MADRID.- La grave crisis sanitaria que está causando el brote de coronavirus en
España provocaba las lágrimas de un alto cargo regional el miércoles y
llevaba al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a reconocer que esta
“guerra” conllevará inevitablemente una contracción de la economía
nacional.
Con cerca de 560 muertes, España es el segundo país más afectado de
Europa después de Italia y tiene el cuarto número más alto de casos en
el mundo, con 13.716 según datos oficiales del miércoles.
El
director del Servicio de Salud de Aragón, Javier Marión, rompió en
lágrimas en plena rueda de prensa cuando se le preguntó por la falta de
material médico como mascarillas para los profesionales sanitarios de la
región, según mostraron imágenes de vídeo en medios de comunicación
españoles.
La cifra de infectados en Aragón ascendía el miércoles a 226 casos y 13 muertos.
Entretanto,
la Fiscalía de Madrid abría una investigación en la residencia de
ancianos donde al menos 17 residentes han muerto por coronavirus desde
el viernes.
“No hemos vivido nunca nada igual y nuestra sociedad,
que se había acostumbrado a incorporar cambios que ensanchaban las
posibilidades de conocimiento, disfrute, salud y vida, se encuentra
ahora librando una guerra para defender lo que dábamos por hecho”, dijo
Sánchez en un Congreso de los Diputados prácticamente vacío.
“Resulta
evidente que descenderá el PIB anual como ya ha indicado la Comisión
Europea”, añadió. “(El año) 2020 no tendrá 12 meses, sino 10 o incluso
9, pero la buena noticia es que esta emergencia dependerá de la
paralización de la situación”.
Entre comparecencias, una
limpiadora con guantes y mascarilla subía las escaleras que conducen al
estrado del orador para limpiar barandillas, atril y micrófonos.
Para
evitar la propagación del COVID-19 en la cámara baja española, sólo 28
de sus 350 diputados y cinco ministros escucharon a Sánchez
presencialmente.
Dennys Martin Gómez
Acevedo, un venezolano de 38 años que trabaja para Uber Eats en Madrid,
dijo que aunque es consciente de los riesgos a los que se
enfrenta al seguir repartiendo comida a domicilio en bicicleta en pleno
brote de coronavirus, no puede dejar de trabajar porque su familia en
Venezuela depende de ello.
“Pues sí, siente uno miedo porque no
sabemos lo que implica el virus”, dijo. “La mayoría (de los clientes)
dicen ‘oh gracias, muchacho, por seguir currando, por mantener el país’ y
hay otros que tienen como un poquito más de miedo y te dan
instrucciones en la puerta y dicen ‘aléjate por tu salud, por la mía’ y
entonces hay que entender todas estas situaciones”.
Con la crisis
del coronavirus en aumento, la ministra española de Exteriores, Arancha
González Laya, pidió a los 2,7 millones de españoles que residen en el
extranjero que eviten viajar salvo casos de extrema necesidad, al tiempo
que indicó que ayudará a los extranjeros de visita en España a regresar
a sus países.
Los internos de un Centro de Internamiento de
Extranjeros en Madrid se subieron al tejado e iniciaron una huelga de
hambre para protestar por el fracaso de las autoridades en la contención
del brote, según una carta publicada por una ONG que representa a los
inmigrantes.
El miércoles, la policía requisó unas 69.000
mascarillas quirúrgicas y más de 5.000 gafas protectoras y guantes para
ser transferidos a los trabajadores sanitarios.
La mayoría de
equipos fueron confiscados en puertos y aeropuertos, mientras que la
Guardia Civil se incautó en Zaragoza de más de 1.000 mascarillas que
iban a ser vendidas ilegalmente a través de una subasta por internet.
Las fuerzas de seguridad han detenido a unas 73 personas por infringir las restricciones a la libertad de circulación.
España
pasó de tomar algunas medidas iniciales para combatir la crisis, tales
como la suspensión de clases, a decisiones más drásticas tras declarar
el estado de alarma el pasado fin de semana para reducir al mínimo el
contacto social, cerrando establecimientos y confinando a la población
ante el incremento exponencial de los infectados.
El
martes, España anunció un paquete de 200.000 millones de euros (220.000
millones de dólares) para ayudar a las empresas y proteger a los
trabajadores y otros grupos vulnerables afectados por la crisis del
coronavirus.
El vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de
Guindos, acogió con beneplácito las medidas. “Va en la dirección
correcta y espero que todos lo apoyen”, dijo en una entrevista para
Radio Nacional de España.
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