ESTOCOLMO.- La Fiscalía sueca decidirá el próximo
miércoles si decide presentar imputación alguna por el asesinato hace
casi 35 años del primer ministro del país Olof Palme o por el contrario
zanja décadas de investigación sobre un suceso que marcó el devenir de
la sociedad y la política en el país nórdico durante la década y los
años siguientes.
Palme, icono socialdemócrata europeo, murió el 28 febrero de 1986
al recibir un disparo por la espalda cuando salía de ver una película.
Su mujer, Lisbet, resultó herida por una segunda bala.
El ataque contra los Palme desató una investigación policial sin
precedentes pero plagada de errores que ha desembocado en los múltiples
escenarios que se barajan en la actualidad.
Una de las teorías, por ejemplo, apunta que Palme fue asesinado
por miembros de una rama escindida del Partido de los Trabajadores del
Kurdistán (PKK), grupo separatista kurdo enzarzado durante décadas en
guerra con Turquía, que lo considera organización terrorista, según
confesó en 1998 un integrante de la formación.
En otra, la responsabilidad recae en una operación realizada por
varios servicios secretos internacionales, entre ellos el sudafricano.
Sin embargo, tanto la viuda de Palme como su familia siempre
estuvieron convencidos de que el asesinato del primer ministro fue
efectuado por un criminal ordinario: Christer Petterson, identificado
por la mujer durante una rueda de reconocimiento.
Petterson fue condenado en un primer momento en 1989 por el
asesinato de Palme, pero terminó ganando una apelación antes de fallecer
en 2004. Lisbet Palme falleció en 2018.
Dada la situación de los procedimientos, queda en manos del fiscal
jefe del país, Krister Petersson, reabrir el suceso a la espera de la
rueda de prensa del próximo miércoles, donde estará acompañado del jefe
de la investigación policial, Hans Melander.
En cualquier caso, ambos proporcionarán información sobre la
última fase de la investigación, según el comunicado emitido este
viernes por la Fiscalía.
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