FRÁNCFORT.- El presidente saliente del Banco Central Europeo (BCE), el italiano
Mario Draghi, dijo este lunes al pasar el testigo a la francesa
Christine Lagarde que la entidad monetaria se ha transformado en "un
banco central moderno capaz de gestionar cualquier reto". El BCE ha
celebrado en su sede central en Fráncfort la ceremonia de despedida de
Draghi a la que han asistido los principales mandatarios europeos.
El presidente saliente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude
Juncker, no ha asistido a la ceremonia porque no debe volar por motivos
de salud, pero sí estuvo presente la presidenta electa de la CE, Ursula
von der Leyen.
Pero en su cuenta de Twitter, Juncker ha recordado “el pragmatismo y
la diligencia con los que Draghi contribuyó a la creación de empleo”.
Han intervenido la canciller alemana, Angela Merkel, y los presidentes de Francia, Emmanuel Macron, e Italia, Sergio Mattarella.
Todos ellos han destacado la determinación con la que Draghi actuó en
un momento de crisis en la eurozona y cómo eso salvó al euro y
garantizó que todos los países siguieran juntos.
En su discurso, a días de que concluya su mandato de ocho años el 31
de octubre, Draghi afirmó: “mi objetivo ha sido siempre cumplir con el
mandato recogido en el Tratado, con total independencia, y llevarlo a
cabo a través de una institución que ha evolucionado en un banco central
moderno capaz de gestionar cualquier reto”.
Draghi ha destacado la transformación del BCE durante la crisis de
endeudamiento soberano de la zona del euro después de que decidiera
aplicar estímulos monetarios mediante la compra de grandes cantidades de
deuda.
Otros bancos centrales mundiales como la Reserva Federal (Fed) y el
Banco de Inglaterra (BoE) habían aplicado también estímulos monetarios
similares para apoyar a la economía tras el estallido de la crisis
financiera en 2007 y la quiebra de Lehman Brothers.
Con estos estímulos monetarios y la inyección de grandes cantidades
de liquidez los principales bancos centrales del mundo quisieron evitar
una Gran Depresión como la que se vivió tras la crisis financiera de
1929, en los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial, y que al final
se quedó en una Gran Recesión.
Y no fue fácil para Draghi porque el BCE tenía un mandato, que es la
estabilidad de precios y no tanto la estabilidad financiera, y tampoco
incluía garantizar la creación de empleo en la zona del euro.
“No hace mucho, la economía de la zona del euro fue marcada por un
nivel de desempleo probablemente no visto desde la Gran Depresión”,
recordó Draghi.
Pero “hoy once millones de personas más trabajan. Ha aumentado la
confianza pública en el euro a su máximo histórico. En la zona del euro
los legisladores reafirman que el euro es irreversible”, dijo con
orgullo Draghi.
Lagarde, en su intervención, también ha hecho hincapié en que fue
Draghi con su determinación quien contribuyó a crear estos años esos
once millones de empleos, cifra que ha sido más importante que el
objetivo de inflación (una tasa algo por debajo del 2%).
Aunque para los economistas más ortodoxos en el Consejo de Gobierno
del BCE, principalmente los alemanes, esa ha sido la gran preocupación
estos años, la tasa de inflación.
El presidente saliente del BCE ha considerado que “el euro es un
proyecto político eminentemente, un paso fundamental al objetivo de una
integración política mayor, que encuentra su justificación económica en
el peligroso estado de las economías europeas” a mediados de los años 80
del siglo pasado, cuando el desempleo había subido del 2,6 % en 1973
hasta el 9,2 % en 1985 y el crecimiento se había debilitado
significativamente en los 12 países que formaron la zona del euro.
Fueron los países más afectados por la crisis de endeudamiento
soberano a partir de 2010 los que han sufrido tasas de desempleo muy
elevadas, superiores al 20 % y llegando al 50 % de la población más
joven en edad de trabajar en Grecia y España en 2013.
Antes de la crisis la tasa de desempleo juvenil en Grecia era del 23 %
y en España del 18 %. En Irlanda se triplicó hasta alcanzar el 30 %.
Mientras en Alemania el desempleo juvenil bajó hasta el 8 % y su
mercado laboral ha dado empleo estos últimos años a jóvenes portugueses,
españoles, italianos y griegos.
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