BUENOS AIRES.- Las elecciones presidenciales celebradas ayer, domingo, en Argentina
pusieron fin a la etapa de Mauricio Macri al frente de la Casa Rosada,
donde el próximo 10 de diciembre será relevado por el peronista Alberto
Férnandez, tras cuatro años en los que deja una herencia económica
negativa en los principales indicadores y aspectos positivos en algunas
áreas.
Inflación
La inflación fue una de las principales losas que arrastró el
Ejecutivo de Macri, por lo directo de su impacto en el bolsillo de su
consumidor. Durante los últimos dos años, en los que el país entró en
una grave crisis económica, la inflación se disparó, llegando al 47,65 % en 2018, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).
La tendencia alcista se mantuvo en los primeros meses de 2019 y se
recrudeció tras las turbulencias financieras que se desataron después de
las elecciones primarias de agosto, en las que la oposición aventajó al
oficialismo en 16 puntos.
El último mes con datos oficiales, septiembre, fue el peor en lo que va de año, con una inflación del 5,9 % para llegar al 37,7 % en los primeros nueve meses del año.
Las últimas proyecciones privadas que recaba el Banco Central y que
tienen en cuenta los efectos de las severas tensiones financieras de
agosto calculan que la inflación acumulada en 2019 será del 54,9 %, más
del doble del 23 % proyectado en el Presupuesto para este año.
Devaluación
Uno de los motivos que explican la fuerte inflación es la devaluación del peso argentino, otro de los legados negativos de la “era Macri”.
El 9 de diciembre de 2015, un día antes de que asumiera como
presidente, y sujeto por las fuertes restricciones cambiarias que había
dispuesto el anterior Gobierno, el dólar estadounidense cotizaba a 9,75
pesos para la venta según el estatal Banco Nación, mientras que hoy, al
día siguiente de los comicios, abrió su cotización a 65 pesos por
unidad.
En los últimos meses, el Ejecutivo, junto al Banco Central, intentó
controlar el tipo de cambio a través de diversas restricciones y el uso
de las reservas internacionales, que desde agosto se han visto reducidas
en más de 20.000 millones de dólares, otro de los problemas que deberá
asumir Fernández.
Pobreza
A mediados de 2015, en plena campaña electoral, Macri hizo de la pobreza una de sus puntas de lanza, prometiendo llegar a la “pobreza 0” durante su mandato, aunque la realidad fue muy diferente de lo que prometió cuatro años atrás.
En el primer semestre de 2016, según el en ese momento recién reestructurado INDEC, un 32,2 % de los argentinos vivía por debajo del umbral de la pobreza, una tendencia que se redujo en los siguientes meses, hasta que la crisis revirtió este rumbo.
Las últimas cifras sitúan al 35,4 % de las personas en la pobreza, lo
que supone un 25,4 % de los hogares, mientras que un 7,7 % de la
población son indigentes, unas cifras que ponen al país muy lejos de la
pobreza 0.
Desempleo
El empleo parecía uno de los principales aliados de Macri, quien consiguió reducir la tasa de desempleo en los primeros años de su mandato hasta el 8,4 % en diciembre de 2017, dos años después de asumir.
A partir de ese momento la tasa de actividad se redujo y el desempleo escaló hasta llegar al 10,6 % de la actualidad, en un contexto de reducción de la actividad económica, que en agostó registró una caída interanual del 3,8 %.
Deuda
La deuda bruta argentina aumentó considerablemente desde finales de
2015, cuando se situaba en el 52,6 % del Producto Interior Bruto (PIB), hasta llegar al 80,7 % del PIB para el segundo trimestre de 2019, lo que en cifras absolutas implica una deuda 337.267 millones de dólares.
De esta un 42,8 % es con el sector privado, mientras que el 37 % se corresponde a compromisos con agencias del sector público.
En este contexto destaca el préstamo que a mediados del años pasado el Fondo Monetario Internacional prestó a Argentina, cifrado en 56.300 millones de dólares, que contribuyó de manera significativa en el aumento de la deuda.
Déficit fiscal
Una de las condiciones que el FMI puso al Gobierno para concederle el crédito fue
una reducción del déficit fiscal, un guante que Macri recogió y se
comprometió a llegar al “déficit 0” durante el presente ejercicio.
Desde enero hasta julio, último mes con resultados, se registró un
superávit en la cuentas públicas de 34.514 millones de pesos (unos 531
millones de dólares), lo que supone un 0,2 % del PIB, en lo que respecta
al déficit primario, que no computa el pago de intereses.
En cuanto al resultado financiero, que incluye intereses, los siete
primeros meses del año supusieron un déficit del 1,7 % del PIB.
Según los datos del Ministerio de Economía, el resultado financiero en 2015 fue de un déficit del 6,1 % del PIB, por lo que en este apartado la gestión de Macri si cumplió sus objetivos.
Infraestructuras
La política de obra pública es uno de los grandes orgullos de Macri,
quien en repetidas ocasiones durante la última campaña electoral se
vanaglorió de que durante su gestión se lanzó “el plan de
infraestructura más importante en los últimos 65 años”.
Este se centró en mejoras en el servicio de cloacas y suministro de
aguas, autopistas y mejoras en las instalaciones aeroportuarias en lo
que el todavía presidente llamó “la revolución de los aviones”.
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