oro de los bancos centrales aumentó el año
pasado en 280.000 millones de dólares y la cuota de oro en las reservas
aumentó hasta el 12 %.
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