LONDRES/BRUSELAS.- La Unión Europea y el
Reino Unido lamentaron este viernes la falta de avances en las
negociaciones sobre su relación posbrexit, tras una nueva ronda de
discusiones, aunque confían en poder alcanzar un acuerdo que satisfaga a
ambas partes.
"No hubo, esta semana, progresos significativos",
señaló el negociador europeo Michel Barnier en rueda de prensa, al
término de cuatro días de negociaciones por videoconferencia.
"No podremos continuar así eternamente", advirtió, y
subrayó que es necesario encontrar un acuerdo con Londres antes del 31
de octubre, "en poco menos de cinco meses", para tener tiempo de
ratificarlo este año.
"No dudo que encontraremos, durante el verano y como muy tarde a principios de otoño, un terreno de entendimiento", agregó.
Su
homólogo británico, David Frost, también hizo alusión en un comunicado a
los avances "limitados". "El tono de nuestras discusiones fue
positivo", consideró no obstante.
"Llegamos a los límites de lo
que podemos lograr a través del formato de negociación por
videoconferencia. Si queremos progresar, está claro que debemos
intensificar y acelerar nuestro trabajo", destacó en un comunicado.
Según
una fuente europea, las negociaciones fueron especialmente difíciles
esta semana cuando se trataron puntos como la pesca o las condiciones de
competencia equitativa exigidas por la UE, especialmente conflictivos.
"Los británicos ni siquiera fingen negociar", dijo.
"No hubo ningún esfuerzo por su parte. Incluso parecía que hubieran recibido órdenes de dar largas", añadió.
"Por supuesto, estamos retrocediendo en algunos temas", lamentó por su parte una fuente próxima a las discusiones.
Así las cosas, la brecha entre ambos bandos sigue siendo
profunda tras esta ronda de negociaciones, la cuarta desde principios de
marzo. El objetivo es hallar un pacto antes del 31 de diciembre, cuando
terminará la transición durante la cual el Reino Unido, que salió
oficialmente del bloque comunitario el 31 de enero, continúa aplicando
las reglas europeas.
Ante esta falta de avances, la "Conferencia
de alto nivel" programada para junio entre la presidenta de la Comisión
Europea, Ursula von der Leyen; el del Consejo Europeo, Charles Michel; y
el primer ministro británico, Boris Johnson, se ha vuelto todavía más
crucial.
El encuentro se realizará, en principio, por
videoconferencia y servirá para hacer balance de las negociaciones y
tratar de impulsarlas.
Una eventual solución consistiría en
prolongar el periodo de transición --y, por ende, la duración de las
negociaciones-- uno o dos años. El Reino Unido tiene de plazo para
solicitar esta prórroga hasta fines de junio, pero los británicos han
rechazado de plano esta posibilidad.
Asimismo, los negociadores podrían decidir acelerar las discusiones durante el verano de cara a firmar un acuerdo en otoño.
"Entramos en un mes supuestamente clave. Sin embargo, estamos en un callejón sin salida", observó una fuente europea.
"No podemos seguir mirándonos como perros de caza. Hace falta un impulso político" que provoque un cambio, añadió.
Sin
embargo, el contexto actual tampoco facilita las cosas. Tanto los
Estados miembros como el Reino Unido están centrados en atajar la
pandemia de coronavirus, por lo que el Brexit ha quedado relegado a un
segundo plano.
Los europeos reclaman un acuerdo amplio que incluya
garantías firmes de que el Reino Unido no desregulará su economía en
materia fiscal, social o medioambiental. Además, exigen que sus
pescadores puedan acceder a las aguas británicas.
Pero Londres,
que tan solo desea un acuerdo clásico de libre comercio que preserve su
autonomía reglamentaria, eventualmente acompañado de acuerdos
sectoriales, juzga que esas demandas son excesivas.
Ante tal
estancamiento, la preocupación va en aumento a ambos lados del canal de
la Mancha, donde cada vez más voces advierten que habría que prepararse a
la posibilidad de que no se halle ningún acuerdo.
Un escenario
así tendría consecuencias catastróficas, como por ejemplo el cierre de
la planta que tiene Nissan en Sunderland (norte de Inglaterra), donde
trabajan 7.000 personas, advirtió el fabricante de automóviles japonés.
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