BUENOS AIRES.- El
Banco Central de Argentina perdió casi 1.000 millones de dólares de
reservas monetarias en mayo pasado, pero en los últimos días logró
frenar la sangría e, incluso, reponer algo de los dólares perdidos luego
de imponer mayores restricciones en el mercado cambiario.
De
acuerdo con los propios datos del Banco Central, en los primeros cinco
meses del año Argentina perdió 2.192 millones de dólares de reservas,
pero la sangría se disparó en mayo, cuando se perdieron 979 millones de
dólares.
Los
picos de demanda de dólares no son nuevos en Argentina, donde la divisa
estadounidense es la inversión de refugio favorita para todo tipo de
inversores ante los recurrentes períodos de crisis y el momento actual,
con dos años de recesión a cuestas, el derrumbe económico en medio de la
pandemia de la COVID-19 y la incertidumbre por la renegociación de la
deuda, es uno de ellos.
Tampoco
son novedad las restricciones cambiarias: regresaron con severidad el
año pasado y han dado lugar a una brecha considerable entre el tipo de
cambio oficial (unos 70 pesos por unidad), al que cada vez menos pueden
acceder, y las cotizaciones alternativas, sea a través de los canales
financieros, como la bolsa (114 pesos por dólar), o el mercado informal
(123 pesos).
Estas
diferencias revelan por un lado cuánto está dispuesto a pagar un
argentino por un dólar si no puede comprarlo en la plaza oficial y,
además, acrecientan el apetito por lo poco que se pueda adquirir al
conveniente precio oficial, alentando la demanda y obligando al Banco
Central a vender divisas para sostener la cotización.
Según
un informe de la consultora LCG, en mayo el peso se depreció frente al
dólar en la plaza oficial a una tasa constante del 0,13 % diaria,
"poniendo en evidencia la política del Banco Central de administrar su
nivel".
No
obstante, la política cambiaria se ve bajo presión por la creciente
emisión de pesos para socorrer al Tesoro ante la disparada de gastos en
medio de la pandemia y por el acotado margen de maniobra del Banco
Central para sostener el tipo de cambio, con reservas netas de libre
disponibilidad en niveles mínimos y que, según diversas fuentes
privadas, han perforado el piso de los 10.000 millones de dólares.
Ante
este escenario, las autoridades argentinas vienen dictando varias
medidas para limitar las operaciones tanto en el mercado único libre de
cambios (MULC, la plaza mayorista oficial y a la que acuden, entre
otros, los importadores para saldar sus operaciones), como en los
canales financieros alternativos.
La
más fuerte de esas restricciones se adoptó hace una semana, cuando se
dispuso que si una empresa tiene que pagar una importación o saldar una
deuda en el exterior, primero lo haga con las divisas líquidas que ya
posea y, si necesita acceder al MULC, tendrá que ser autorizada por el
Banco Central y no podrá hacerlo si en los últimos 90 días compró
dólares mediante los canales financieros.
La
medida generó malestar entre importadores, industriales -el 80 % de los
bienes que se importan son para la producción- y el potente sector
agropecuario que, cuando se apresta a iniciar la siembra de trigo, no
sabe si los costes de sus insumos importados los debe calcular al tipo
de cambio oficial o con las cotizaciones alternativas mucho más
elevadas.
Desde
la imposición de esta medida, el Banco Central ha logrado volver a
tener una posición compradora en el mercado y en las últimas cinco
jornadas logró recomponer reservas por 301 millones de dólares, hasta
cerrar este jueves en 42.749 millones.
Con todo, los factores que presionan para una corrección al alza del tipo de cambio oficial siguen latentes.
De
hecho, las cotizaciones alternativas, casi un 70 % más caras que el
precio oficial, son un termómetro de las expectativas del mercado, al
igual que los contratos de futuros de dólar, donde se pacta un valor de
89,10 pesos para fin de año y de 109 pesos para mayo de 2021.
"Argentina
no tiene reservas para enfrentar los meses críticos que se avecinan",
advirtió el economista Salvador Di Stefano, quien explicó que el déficit
fiscal de los próximos meses implicará una emisión monetaria de
"magnitud impensada", dinero que alimentará la demanda de dólares.
Según el experto, "a pesar de no querer devaluar, el Banco Central no podrá tapar el sol con las manos".
"Está
frente a un escenario de alta expansión monetaria, déficit fiscal
extraordinariamente alto y sin financiación externa", advirtió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario