NUEVA YORK.- Los
pronósticos electorales que usan condiciones económicas en lugar de
encuestas de votantes sugieren que las posibilidades de reelección del
presidente Donald Trump son mucho más altas de lo que sugieren sus
pésimos niveles de aprobación. La economía de
Estados Unidos es estable en general, pero las condiciones en varios
estados disputados continúan deteriorándose, al igual que lo harán las
posibilidades de Trump si esas tendencias persisten.
La
premisa subyacente de estos modelos es que la economía importa mucho
más, y los candidatos, mucho menos, de lo que la mayoría de la gente
piensa. Eso probablemente sea correcto. Trump era impopular entre gran
parte del electorado en 2016, y prácticamente todas las encuestas
convencionales proyectaron que Hillary Clinton ganaría. Por el
contrario, los modelos centrados en la economía pronosticaron una
victoria republicana basada en una pequeña recesión en 2015.
La
intuición es inequívoca: la mayoría de los electores no cambiaría su
voto, ya que simplemente apoyan al candidato de su partido. Los pocos
votantes que están genuinamente indecisos desconocen o son inmunes al
discurso político, y emiten su voto según lo que ven en sus propias
vidas. Ese punto de vista depende del estado de la economía.
La
falla en este conjunto de modelos es que no tienen en cuenta las
variaciones regionales en la economía. También tienden a enfocarse en un
limitado panorama de las condiciones o ignoran la importancia del
Colegio Electoral del país.
Entonces,
¿qué dicen ahora los modelos sobre las elecciones de 2020? Dos de ellos
solo se enfocan en la cuota del voto popular entre los dos partidos
principales. Uno, del economista Ray Fair, une los últimos datos
económicos para analizarlos como una especie de carrera de caballos.
Este modelo muestra una victoria de Trump por cuatro puntos
porcentuales. El otro, de Oxford Economics, proyecta cuáles serán las
condiciones económicas en el otoño de 2020 y prevé una victoria de cinco
puntos para el presidente.
Un
tercer modelo, de Moody’s Analytics, ofrece un análisis más detallado
del voto del Colegio Electoral, pero depende en gran parte de medidas
como los precios de la gasolina y el mercado de valores, que pueden
cambiar drásticamente. Este modelo actualmente predice que Trump podría
ganar hasta 351 votos electorales.
Una
vez más, estos modelos son un valioso aporte a las encuestas puramente
políticas. Dicho esto, una mirada a las tendencias en los estados
disputados más importantes muestra que las perspectivas para el
presidente son mucho más sombrías. Si quiere mantenerse en la Casa
Blanca en 2020, Trump tendrá que mantener al menos tres de los seis
estados disputados en los que ganó en 2016: Michigan, Pensilvania,
Wisconsin, Florida, Arizona y Carolina del Norte.
En
Arizona y Florida, la economía va bien. Ambos estados han experimentado
durante el último año un crecimiento del empleo significativamente
mayor que el promedio nacional. En Florida, en particular, la expansión
laboral ha tenido una tendencia al alza.
Las
cosas son un poco menos auspiciosas en Carolina del Norte. La última
lectura sobre el crecimiento laboral fue sólida, pero parece ser un caso
aislado. En general, el aumento de los empleos en Carolina del Norte
sigue los pasos del promedio nacional, es decir, en descenso, pero lo
suficientemente sólido para lograr una reelección. De modo crucial, si
bien la economía de Carolina del Norte ha dependido tradicionalmente del
sector manufacturo, ha hecho la transición a los sectores de finanzas y
tecnología, áreas que se ven menos afectadas por el comercio mundial.
Es
en Michigan, Pensilvania y Wisconsin donde el presidente enfrenta
problemas reales. El crecimiento del empleo no solo es más lento en
estos estados que el promedio nacional, sino que además está
disminuyendo de forma sostenida. Sus economías todavía están muy
expuestas al comercio, tanto en términos de ventas como de inversión. Lo
que es igualmente importante, los ínfimos márgenes de Trump en esos
estados implican que el presidente tiene poco espacio de maniobra.
Estos
modelos centrados en la economía son una útil lección para quienes
opinan que las malas cifras de Trump en las encuestas y los resultados
de las elecciones parciales de 2018 significan que un demócrata llegará a
la Casa Blanca en 2020. Sin embargo, sería un error subestimar la
debilidad del presidente en la economía en varios estados decisivos en
disputa.
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