miércoles, 18 de marzo de 2020

Lágrimas y pesadumbre económica en la "guerra" de España contra el coronavirus

MADRID.- La grave crisis sanitaria que está causando el brote de coronavirus en España provocaba las lágrimas de un alto cargo regional el miércoles y llevaba al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a reconocer que esta “guerra” conllevará inevitablemente una contracción de la economía nacional. 

Con cerca de 560 muertes, España es el segundo país más afectado de Europa después de Italia y tiene el cuarto número más alto de casos en el mundo, con 13.716 según datos oficiales del miércoles.
El director del Servicio de Salud de Aragón, Javier Marión, rompió en lágrimas en plena rueda de prensa cuando se le preguntó por la falta de material médico como mascarillas para los profesionales sanitarios de la región, según mostraron imágenes de vídeo en medios de comunicación españoles.
La cifra de infectados en Aragón ascendía el miércoles a 226 casos y 13 muertos.
Entretanto, la Fiscalía de Madrid abría una investigación en la residencia de ancianos donde al menos 17 residentes han muerto por coronavirus desde el viernes.
“No hemos vivido nunca nada igual y nuestra sociedad, que se había acostumbrado a incorporar cambios que ensanchaban las posibilidades de conocimiento, disfrute, salud y vida, se encuentra ahora librando una guerra para defender lo que dábamos por hecho”, dijo Sánchez en un Congreso de los Diputados prácticamente vacío.
“Resulta evidente que descenderá el PIB anual como ya ha indicado la Comisión Europea”, añadió. “(El año) 2020 no tendrá 12 meses, sino 10 o incluso 9, pero la buena noticia es que esta emergencia dependerá de la paralización de la situación”.
Entre comparecencias, una limpiadora con guantes y mascarilla subía las escaleras que conducen al estrado del orador para limpiar barandillas, atril y micrófonos.
Para evitar la propagación del COVID-19 en la cámara baja española, sólo 28 de sus 350 diputados y cinco ministros escucharon a Sánchez presencialmente.
Dennys Martin Gómez Acevedo, un venezolano de 38 años que trabaja para Uber Eats en Madrid, dijo que aunque es consciente de los riesgos a los que se enfrenta al seguir repartiendo comida a domicilio en bicicleta en pleno brote de coronavirus, no puede dejar de trabajar porque su familia en Venezuela depende de ello.
“Pues sí, siente uno miedo porque no sabemos lo que implica el virus”, dijo. “La mayoría (de los clientes) dicen ‘oh gracias, muchacho, por seguir currando, por mantener el país’ y hay otros que tienen como un poquito más de miedo y te dan instrucciones en la puerta y dicen ‘aléjate por tu salud, por la mía’ y entonces hay que entender todas estas situaciones”.
Con la crisis del coronavirus en aumento, la ministra española de Exteriores, Arancha González Laya, pidió a los 2,7 millones de españoles que residen en el extranjero que eviten viajar salvo casos de extrema necesidad, al tiempo que indicó que ayudará a los extranjeros de visita en España a regresar a sus países.
Los internos de un Centro de Internamiento de Extranjeros en Madrid se subieron al tejado e iniciaron una huelga de hambre para protestar por el fracaso de las autoridades en la contención del brote, según una carta publicada por una ONG que representa a los inmigrantes.
El miércoles, la policía requisó unas 69.000 mascarillas quirúrgicas y más de 5.000 gafas protectoras y guantes para ser transferidos a los trabajadores sanitarios.
La mayoría de equipos fueron confiscados en puertos y aeropuertos, mientras que la Guardia Civil se incautó en Zaragoza de más de 1.000 mascarillas que iban a ser vendidas ilegalmente a través de una subasta por internet.
Las fuerzas de seguridad han detenido a unas 73 personas por infringir las restricciones a la libertad de circulación.
España pasó de tomar algunas medidas iniciales para combatir la crisis, tales como la suspensión de clases, a decisiones más drásticas tras declarar el estado de alarma el pasado fin de semana para reducir al mínimo el contacto social, cerrando establecimientos y confinando a la población ante el incremento exponencial de los infectados.
El martes, España anunció un paquete de 200.000 millones de euros (220.000 millones de dólares) para ayudar a las empresas y proteger a los trabajadores y otros grupos vulnerables afectados por la crisis del coronavirus.
El vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos, acogió con beneplácito las medidas. “Va en la dirección correcta y espero que todos lo apoyen”, dijo en una entrevista para Radio Nacional de España.

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